El coordinador de la Central Covid, en el polideportivo de Ses Païsses durante el montaje del dispositivo de cribado. | DANIEL ESPINOSA

Carlos Raduán (Palma, 1980) es médico de familia, subdirector médico de la Gerencia de Atención Primaria de Mallorca y coordinador de la Central Covid de Baleares, que ha movilizado a una treintena de profesionales del sistema público de salud de las islas para llevar a cabo el cribado masivo entre los residentes en Ibiza con el fin de detectar la evolución de los contagios. Están en la primera línea del frente anti covid, pero esta vez disponen de más medios y experiencia que hace unos meses, y además la vacuna ya está aquí. El operativo sanitario desplazado desde Palma, con el apoyo de profesionales de Ibiza, inició su tarea el pasado sábado en el polideportivo de Es Pratet, en Vila, y continuará estos días en Sant Antoni y en otros puntos de la isla. El coordinador de esta batalla sanitaria agradece la colaboración de las instituciones ibicencas, se muestra confiado y asegura que la inmunización colectiva es posible de cara al próximo verano “porque las medidas están funcionando”.

—¿Cómo y cuándo decidieron poner en marcha el cribado masivo en Ibiza?
—Un comité de expertos de Baleares analiza los datos, la incidencia acumulada en cada isla y propone las zonas que hay que cribar. En Mallorca ya habíamos hecho ocho o nueve cribados masivos antes que el de Ibiza, pero se vio que Ibiza estaba aumentando mucho. En ese momento, los expertos decidieron que era prioritario seguir el cribado en Ibiza antes que en Mallorca. Nos dijeron que Vila y Sant Antoni eran los dos puntos con mayor incidencia. Fue a principios de semana, y a partir de ahí se pusieron en contacto las gerencias de Ibiza y Mallorca. Entonces vimos que el cribado en Ibiza y las áreas sanitarias cercanas alcanzaba a una población diana de 50.000 personas (todos los mayores de 16 años), una cantidad muy elevada, y entendimos que había que desplazarse rápido.

—¿Cuántos profesionales se han desplazado a Ibiza desde Mallorca?
—Hablamos con la gerencia de Ibiza para ver su capacidad de organización y disposición de medios humanos. En el cribado de Ibiza han participado 14 profesionales del Área de Salud de Ibiza (enfermeros y técnicos en cuidados de enfermería), así como una enfermera jefa y 12 profesionales de Mallorca, entre los que figuran enfermeras, auxiliares y técnicos de laboratorio. También han venido tres personas de apoyo para la identificación y para dar las citas, cuatro personas de logística que dirigen las colas y el flujo interior en el proceso del cribado, así como un conductor. En total, desde Mallorca nos hemos desplazado 20 personas, sin contar con los coordinadores de la Central Covid que asesoramos a los profesionales de Ibiza.

—¿Están colaborando las instituciones para montar este dispositivo?
—Sí, mucho. Una vez que decidimos el dispositivo que se va a desplazar, lo primero que hacemos es contactar con el Consell y los ayuntamientos para ver si cuentan con los recursos necesarios, humanos y materiales, para la operación de cribado. Estudiamos si disponen de las instalaciones adecuadas como un polideportivo y contactamos con ellos. Normalmente, necesitamos pabellones de al menos 700 metros cuadrados y nos ofrecieron el de Es Pratet. Nos mandaron los planos y diseñamos el circuito para que no hubiera aglomeraciones. Las instituciones, además, aportan el material de logística y montaje con mesas, sillas, mamparas, vallas para separar los circuitos, conexión a internet, carteles, calefacción y seguridad. Colaboran en todo. Además, les pedimos que haya efectivos de Protección Civil y Policía Local para controlar las colas fuera del edificio, así como personal diario de limpieza y desinfección durante toda la jornada.

