Raquel Espada, graduada en Turismo por la Escuela de Turismo de Ibiza, posa para Periódico de Ibiza y Formentera en el paseo de Figueretes.

¿Sabía que el 43,75% de los profesionales que trabajan actualmente en el sector turístico de Ibiza son de origen andaluz o tienen al menos un progenitor procedente de esa comunidad? ¿O que el 72% de los trabajadores jubilados del sector de la restauración de la isla son andaluces?¿O que en los años 60 y 70, en el inicio del boom turístico, casi el 90% de la mano de obra de la incipiente industria hotelera y de restauración de Ibiza llegó de localidades como La Puebla de Cazalla (Sevilla) o Baza (Granada)?

A estos pueblos empobrecidos se desplazaban los empresarios isleños para reclutar cada temporada a cientos de hombres y mujeres, generalmente agricultores que carecían de formación y que no disfrutaban de los mismos derechos que hoy, pero que al poco tiempo de llegar, además de ser aleccionados, podían acceder fácilmente a una vivienda o recibían alojamiento gratuito en un 44% de los casos, frente al 22% actual. Una generación migratoria, ahora mayoritariamente jubilada, que ha optado (según el 87% de los encuestados) por seguir residiendo en Ibiza en lugar de retornar a sus localidades de nacimiento.

Conclusiones

Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de la investigación que ha realizado Raquel Espada Bellido, nacida en Ibiza en 1990 y graduada por la Escuela de Turismo del Consell d’Eivissa. Su objetivo era plasmar mediante cifras, estadísticas, encuestas y entrevistas la enorme importancia que ha tenido la inmigración de Andalucía para la industria turística de Ibiza desde sus inicios en los años 60, un fenómeno social poco estudiado pero cuyo peso -y esfuerzo- permitió el arranque desde la nada del primer y único motor de la economía isleña.

Esta radiografía social de casi 400 páginas sobre los andaluces en Ibiza ha contado con la tutoría del profesor doctor Vicent Guasch Portas, subdirector de la Escuela de Turismo de Ibiza, y ha sido reconocida con el primer premio al trabajo de fin de grado de la Facultad de Turismo de la Universitat de les Illes Balears (UIB), a la que está adscrita el centro ibicenco. El jurado ha destacado el estudio de esta alumna de padres andaluces entre los trabajos de fin de carrera de Baleares que concurrían en la convocatoria del Consell Social de la UIB correspondiente al curso 2019-2020.

El fenómeno migratorio masivo andaluz, considerado, por su magnitud, como uno de los movimientos demográficos regionales más significativos del siglo XX, tiene el relevo hoy en día en una nueva generación de jóvenes nacidos en Ibiza que conforma, al igual que sus progenitores, un parte fundamental de la economía de la isla. La estadística revela que sus padres siempre trabajaban al menos ocho meses al año, mientras que ahora la media de la temporada no pasa de seis meses. Todos ellos, padres del sur que emigraron en pos de una vida mejor e hijos nacidos en Can Misses, constituyen el segundo grupo de población más importante de la isla, después de los nativos de familias autóctonas.

El estudio, que Raquel Espada inició en agosto del año pasado, se divide en cuatro bloques en los que se analiza el contexto social y económico del pasado y del presente, desde los primeros inmigrantes llegados a Ibiza, que también procedían de Murcia, aunque en una cuantía bastante inferior, hasta hoy.

Cuatro partes

Su trabajo aborda en la primera parte la fuerte presencia de trabajadores de origen andaluz en el sector terciario: establecimientos hoteleros, restaurantes, cafeterías y bares, así como en otros servicios como el comercio, el transporte o el taxi, donde la comunidad de origen andaluz tiene asimismo una fuerte implantación.

En la segunda parte, la investigación destaca algunos datos relevantes sobre las facilidades que tuvieron los primeros trabajadores foráneos para acceder a una vivienda o para disponer del alojamiento gratis que les brindaban los empresarios hoteleros durante toda la temporada, una costumbre que ha ido desapareciendo con los años y que contrasta con las graves dificultades a las que se enfrentan actualmente sus hijos para poder independizarse a causa del elevado precio del mercado inmobiliario ibicenco en los últimos años.

La estacionalidad

El tercer bloque se refiere a la estacionalidad del empleo en el sector hotelero y pone de manifiesto que el 50% de los andaluces ahora jubilados trabajó de forma constante al menos durante nueve meses al año, temporada tras temporada, frente a la media actual de 5-6 meses que proporciona empleo -aunque no seguridad ni ahorros- a los hijos de aquellos trabajadores que partieron de Andalucía.

Sobre los motivos que les llevaron a abandonar sus pueblos para iniciar una nueva vida en Ibiza, los trabajadores andaluces, tanto jubilados como en activo, revelan en la cuarta parte del estudio que su principal motivación fue laboral. Aquellos hombres y mujeres que llegaron a Ibiza en la década de los 60, hoy pensionistas, contribuyeron con su esfuerzo al desarrollo del turismo en Ibiza. Ahora la gran mayoría prefiere seguir viviendo aquí.

El problema de la vivienda

El trabajo de fin de grado de Raquel Espada pone una nueva alerta sobre un problema que afecta a todo el colectivo de trabajadores estacionales de Ibiza, y que no es otro que el desorbitado precio de la vivienda. Los andaluces, tradicionalmente, han venido a Ibiza porque durante décadas les resultaba rentable. Trabajaban una media de ocho meses y podían vivir sin problemas todo el año. Ahora, el precio de los alquileres les impide ahorrar como antes, por lo que han puesto sus miras y expectativas laborales en otros destinos extranjeros. No obstante, para evitar la pérdida de esta mano de obra de toda la vida, lo que ahora se denominaría el capital humano, cuya trascendencia resulta crucial para las empresas enfocadas al turismo, algunos hoteleros locales han retomado aquella costumbre de ofrecer alojamiento gratuito a los empleados no residentes.

El estudio concluye que el elevado precio de la vivienda en Ibiza puede convertirse en un grave problema a corto y medio plazo para la economía insular, que podría repercutir en un descenso cuantitativo y cualitativo de unas plantillas hasta ahora fidelizadas y profesionales en buena parte de los negocios turísticos. Y es que parece incuestionable que si las empresas de hotelería y restauración no disponen de la mano de obra necesaria para prestar sus servicios adecuadamente, los clientes se encontrarán probablemente con unos empleados desbordados que no podrán ofrecer un servicio cordial y esmerado, lo que conllevaría un descenso de los estándares de calidad del establecimiento y una mala experiencia para los turistas, así como el deterioro de la imagen de la isla.

Control de precios

Raquel Espada recomienda, en este sentido, que la administración pública y las patronales del sector lleguen a un acuerdo que permita regular el precio de los alquileres para los trabajadores con el fin de mantener la garantía de calidad en el sector turístico y la enorme fuente de ingresos que aporta desde hace décadas a Ibiza.