Sant Antoni a bocados se estrena este sábado en la TEF. | TEF

Sant Antoni de Portmany es el municipio más diverso de la madre Ibiza, un rincón al oeste en el que dejarse acariciar por la calidez de la mejor puesta de Sol, en el que perderse por las maravillas que esconde su centro histórico, en el que hallar los cimientos de nuestra cultura y en el que degustar un abanico de sabores que impregnan el paladar de una magia especial.

La maldición de un año atroz también se ha ceñido sobre este municipio vigoroso que se resiste a dejarse embestir por la devastación económica provocada por la pandemia. Es esta la razón la que ha llevado al Ayuntamiento de Sant Antoni a querer poner cara a los héroes de la restauración a través de un programa que ha intentado (y ha conseguido) concentrar en dos episodios la verdadera esencia de este enclave privilegiado.

‘Sant Antoni a bocados’ hace un recorrido turístico-gastronómico por todas las parroquias que conforman el municipio para que el espectador no sólo se deleite con la belleza de los parajes ubicados en él, sino para que compruebe que Sant Antoni tiene mucho que ofrecer más allá de su oferta de ocio nocturno.

Ha llegado el momento de que el mundo descubra que Sant Antoni es también un lugar para el descanso, para el disfrute y, especialmente, para saciar el apetito. Durante varios días, un equipo de la Televisió d’Eivissa y Formentera hemos tenido el privilegio de colarnos por las rendijas de la gastronomía portmanyina y en ellas descubrir un mundo de sabor. La tarea más difícil ha sido la de camuflar el apetito y la saliva tras la mascarilla o intentar que el presentador no se precipitara sobre los suculentos manjares que le iban sirviendo.

Bajo la dirección y el excelente guión de Sonia Escribano, el esfuerzo titánico de Miguel Peñalvo (producción, imagen y edición), la calidad de Ulises Pérez de Petinto (imagen y sonido) y el apetito de un servidor, este sábado a las 20:30h vamos a demostrarles en la TEF que Sant Antoni es un municipio para comérselo a bocados.

Sant Antoni de Portmany
Parece haber un consenso generalizado sobre la necesidad de virar y coser un nuevo tejido empresarial en la zona del ‘West End’ para que, con apoyo de la administración, se renueve su imagen y su actividad comercial. Este cambio ha empezado y parece ser irreversible. A su entrada y, de cara a un precioso Passeig de Ses Fonts, aguarda la ‘Cantina Canalla’, sin duda, el restaurante más atrevido y gamberro del entorno. Su cocina peruana fusionada con producto local hace de este lugar un imprescindible en nuestra ruta gastronómica. Es el perfecto ejemplo de la evolución que debería tener la zona en la que se ubica.

Adentrándonos en el Puerto se impone la estampa de la bahía más bonita de Ibiza con sus llaüts tradicionales que faenan para proveer a la cofradía de pescadores y a los restaurantes del lugar. A escasos metros de ella se encuentra ‘Es Nàutic’, el restaurante en el que el chef Racó ha sabido captar la esencia más pura del peix nostrum. Este hecho se debe a que además de un sublime cocinero, es un experimentado pescador. Es vox populi que los mejores platos de pescado los han elaborado siempre los que mejor conocen el producto: los pescadores. Su bullit de peix o su gallo de San Pedro encebollado son dos experiencias por las que es imperativo pasar antes de que a uno le abrace la parca.
Sin salir de la carretera y antes de empezar el maravilloso paseo de Ses Variades, el Rita’s Cantina se erige como el templo del desayuno portmanyí. Su extensísima carta, sus atractivos precios y el trato de su propietaria hacen de él una parada obligatoria para quien atribuye al desayuno la condición de mejor momento del día.

Cada viernes por la mañana, la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni instala un mercado al aire libre en el que los propios agricultores ofrecen los productos que emanan de su tierra. Allí también podemos encontrar el pan de blat de xeixa de Can Blay o el excelso pan de algarroba elaborado por José Miguel, chef de Es Ventall. Precisamente, su restaurante es uno de los protagonistas de este programa, en el que no sólo comprenderemos por que es una referencia gastronómica, sino que entraremos hasta la cocina para descubrir los secretos de su señor, quien más que un cocinero, es un paciente artesano de las viandas que excitan las papilas gustativas del intrépido ser que tiene la fortuna de degustarlas.

Pero si uno quiere conocer a qué sabe la payesía debe ir a Es Rebost de Can Prats. A pocos metros de Es Ventall, se trata de un lugar de culto para todo aquel que desee saborear la tradición. Más allá de sus platos al más puro estilo payés, ofrece la posibilidad de dejarse embriagar por la calidez de los vinos del municipio (Can Rich y Can Maymó) y de dejarse encandilar por la pureza y la personalidad del aceite de Ibiza.

