Momento de la celebración de una boda, con el número máximo de personas, seis, que pueden asistir. | Toni Planells

Que la pandemia está cambiando nuestras costumbres es más que innegable, pero estos cambios están llegando a extremos insospechados. Que el número de enlaces matrimoniales que se han celebrado durante el último año hayan bajado es comprensible, pero que de las pocas bodas que se celebran un gran número se estén celebrando en una intimidad que sobrepasa lo estricto, llama la atención.
Durante 2020 se celebraron 62 bodas en Sant Antoni, frente a las 108 que se celebraron en 2019. En lo que llevamos de 2021 se han celebrado seis, cuatro de las cuales se celebraron ayer viernes.

Y es que se acerca San Valentín y el número de bodas entorno a esta fecha tradicionalmente se dispara. Periódico de Ibiza y Formentera se ha acercado al Juzgado de Paz de Sant Antoni dos días antes del santo de los enamorados, que este año ha querido caer en domingo. En la jornada de ayer se celebraron cuatro enlaces en la sede del juzgado situada sobre el Mercat d’es Clot Marés, dónde hicieron una excepción ante la inminente llegada de San Valentín, ya que no suelen celebrar más de dos enlaces en a misma jornada.
Allí, el juzgado se ha adaptado a las circunstancias de la pandemia. Los enlaces se celebran en la terraza, ya que el interior no se encuentra lo ventilado que cabría desear en estas circunstancias. Dos mesas con seis sillas, un bote de gel hidroalchólico, los expedientes matrimoniales correspondientes y el acta de matrimonio es el austero decorado al que obliga la pandemia. El número máximo de personas que pueden asistir al enlace coincide con el número mínimo y necesario para que pueda celebrarse, seis personas: los novios, los testigos, el juez y la secretaria del juzgado, aunque al haber un terraza de dimensiones considerables, se permite la asistencia de algún asistente más, siempre guardando las distancias de seguridad. Ceremonias rápidas y austeras que no sobrepasan los 15 minutos.

Bodas discretas
De las cuatro bodas que se celebraron ayer, tres de las parejas de novios prefirieron no salir en los medios, llevando su enlace a un nivel de intimidad extremo.
«¡Si no nos pones en el Periódico mejor, que si me ve mi hermana o mi madre me matan!», explica el primer novio en casarse en la jornada de ayer. Y es que ni su hermana ni su madre saben que esta pareja se está casando, esperan un bebé en los próximos meses y les ha empujado a casarse en estas condiciones la urgencia por arreglar los papeles antes de su nacimiento.


«Se lo diremos a la familia y amigos cuando pase la pandemia para celebrarlo como toca,. Pero como sólo pueden venir los testigos, no hemos podido invitar a nadie» aseguran otros recién casados, que prefieren evitar que familiares y amigos que no han podido invitar se enteren de su enlace a través de los medios. Coinciden las tres parejas en que estos momentos en los que no se puede celebrar el enlace, han optado por la opción de casarse en intimidad y dejar los papeles listos cuanto antes, y dejar la noticia y las celebraciones para cuando puedan celebrarlo en las condiciones que merece el acontecimiento.
Marcus y Luis también han dejado para más adelante la celebración de su enlace, pero esta joven pareja no tiene ningún problema en proclamar su matrimonio a los cuatro vientos.
Decidieron casarse durante el confinamiento y fueron retrasándo la fecha a medida que las restricciones y la situación económica les iban poniendo trabas a sus planes. El pasado mes de diciembre decidieron hacer los trámites de una vez por todas, pero de nuevo, la grave situación del pasado enero volvió a retrasarles los planes. Finalmente decidieron que de febrero no pasaría. «Como no sabemos cuándo terminará esto, nos casamos y ya lo celebraremos cuando se pueda», concluye Luis minutos antes de contraer matrimonio con su ahora esposo Marcus.