El aforo de las terrazas y el interior de los bares y restaurantes se establecerá en función de la evolución de la pandemia y el nivel de alerta sanitaria de cada isla. | Marcelo Sastre

Las nuevas medidas decretadas el viernes por el Govern balear para permitir que la hostelería abra hasta las doce de la noche han sido acogidas con satisfacción después de dos meses y medio con severas restricciones y limitaciones de horario y aforos. La mejora en la evolución de la pandemia en Ibiza, especialmente en el centro de la ciudad, que ha sido la zona más castigada de la isla por la incidencia del virus, representa un alivio para bares, restaurantes y cafeterías del centro, que deberán instalar antes del 15 de diciembre medidores de la calidad del aire o sistemas de purificación que determinarán si se puede ampliar del 30% al 60% el aforo del interior, aunque las barras sigan cerradas, de momento. De cara a las fiestas y celebraciones navideñas, los establecimientos que permanecen abiertos todo el año confían en que se pueda reactivar ligeramente la actividad, siempre que se limiten las reuniones y se reduzca el nivel de riesgo de la isla (el semáforo Covid), que se revisará cada 15 días. En estos momentos, Ibiza se encuentra en situación de alto riesgo (nivel 3, de 4), mientras Formentera está en nivel 1.

Medidas «muy correctas»
Joan Riera, propietario de Ca n’Alfredo, en el paseo de Vara de Rey, considera que la ampliación del horario de apertura hasta las doce de la noche «es una medida muy correcta, muy adecuada, porque hemos perdido mucho trabajo con las limitaciones que teníamos hasta ahora. Riera cree que la obligatoriedad de medir la calidad del aire para determinar el aforo de los establecimientos es asimismo una buena medida, «y todo lo que sea para que haya mayor seguridad, será bienvenido y lo instalaremos». El veterano restaurador estima que hay una tendencia creciente a utilizar más las terrazas acondicionadas, por lo que los locales que no disponen de estos espacios «son los que peor lo van a pasar». A pesar del alivio horario para los restaurantes, Riera se muestra cauto ante la evolución de la pandemia y advierte: «Está claro que ahora los locales tienen que estar perfectamente aireados y debemos hacer las cosas bien, porque si no es así, y si en Navidad no se respetan las normas estrictamente, nos estaremos jugando toda la temporada turística». «Ahora hay que vigilar los grupos, las cenas se tendrán que hacer en mesas separadas y habrá que estar muy atentos a las reuniones de los jóvenes o de tantos estudiantes que vendrán a Ibiza a pasar las fiestas. Si no lo hacemos bien en Navidad, nos estamos jugando el futuro de la isla».

La ampliación del horario hasta la medianoche para los negocios de Vila, que son los han sufrido las mayores restricciones, «es una gran alegría» para Ángel Ruiz, del restaurante Sa Vida, en la calle Bisbe Carrasco. «Después de dos meses y medio de prohibición, por fin podremos dar cenas y podremos atender dentro, que hasta ahora no se podía», afirma el copropietario del local, que igualmente instalará un sistema de control y purificación del aire.

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«No hay problema en instalar purificadores, ya que será obligatorio, pero podrían aclarar cómo van a ser las ayudas para su adquisición porque son aparatos caros, y ya hemos tenido un año muy malo como para seguir teniendo más gastos», explica Pierre, encargado de Passion Ibiza, en Vara de Rey. «Aún no está claro si tendremos que poner dos o tres; estamos mirando presupuestos y nos adaptaremos a las normas, aunque tengamos que comprarlos».

David Reartes, propietario del restaurante Reart, en la plaza de sa Graduada, se muestra «feliz y contento» con la relajación de las restricciones. «Después de todo lo que nos ha ocurrido, ayer (por el viernes) fue un santo día». «Ahora ya se puede planificar y organizar mejor las cenas de empresa o Navidad, para las cuales pondremos en marcha además menús especiales para llevar a casa». Este establecimiento, que contará con un 60% de la plantilla con respecto a diciembre de 2019, ya dispone de un medidor de ozono y un circuito de ventilación del aire.

En el mesón El Gallego, en la calle Bisbe Huix, ya instalaron hace un año un aparato de control de la calidad del aire incorporado a través del sistema de alarma. La propietaria, Carmen, no se explica cómo durante estos últimos meses no podían abrir por la noche y ahora, «sólo con tener este medidor», ya se permite la apertura con aforo limitado. «De momento, las reservas están paradas porque están haciendo experimentos con los restaurantes», afirma, mientras relata la incongruencia de que recientemente viajó en avión, «y allí se servían comidas con normalidad, pero nosotros no podíamos abrir el restaurante». Carmen asegura que su local tiene mucha ventilación, aunque considera que las autoridades «están jugando con nosotros con tantos cambios de criterio cada día, pero nos acordaremos de ellos cuando vayamos a votar».

Vicente, propietario de la cafetería Gran Vía, en Isidor Macabich, afirma que la apertura hasta medianoche «es un balón de oxígeno», aunque sus perspectivas de cara a las fiestas navideñas «son regulares, tirando a malas». «En Navidades -explica- siempre hemos trabajado mucho, pero ahora veremos cómo va. Tenemos la esperanza de que esto acabe pronto, porque en 50 años que llevamos en la hostelería nunca hubiéramos imaginado que ocurriría una cosa así».