Después de comer, uno puede facilitar la tarea de la digestión con una copa de hierbas ibicencas contemplado la mejor puesta de Sol del mediterráneo. El lugar idóneo para hacerlo es el Hostal La Torre, un espacio dedicado no sólo al descanso, sino al hedonismo más doctrinal. Su carismático servicio, conjugado con la oportunidad de brindar con los últimos rayos del ocaso constituyen una experiencia sensorial inigualable.

Con el vacío de la oscuridad se vuelve a abrir el apetito y Sant Antoni no escatima en lugares en los que ir a cenar en pareja o con amigos. Uno de los más novedosos es Es Gerret, un negocio familiar que ha sabido innovar con el producto local y ofrecer tapas y platos cuyo sabor sorprendería al más petulante gourmet. El atrevimiento y la calidad de sus manjares conjuga a la perfección con la imagen y la decoración que ofrece el local en una gama de azules que sumergen a uno en las profundidades del placer.

Por si alguien duda de nivel gastronómico de Sant Antoni, este 2020 el restaurante Es Tragón, con su chef Álvaro Sanz a la cabeza, ha renovado su estrecha michelín, alzándose como único restaurante de la isla en conseguirlo. Una proeza de dimensiones bíblicas si se tiene en cuenta la juventud del chef. A pesar de ella, Sanz cuenta con una larga trayectoria culinaria en restaurantes premiados con tan insigne emblema, lo cual se reconoce en el restaurante que ahora regenta. El trabajo, el esfuerzo, la constancia, la creatividad y el ingenio se hacen presentes en un Es Tragón que amenaza con volver en breves, mientras acaban de diseñar la nueva carta que ahondará en las raíces fenicias de la isla y dejará sin aliento a los que tengan el privilegio de sentarse en su comedor.

Sant Rafel de Sa Creu
El pueblo más bohemio del municipio es Sant Rafel de Sa Creu, cuya iglesia ofrece las mejores vistas de la ciudad de Ibiza. En él encontramos la mayor concentración de artesanos que se encargan de otorgar singularidad a este céntrico enclave. El menú o las paellas del Bar Centro, las pizzas de Es Tancó o el grill más famoso de la isla (Can Pilot) confieren a Sant Rafel la condición de imprescindible. Vertebrado por una carretera que distribuye pasajeros a toda la isla, concentra una amalgama de oportunidades gastronómicas y culturales que no dejan a nadie indiferente.

Sant Mateu d’Albarca
Tan pequeño como singular, Sant Mateu marca los confines del municipio. Está presidido por su imponente iglesia, bajo la cual aguarda Ses Casetes, el nuevo lugar de moda en el que saborear la cocina más tradicional en un ambiente desenfadado. Es un lugar de referencia para urbanitas que huyen de sus ciudades en busca de la paz y la naturaleza que reinan en el Pla d’Albarca, un destino excelente para los aficionados al senderismo que hallan en Ses Casetes el refugio ideal para reponer energías tras una extenuante caminata.

Santa Agnès de Corona
En una ruta por Sant Antoni no puede faltar su pueblo con más personalidad: Santa Agnès de Corona. Su famoso manto de almendros es el paraje ideal para perderse en una mañana primaveral. El tamaño de su concentrado núcleo urbano no coincide con el amplio abanico de actividades y posibilidades gastronómicas que ofrece este pueblo. Desde la singular fiesta de la sitja en la que disfrutar de la auténtica coca de sobrassada, hasta las excursiones a Ses Balandres.

Corona ofrece en Can Cosmi los bocados de tortilla casera más conocidos de la isla. A escasos metros y en el epicentro del pueblo reposa Ses Palmeres, el restaurante regentado por Lidia quien, siguiendo con el legado familiar de su padre, atiende con una sonrisa a los visitantes que se calientan en su imponente chimenea y disfrutan de desayunos y comidas cargados de sabor. Ses Palmeres se reivindica como una parada necesaria en el viaje a la Ibiza más auténtica.

Tras rodear el Pla de Corona, se esconde su lugar más celestial: Ses Portes del Cel, un restaurante que precede al acantilado con mejores vistas a los islotes de Ses Margalides. En él puede uno elegir entre cobijarse en su interior acristalado y degustar arroces que privan de sentido o sentarse en su terraza a respirar el aroma del bosque mientras un vino de la tierra le acaricia el paladar. Allí se detiene el tiempo y tan sólo pasa el apetito.

En definitiva, Sant Antoni es lo que uno desee: un lugar en el que divertirse, en el que bucear por las aguas cristalinas de sus playas, en el que ver brotar las raíces de la tradición o en el que saborear el auténtico sabor de Ibiza. En dos capítulos que emitirá la TEF los días 26 de diciembre y 2 de enero a las 20.30 horas, los telespectadores van a poder comprobar que el de Portmany es un municipio para comérselo a bocados.