Los pacientes que participan en las actividades del centro de salud de Vila, durante una reciente caminata por la playa de Talamanca. | DANIEL ESPINOSA

Los pacientes crónicos que mantienen el contacto con los sanitarios y participan en actividades colectivas organizadas por los profesionales de su centro de salud afrontan con mayor ánimo sus dolencias y se muestran más optimistas ante la incidencia de la crisis.

Esta es una de las conclusiones del trabajo que ha realizado la enfermera de Atención Primaria Estela Terrer Hernández, del Centro de Salud de Vila, organizadora de las Rutas Saludables, una iniciativa pionera que arrancó en 2015 y que tuvo que ser suspendida durante los tres meses de confinamiento de este año, un período durante el cual intentó mantener la comunicación con aquellos pacientes que se sentían solos o que mostraban sus temores ante el avance del virus. Y la experiencia fue un éxito, hasta el punto de que la conselleria de Salud del Govern balear, a través de la subdirectora de servicios, Isabel Zaldívar, pidió a la enfermera que la plasmase en la revista de ámbito nacional Usuarios, que edita la Asociación Española de Atención al Usuario de la Sanidad.

En esta publicación, Estela Terrer explica cómo intentó estar en contacto permanente con sus pacientes valiéndose de grupos de whatsapp y reorganizando su forma de trabajo para adaptarse a las distintas circunstancias que marcaba la evolución del covid. El 10 de marzo, justo antes del confinamiento, se llevó a cabo la última caminata, aunque tres meses después se pudieron volver a organizar. En ese periodo, la enfermera se valió de las redes para informar y dar tranquilidad a los pacientes ante una situación que muchos de ellos no entendían. «Les decíamos que hicieran ejercicio, que no se dejaran influir por el bombardeo de datos que daban los medios; les transmitíamos serenidad y compartíamos con ellos risas, llantos y también mucho miedo», expresa Terrer, que logró convencerles para que no emplearan, precisamente, la palabra «miedo» al virus, y ya la han cambiado por «respeto».

El grupo de whatsapp fue una válvula de escape para los pacientes confinados, que en unos momentos críticos recibían una información veraz y de primera mano de los profesionales sanitarios. En la revista, la enfermera relata asimismo el éxito que tuvo otra iniciativa como la realización de un vídeo sorpresa con los pacientes. «Queríamos animarles a través del grupo porque algunos estaban deprimidos, asustados, agobiados y desconcertados». Y también lo logró.

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El periodo más complicado, no obstante, fue la desescalada, pues muchos pacientes tenían miedo de contagiarse en la vuelta a la ‘normalidad’. Cuando ya pudieron acudir al centro de salud para pasar los controles habituales, «nos dimos cuenta de que los que habían participado en las rutas y que estaban en contacto con nosotros se mostraban más tranquilos, seguros, alegres y no tan angustiados», detalla el artículo, que refiere que, por contra, los que no pudieron contactar con los profesionales llegaban a la consulta con un alto grado de estrés, depresiones e incluso demencias.

La emoción del reencuentro
Cuando se levantó el confinamiento, Terrer se empeñó en retomar las rutas saludables, algo que se hizo realidad el 10 de junio, «un día muy emocionante. No podíamos darnos besos ni abrazos, pero las miradas y la emoción de nuestra voz lo decía todo». En el transcurso de la caminata, una paciente, Sully, tuvo la idea de confeccionar unas mascarillas con el logo de Rutas Saludables. En dos semanas las tuvieron preparadas y volvieron a sorprender al grupo con este regalo, que hicieron llegar igualmente a la consellera de Salud del Govern balear, Patricia Gómez.

En su artículo, la enfermera detalla además algunas de las actividades complementarias que organizan, especialmente en primavera y verano, como las clases de pilates o aquagim en la playa de ses Figueretes, para las cuales el Ayuntamiento de Eivissa aporta una monitora, así como la iniciativa ‘Viure sense tabac’, donde este grupo es el más numeroso de todos los participantes.

Estela Terrer ha expresado su deseo de que estas actividades se puedan desarrollar en adelante también en otros municipios con la tutela de los centros de salud correspondientes, algunos de los cuales ya se han interesado por ponerlas en marcha. En su conclusión, la enfermera asegura que el trato con este grupo de pacientes ha demostrado que, si se trabaja conjuntamente con ellos, el éxito está garantizado: «Los profesionales tenemos que dar herramientas para que los pacientes sean partícipes de su propia salud y de esta forma podrán tener una buena calidad de vida».