Polideportivo de Ses Païsses, Sant Antoni. Siete de la mañana. Los técnicos y operarios municipales son los primeros en llegar. Está completamente vacío este undécimo recinto de Baleares donde el equipo de profesionales movilizado por la Central Covid del IB-Salut se prepara para llevar a cabo hasta el próximo martes el cribado masivo de la población en su incansable carrera contra la expansión del virus en las islas. Después llegará el turno de Sant Josep y Santa Eulària, pero ahora solo piensan en San Antoni, donde los contagios se han disparado.

En el reciente cribado de seis días que coordinaron en el polideportivo de Es Pratet, en Vila, se realizaron 7.154 test de antígenos y se detectaron 421 positivos. Unos datos muy alarmantes, pero que permiten conocer con más exactitud el alcance de la pandemia porque, eso sí, el dispositivo funcionó a la perfección.

El catering de S’Olivera está preparado: sándwiches, café, ensaimadas, fruta... Todo está previsto y organizado. Llegan efectivos de Protección Civil. El viento derriba la señalización especial del exterior, pero todo parece controlado. Llegan las concejalas Neus Mateu, de Gobernación, y Maria Ribas Bonet, de Sanidad, que teme que el vendaval pueda retraer a los vecinos a acercarse a hacerse la prueba a partir de hoy. Por ahora, todo está saliendo según lo planeado, y si seguimos el ejemplo de la ciudad de Eivissa, las previsiones indican que alrededor de 4.000 residentes en Sant Antoni pasarán estos días por Ses Païsses, un millar al día aproximadamente.

Con las vallas, mesas y sillas ya apiladas en el centro del pabellón, los operarios, entre los cuales figuran algunos contratados a través del programa SOIB Reactiva, esperan la llegada de Palma de los coordinadores de la Central Covid para seguir sus instrucciones.

Instrucciones de Raduán

Nada se mueve hasta que llegue el equipo que encabeza Carlos Raduán, mallorquín de 40 años, el médico de familia que moviliza a este grupo de profesionales del sistema público de salud de las islas para que todo salga según el guión. Lo único que no se sabe es el número de positivos que habrá, aunque se intuye.

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Llega Carlos Raduán. Todos a sus órdenes. Acaba de aterrizar en Ibiza y viene acompañado por Victoria Pascual y Verónica Vega, coordinadoras de la Central Covid de Mallorca; Tomeu Tugores, responsable de la logística, y Cristina Medinas, representante de la empresa pública Gestión Sanitaria y Asistencial de les Illes Balears (GSAIB). Los cinco están en la primera línea de la estrategia y coordinación de este batallón ambulante contra el virus que sigue su rastro municipio a municipio. Ya han recibido la primera dosis de Pfizer.

De pie y en torno a una mesa donde se extienden los planos del polideportivo, se reúnen los especialistas y los representantes municipales, a quienes se suman Jean Philippe Baena, subdirector de Enfermería del Área de Salud de Ibiza y Formentera, y Gloria Pérez, coordinadora de Enfermería del centro de salud de Sant Josep.

Revisan baños y vestuarios del polideportivo, la sala de avituallamiento y las entradas y salidas. Todo está en orden. Las instrucciones son precisas: cómo hay que organizar los accesos, el flujo de las colas, la distancia entre las sillas de los que aguardan la prueba, la seguridad, las líneas de atención, la anchura de los pasillos, las mamparas… Todo se mide para que puedan desarrollar su misión estos 39 profesionales sanitarios (25 llegados de Palma y 14 del Área de Salud de las Pitiusas) que desde esta mañana indagan la incidencia de la pandemia en Sant Antoni. Cada vez que se detecta un positivo, el protocolo de prueba PCR, aislamiento y advertencia a los allegados se activa automáticamente y se notifica a los rastreadores del Área de Salud.

«La gente está animada»

La Central Covid prevé que los vecinos que acudan a Ses Païsses estarán una media de 20 minutos dentro del recinto, donde no podrá haber más de 125 personas sentadas a la vez esperando su turno. Son los detalles técnicos, tangibles. Lo que también se adivina es el entusiasmo con el que Sant Antoni apoyará este dispositivo. «Hemos repartido mucha información y la gente está animada a venir a hacerse la prueba. Estamos todos movilizados, y además se han ofrecido algunos taxistas para llevar a la gente gratis desde sus casas si no pueden desplazarse», explica Maria Ribas. Los autobuses para llegar al polideportivo también son gratis. Si nada falla, y nada fallará, iremos conociendo a diario la incidencia del virus en Sant Antoni. Así está programado.

Todo listo para empezar el cribado a las 10 de la mañana. El material sanitario está dispuesto: los test, guantes, mascarillas, fichas de registro… Desde hoy y hasta el próximo martes incluido, las 20 enfermeras y profesionales que llegaron anoche desde Palma, que fueron directamente al hotel Royal Plaza, están preparados, junto a sus compañeros de Ibiza, para medir el impacto del virus. Incluso se diría que están optimistas. Para ellas, después de casi un año de crisis, quizás sea un día más en la oficina, pero en Sant Antoni se contiene la respiración, a la espera de saber si la pandemia se ha cebado en la localidad. No sería la primera vez.

El operativo está listo y los datos se irán desgranando estos días. Están mentalizados para asumir la crudeza de las cifras. No hay otra. Y después irán a Santa Eulària y a Sant Josep hasta completar el mapa de la covid en Ibiza.