Los estudiantes ya han asimilado como rutina el ir en barco a Ibiza para poder asistir a clase. En la imagen, el viernes regresando a Formentera tras las clases. | DANIEL ESPINOSA

Una decena de niños y adolescentes recorren todos los días la pequeña franja de mar que separa Formentera de Ibiza para ir a estudiar. Son pequeños valientes que siempre tienen la misma rutina. Se levantan a eso de las seis de la mañana, se ponen la ropa, desayunan y acuden hasta el Puerto de La Savina, donde embarcan en uno de los barcos rápidos que cubren el trayecto. En algo menos de media hora llegan a Ibiza y cogen un taxi para llegar a la hora. Tras dar clase toda la mañana, al al medio día hacen el camino inverso a toda prisa para llegar puntuales al Puerto de Ibiza para embarcar a las 14.30 horas rumbo a su casa.

Algunos, como Alexia Escandell, de 15 años y estudiante del Col·legi Mestral es toda una experta en estas lides. Lleva cuatro años haciendo el recorrido entre las dos islas Pitiusas y ya está totalmente acostumbrada. «Las primeras veces se hace un poco pesado, sobre todo los días en que el mar está un poco picado, pero luego lo haces todos los días de forma completamente normal porque leyendo, estudiando o escuchando la música de éxitos de España que llevo en el Spotify la media hora de viaje se pasa muy rápido».

Además, Alexia ha visto como todo iba cambiando año tras año. Cuando empezó a viajar la acompañaban otros 17 estudiantes de otros centros de Ibiza, el año pasado este número bajó mucho, siendo ella la única de su colegio que vivía en Formentera, y en este curso, afortunadamente, viaja con su hermana Elisabeth, una dicharachera joven de 12 años a la que le gustaría estudiar Arquitectura. Incluso, a esta simpática expedición se suma su amigo Vicent Escandell de 1º de ESO y aspirante a estudiar Ingenieria Astronómica y otra compañera llamada Iria y que sin embargo este viernes no pudo acompañarles. «Viajar en grupo siempre es mucho más divertido porque nos ayudamos mucho unos a otros y porque podemos compartir bromas, historias y a la vuelta comentamos lo que hemos hecho durante el día», explican los tres con una gran sonrisa.

Sin embargo, la aparición del coronavirus ha trastocado bastante los viajes. Según los estudiantes del Mestral antes era todo mucho más se+ncillo pero ahora tienen que pasar distintos controles y además, el uso de la mascarilla, hace todo mucho más incómodo. «Antes valía con un certificado que demostrara que vivíamos en Formentera para el descuento de residente pero ahora desde que la isla entró en el nivel 4 reforzado tenemos que llevar un documento que acredite que viajamos a Ibiza para estudiar en nuestros colegios y además hemos notado como se hacen muchos más controles», asegura Alexia.

De otros colegios
Alexia, Elisabeth y Vicent no son los únicos estudiantes que cruzan el mar para estudiar. Al medio día en el Puerto de Ibiza lo normal es cruzarte con varios chicos y chicas más con uniforme. Unos llegan con el tiempo justo, como Eric Gómez, estudiante de 2º de ESO del Colegio Sa Real. Es su segundo año cruzando Es Freus, desde que estaba en 4º de Primaria y asegura estar totalmente acostumbrado. «Para mí ya es normal levantarme muy pronto para coger el barco de las 06.30 horas y luego al medio día el de las 14.30 horas y al final me compensa porque veo a mis amigos y compañeros, aunque ahora con tanto control por el coronavirus los viajes se están haciendo bastante más complicados».

Y si Eric llega con el tiempo justo otros, en cambio, aún tienen tiempo de descansar un poco antes de coger el barco. Es el caso de Carlos, alumno de 2º de ESO del Colegio Nuestra Señora de la Consolación, quien todos los días repite la rutina de levantarse a las seis de la mañana, desayunar, ponerse la ropa, coger la mochila y subirse en el barco de Mediterránea Pitiusa a las 07.00 horas tras mostrar los papeles que le acreditan como residente en Formentera y que le sirven para que el trayecto le salga gratis. Y a las 14.30 horas vuelta desde Ibiza a Formentera, «muy contento porque la Consolación es un colegio donde me siento muy a gusto».