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El Govern anunció ayer las restricciones más duras desde el confinamiento. Ibiza y Mallorca entrarán a partir de mañana en una especie de semiconfinamiento. Se sabía que el ejecutivo balear anunciaría un cambio de nivel en Ibiza con medidas excepcionales, pero el ejecutivo sorprendió ayer con la prohibición de las reuniones entre personas no convivientes. Esto, sumado al cierre de la hostelería, supone que la vida social queda completamente restringida.

La presidenta del Govern, Francina Armengol, firmó ayer un decreto por el que las reuniones sociales en Ibiza y Mallorca se limitan a un mismo núcleo de convivencia, con excepciones como el cuidado de personas dependientes o las personas que viven solas, entre otros supuestos.

Alta. María, usuaria de Sa Residència, de 83 años, recibió ayer el alta tras haber sido ingresada en la Unidad de Media Estancia Ca na Majora. Se trata del caso detectado en dicho centro que obligó a retrasar la primera jornada de vacunación en las reside

Alta. María, usuaria de Sa Residència, de 83 años, recibió ayer el alta tras haber sido ingresada en la Unidad de Media Estancia Ca na Majora. Se trata del caso detectado en dicho centro que obligó a retrasar la primera jornada de vacunación en las residencias ibicencas.

Así lo anunció la portavoz del Govern, Pilar Costa, durante la rueda de prensa posterior al Consell de Govern, donde se aprobaron las nuevas medidas para frenar la expansión del COVID-19 en Baleares.

Con las últimas modificaciones, el nivel de alerta sanitaria se eleva al 4 (el máximo) en Ibiza, y se mantienen los niveles previos en el resto de islas: Mallorca está también en el nivel 4 y Formentera y Menorca, en el 3.

Todas estas novedades, incluyendo las restricciones comunicadas en los últimos días –que entre otros aspectos implican el cierre de bares, gimnasios y grandes superficies– entrarán en vigor finalmente a medianoche.

Aumento de la incidencia
El endurecimiento de las medidas en Baleares responde a su difícil situación sanitaria, con una incidencia acumulada a 14 días de 613,50 casos por cada 100.000 habitantes, según detalló Costa. La recomendación europea para considerar una zona como fuera de riesgo es estar por debajo de los 60 casos. Por islas, son 617,5 casos por cada 100.000 habitantes en Mallorca; 690,94 en Ibiza; 280 en Menorca y 222,94 en Formentera.
Por otro lado, la tasa de positividad de las Islas se sitúa, según las pruebas practicadas en las últimas 24 horas, en un 14,99%, muy por encima del 3% que se marca como referencia en Europa.

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Los datos muestran una evolución más controlada de la pandemia en Menorca, si bien «no consolidada» y «con indicadores que no permiten hacer concesiones al optimismo», según Costa. Formentera presenta una «evolución hacia la recuperación» tras un aumento de casos hace dos semanas, aunque aún «se encuentra fuera de la normalidad».

En Ibiza y Mallorca, las islas donde ahora se endurecen las medidas, se continúa en una línea «o bien de ascenso rápido o bien una evolución muy lenta hacia la mejora, partiendo de una situación de riesgo extremo».

Hasta el momento, las reuniones sociales en Mallorca e Ibiza estaban limitadas a seis personas. Desde mañana, esta medida pierde su vigencia y sólo se podrán realizar reuniones dentro de un mismo núcleo de convivencia, sin tener en cuenta la cifra de participantes.

Esta medida se aplica tanto en espacios públicos como privados, abiertos o cerrados. Cabe remarcar que se circunscribe a reuniones de carácter social o familiar y que no incluye actividades laborales, institucionales o en centros docentes, entre otros ejemplos.

El decreto prevé ciertas excepciones: personas que viven solas, menores de edad que se reúnan con sus padres en caso de vivir en domicilios diferentes; personas con un vínculo matrimonial u equiparable que vivan en domicilios diferentes; y para el cuidado de menores de edad, personas ancianas, con discapacidad, dependientes o especialmente vulnerables.

La portavoz del Govern confirmó, además, que el incumplimiento de estas medidas puede conllevar sanciones, si bien ha reconocido que es muy complicado para las autoridades vigilar que se cumplen las restricciones en los domicilios particulares. «No podemos entrar en las casas a vigilar o hacer cumplir la norma», admitió la consellera, que no obstante, insistió en que «es una norma de obligado cumplimiento» y pidió «responsabilidad».