Una de las últimas representaciones que ha podido llevar a cabo la Compañía Arts i Oficis antes de que llegara el coronavirus con todas sus restricciones.

«Es imposible hacer teatro con distancia de seguridad y mascarilla». Esta afirmación se repite una y otra vez a modo de lamento y crítica entre las compañías de teatro amateur que hay actualmente activas en la isla de Ibiza. Y es que el coronavirus también ha aparecido en sus vidas, en sus ensayos cotidianos y en sus representaciones y de momento, amenaza con quedarse durante bastante tiempo, perjudicándoles sobre manera.

Más allá de que su calendario de actuaciones previstas hayan tenido que ser suspendidas, el principal problema tiene que ver con los ensayos. Durante estos días, desde que Ibiza entró en fase 4 avanzada para frenar el avance del coronavirus, no se pueden juntar y llevan a cabo sus ensayos aprovechando las nuevas tecnologías. «Nos hemos tenido que reinventar porque tenemos que representar nuestra obra Carnaval los próximos 19, 20 y 21 de febrero en Can Ventosa y como no podemos quedarnos parados estamos tirando de Zoom aunque nada es lo mismo porque no vemos los gestos del compañero, no interactuamos y no podemos darnos paso en cada una de las conversaciones», se lamenta al respecto Jesús Rumbo, uno de los actores que forma parte del reparto de la nueva obra que dirige Ángels Martínez para la Compañía Pedro Cañestro junto a Marilina Marí, Lourdes Tur, Neus Ortiz y Vicent Torres.

La paralización de los ensayos también la han sufrido el Grup de Teatre de Es Cubells – con más de treinta años de historia – la compañía Attipico de Santa Eulària y la Compañía Arts i Oficis que dirige Ramón Taboada. En el caso de los primeros, uno de sus fundadores Joan Josep Guasch recuerda que una de sus actrices dio positiva, tuvieron que aislarse todos, y ahora, hasta que lleguen tiempos mejores, se mantienen en contacto a través de un grupo de WhatsApp. Mientras, los de Taboada, al igual que la compañía Pedro Cañestro, han optado por Internet. «Desde que estrenamos nuestra última obra en el mes de diciembre no nos hemos vuelto a juntar todos los actores ni hemos podido ensayar y todo lo hacemos en formato virtual ya que ensayábamos en el IES Algarb y al no ser convivientes lo tenemos prohibido, lo que supone una situación que es totalmente contraria a lo que significa este maravilloso mundo que es el teatro», comenta el experto director al tiempo mientras recuerda que tampoco han podido dar comienzo a su curso anual.

Mascarillas y distancia
Las compañías no pueden ensayar presencialmente pero durante los meses previos tampoco ha sido tarea fácil poner en marcha una obra de teatro. Las mascarillas es un contratiempo muy difícil de combatir. «No se ven las expresiones y los gestos de la cara de los actores y con ello se pierde buena parte del trabajo que llevamos a cabo», coinciden tanto Taboada como el subdirector de Attipico, Javier Sánchez. Incluso, Jesús Rumbo va más allá. «Es muy complicado hablar con la mascarilla puesta, se pierde la vocalización, los tonos, las subidas y las bajadas y eso para el compañero, que tiene que estar muy pendiente de todo lo que haces y dices, es muy complicado».

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Además, el tema de las mascarillas entre el público tampoco es cómodo para los propios actores el día de la representación. Y es que según Taboada, «una de las cosas más importantes para un actor de teatro es esa interacción inmediata que tiene con el espectador para saber si todo está marchando bien, si ríe, si llora, si comenta algo, si se asombra, y ahora, con la mascarilla puesta todo eso es imposible, haciendo que todo sea mucho más raro y más feo».

Incluso, las distancias de seguridad entre los actores es un problema. Javier Sánchez asegura que se pierde la magia porque las escenas en las que hay más interacción entre los actores se tienen que limitar e, incluso, dejar sin ensayar, lo que ha hecho más complicado el día a día. De hecho, la compañía de Santa Eulària tuvo que paralizar los ensayos de una obra que iban a poner en marcha porque excedían el número máximo de seis personas que se permiten dentro de un local cerrado, optando por otros proyectos en los que hubiera menos actores.

Algo parecido a lo que han hecho en la Compañía Arts i Oficis que, según Ramón Taboada, también se han planteado una vuelta de tuerca. «Los ensayos son lo más importante porque de ellos depende casi el cien por cien del resultado final que se ve durante la representación y como no nos podemos tocar hemos optado por escoger obras que sean más puritanas con menos besos y abrazos».

Muchas obras suspendidas
Por otro lado, el coronavirus, las medidas de aforo y la situación sanitaria ha provocado una avalancha de cancelaciones en las obras de teatro de las compañías amateur de la isla.
La Compañía Attipico de Santa Eulària tuvo que suspender dos obras en el Teatro España y en el caso del Grup de Teatre de Es Cubells su última representación tuvo lugar durante las Festes de la Terra de Vila, en el verano, ya que vieron como se les venían abajo sus actuaciones de diciembre en Formentera. Mientras, la Compañía Pedro Cañestro vió como se le cancelaba una gira por la península. «Fue un golpe muy duro porque ya teníamos cerrado el representar la obra Carnaval por Catalunya, Santa Eulària y Mallorca, lo que era muy importante para una compañía humilde y pequeña como la nuestra pero todo se paró de golpe y ahora seguimos ensayando sin saber cuando volveremos a subirnos a las tablas», confirmó Jesús Rumbo.

Una pena porque, como confirmó el conocido actor, presentador y showman ibicenco, «el teatro como la música, la magia o los cuentacuentos son ahora mismo la única válvula de escape que tenemos como sociedad para evadirnos de tanta negatividad y eso ha quedado demostrado en que cuando se anuncia un espectáculo, a las pocas horas se agotan las entradas».