A la presentación de ayer en la desaladora de Ibiza acudió una amplia representación institucional, encabezada por el conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, el conseller de Gestión Ambiental de Ibiza, Vicent Roig, o el concejal de Medio Ambiente de Vila, Jordi Salewski. En la presentación participaron el gerente de Abaqua, Guillem Rosselló, y el gerente de Codeisa, Pedro Puigdengoles. | DANIEL ESPINOSA

La Agencia Balear del Agua (Abaqua) presentó ayer un nuevo sistema de telecontrol y vigilancia que buscará reducir las averías y la cantidad del agua potable que se pierde en la isla de Ibiza. Para ello, el Govern ha invertido 858.538 euros, IVA aparte.

Según explicó el conseller balear de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, durante la visita de rigor para conocer el sistema, su puesta en marcha «es un paso más en la modernización que ha iniciado la agencia para optimizar el rendimiento de una infraestructura básica para la ciudadanía de Ibiza como es la interconexión de las desalinizadoras de Ibiza, Sant Antoni y Santa Eulària».

En este sentido, el gerente de la Abaqua, Guillem Rosselló, explicó que se ha dado un salto cualitativo muy importante «ya que hasta ahora buena parte de las operaciones relacionadas con la distribución del agua desalinizada se hacían manualmente y ahora, con el nuevo sistema, se podrá atender de manera telemática a las oscilaciones de la demanda de cada municipio».

Eficiencia «casi máxima»
El encargado de explicar el sistema fue Pedro Puigdengoles, gerente de Codeisa, empresa que gestiona el servicio de la distribución de agua para Abaqua. Comenzó remontándose a 1994, cuando se construyó la primera desaladora en el municipio de Ibiza y añadió como fecha clave el 2002, «cuando la desaladora de Sant Antoni comienza a prestar servicio a Sant Josep, pasando de ser solo municipal a tener carácter insular».

De hecho, según Guillem Rosselló el aumento de producción de metros cúbicos ha aumentado considerablemente pasándose, por ejemplo, de los 15.000 metros cúbicos al día que se generaban cuando se creó la desaladora de Santa Eulària en 2012 a los 44.500 actuales».

Según Puigdengoles, este aumento ha sido el que ha hecho necesario la creación de este servicio de control y vigilancia «para coordinar de la forma más efectiva y moderna posible todo la red de tuberías y depósitos distribuidos por la isla de Ibiza». Aunque hasta el 2021 no estará operativo al cien por cien, «ya se ha notado una mejora en el tiempo de respuesta ante las averías y en la detección de pérdida de agua».

El programa está basado en el telecontrol y las nueva tecnologías. A través de un sistema periférico se podrá detectar, entre otras cosas, el nivel, la presión o la calidad del agua en tiempo real para transmitir a través de un software la incidencia a elementos mecánicos como las válvulas y así controlarlo de forma cómoda y rápida. El nuevo sistema se controla en una sala instalada en la depuradora de Vila por un equipo gestionado por Miguel Ramírez o a través de un ordenador portátil o un móvil desde cualquier lugar donde haya internet.

Gracias a ello, Puigdengoles aseguró que se ha logrado un 97,95 en la mejora del rendimiento ya que, entre otras cosas, «el nuevo sistema de control establece automatismos en, por ejemplo, la presión de las tuberías, dejándolas al mínimo necesario, y reduciendo así una de las principales causas de ruptura y averías año tras año». Sin embargo, Puigdengoles, aseguró que la efectividad total nunca podrá ser posible «porque siempre hay pérdidas que escapan de nuestro control sin que sean recuperables».