La mesa redonda sirvió para exponer diferentes puntos de vista sobre la pandemia de coronavirus. | Toni Planells

El IEE clausuró este año el Curs Eivissenc de Cultura con una mesa redonda en la que se abordó la pandemia de coronavirus en las Pitiusas desde diferentes ámbitos. El acto, que también podía seguirse online, se celebró en la sala cultural Sa Nostra Sala, rodeado por la exposición que conmemora el 50 aniversario de la institución ibicenca. Junto a los gegants de Villangómez e Isidor Macabich, siguieron la mesa redonda alrededor de 25 personas, con las medidas de seguridad que ya hemos asumido como rutinarias.

En la mesa moderada por el director del curso, Maurici Cuesta, participaron Mònica Yern Moreno, enfermera y presidenta de la Junta Insular d’Eivissa i Formentera del Col·legi Oficial d’Infermeria de les Illes Balears; Miguel Ángel Riera Planells, delegado episcopal de Cáritas Diocesana d’Eivissa i Formentera, Mari Castaño, coordinadora insular de Cruz Roja Eivissa i Formentera y Maria Àngels Marí, secretaria general de la PIMEEF.

La enfermera fue la primera en intervenir ante las preguntas del moderador. La primera sobre la posibilidad de separar el ámbito personal del profesional al llegar la pandemia. Yern recordó el momento en que empezó todo de golpe, de un día para otro, sin que el sistema sanitario estuviera preparado. Recordó la tensión y el miedo que pasó el personal sanitaro, que les llevó en muchos casos a apartar su vida personal para centrarse en la profesional ante el temor a los contagios miedo al contagio. «Teníamos miedo, también somos personas, el mismo miedo que la sociedad, pero nosotras debíamos responder a la situación dramática. Cada día nos enfrentábamos a pacientes Covid sin ningún tipo de protección, por eso muchas decidimos apartar nuestra vida personal», aseguró la presidenta de la Junta Insular del Colegio Oficial de Enfermería.

En cuanto al pequeño empresariado pitiuso, represantado por la secretaria general de la PIMEEF, explicó como en un viaje el día 9 de marzo vió a alguien en el aeropuerto con mascarilla y le pareció una exageración. A partir de allí relató la escalada de noticias que se fueron sucediendo hasta el momento en el que se tuvo que hablar con el sector empresarial para ver como se iba a afrontar la situación. «Desde el 14 de marzo el BOE se convirtió en la Biblia, cada día leyendo el BOE a las tantas de la noche para poder responder al día siguiente a los socios», recordó Maria Àngels Marí. No fueron pocos los malentendidos de algunos de ellos con las fuerzas del orden en los que Marí tuvo que mediar, «que me han parado y me dicen que necesito un papel para trabajar» puso como ejemplo de la situación caótica del primer momento ante las interpretaciones del BOE.

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Ella tuvo que ir a trabajar a la oficina cada día, y recuerda «sentirse como una delincuente» al desplazarse por las calles vacías con las patrullas de la policía recordando el estado de alarma por los altavoces, «este recuerdo no se me olvidará núnca».

Recuerda como en un primer momento, cuando la escasez de material en el hospital era dramática y tras una llamada del Consell puso en marcha a todos los socios, que aportaron cada uno lo que pudo, mascarillas y todo tipo de material. El caso que más le llamó la atención fue la de un socio que solo podía donar gafas de buceo, que resultaron ser de gran ayuda para el personal sanitario.

Mari Castaño, presidenta de Cruz Roja relató cómo tuvieron que afrontar el reto de cubrir toda la demanda que se les venía encima con la pandemia. No solo los colectivos vulnerables que atienden habitualmente, si no también mucha gente mayor sola en sus casas sin que nadie pudiera visitarles. Considera imposible haber podido separar el ámbito personal del laboral en ese contexto, debido también al miedo y la incertidumbre del momento. Durante el confinamiento tuvieron que repensar la estrategia para afrontar la situación con los recursos con los que contaban, «tubimos que ser muy creativos», confesó Castaño. Se dedicaron a llevar comida a gente a sus casas, gestionaron el centro de confinamiento provisional para personas sin techo y todo tipo de ayudas de las que recuerda la sensación de miedo y a la vez emoción de los voluntarios ante la respuesta de la sociedad, que ofrecía toda la ayuda que disponía. «Lloramos todos mucho», reconoció la coordinadora insular de Cruz Roja.

Por otra parte, y a día de hoy, la representante de Cruz Roja comentó el nuevo reto al que se enfrenta esta institución en estos días. Y es que atender a las llegadas de inmigrantes dentro de este contexto es también un reto que asume la Cruz Roja.