—¿Cómo se organiza una jornada de este equipo?
—A nivel interno, nuestra estructura se compone de un jefe de cribado, que suele ser una enfermera que coordina a todo el equipo, el cual se organiza por líneas de trabajo donde se toman las muestras, y en cada línea hay un técnico de curas o de laboratorio y un enfermero. A las ocho, se reúnen todos para organizar el día. El cribado empieza a las 9. Se forman los equipos de las mesas, que ya saben el protocolo que hay que seguir si se detecta un positivo. También se establecen los turnos y los descansos. El Ayuntamiento o el Consell nos aportan un desayuno por la mañana, la comida y también nos dejan fruta. La jefa de cribado es la que decide el ritmo de la afluencia para que no se formen colas y se pueda controlar el aforo.

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—¿El equipo suele ser el mismo en los desplazamientos?
—No, se cambia, tanto el equipo de Mallorca, que estuvo una semana entera, como el de Ibiza. Para el cribado de Sant Antoni se desplaza otro equipo. En los siguientes pueblos se analizará igualmente la situación y el equipo necesario para poder hacer el cribado de acuerdo a la población diana de cada municipio. Las gerencias de Ibiza y Mallorca deciden el dispositivo, adaptándolo a cada circunstancia.

—Parece que está funcionando muy bien...
—Es cierto. Está siendo fluido porque todo el mundo está poniendo de su parte; todos están por la labor y no hay ninguna traba.

—Si alguien da positivo, ¿cómo se rastrea?
—El rastreo de posibles contagios se realiza fuera del recinto de cribado, pero lo que sí se hace automáticamente es una prueba PCR. Si detectamos un positivo, se lo comunicamos y le explicamos todas las medidas de aislamiento que debe seguir, tanto él como su círculo de convivientes o allegados. Si da positivo en el test de antígenos, ya entra en el radar de seguimiento para que, en cuanto se confirma el positivo, iniciemos el rastreo de todos sus contactos en los últimos días. También hemos hecho que los contactos de una persona que ha dado positivo vengan rápidamente a hacerse una PCR en el cribado que está en marcha.

—¿Cómo se explica la incidencia tan diferente entre Ibiza y Mallorca?
—En Mallorca se tomaron medidas antes que en Ibiza porque en ese momento no había tanta incidencia en Ibiza. Después de las fiestas, se ha descontrolado todo y ahora estamos viendo los resultados. Cuando el nivel de alerta era más bajo, se permitieron reuniones sociales y familiares y ahora se ha desbordado la situación en Ibiza, cuando en Mallorca se está estabilizando. En Mallorca tuvimos el repunte a principios de diciembre, después del puente, y fue aumentando hasta llegar a Navidad, pero ahora está estabilizada la situación. No así en Ibiza, que ha sido al revés. Ha estado estable hasta después de las fiestas y luego ha pegado un repunte incluso mayor que el que vimos en Mallorca, y en Ibiza ha sido más agudo y abrupto.

—¿Se siente optimista?
—Estoy optimista por la aparición de la vacuna. Si adoptamos todas las medidas recomendadas, hemos visto que la cosa funciona. Lo hemos visto en Mallorca, donde ha bajado la incidencia, y también bajará en Ibiza. Soy optimista porque veo la vacuna. No hay que tirar la toalla, hay que seguir muy atentos a la evolución del covid y hay que respetar todas las restricciones para que podamos pasar a la siguiente fase, que es la vacunación, y consigamos que lleguemos al verano con una inmunidad de la población que nos permita hablar ya de inmunidad de rebaño. Soy optimista, aunque todavía estemos combatiendo esta tercera ola, sobre todo en Ibiza, porque, insisto, he visto que las medidas funcionan cuando se aplican. Aplicando estas medidas podemos bajar la incidencia, y si además le sumamos que ya hemos iniciado la fase de vacunación, creo que tenemos las armas para combatir contra el virus.

—¿Cree que al ritmo actual de vacunación podremos llegar al verano con la deseada inmunización generalizada?
—Yo confío en que tenemos una buena capacidad de vacunación en Baleares. Si tenemos la cantidad de vacunas que se ha pedido, estoy seguro de que llegaríamos a esa cobertura antes del verano.
A nivel de centros de salud y logística, tenemos una gran capacidad para realizar una vacunación masiva, del 70%, o de casi el 70%, antes del verano.