En el entorno de Ses Salines sigue habiendo muchos tendidos aéreos anticuados y sin soterrar, según denuncia el GEN GOB. | Daniel Espinosa

Los flamencos ya se han convertido en un elemento imprescindible del paisaje de Ses Salines durante buena parte del año. Sin ir más lejos, en septiembre del año pasado el equipo técnico del Parque Natural de ses Salines de Eivissa y Formentera contabilizó la presencia de 1.015 ejemplares en los estanques, lo que supone la cifra más alta desde que en 1998 se empezó a registrar su presencia en este espacio.

Sin embargo, en los últimos 18 meses se ha registrado la muerte de seis de estas aves migratorias. Aunque según la conselleria de Medio Ambient del Govern y el GEN GOB no se trata de una cifra significativa, sí que es un dato que no se puede tomar a la ligera, tal y como aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el portavoz del grupo ecologista, Joan Carles Palerm. «Es urgente que se tomen medidas porque todos los años hay muertes de flamencos y, lo que es más peligroso aún, porque puede acabar afectando a algunas especies protegidas de la zona, como el águila pescadora, de la que a día de hoy en Ibiza únicamente se tienen contabilizados dos ejemplares».

Este es el último flamenco que ha sido hallado muerto junto a los estanques.

Las causas de estas muertes no están confirmadas al cien por cien. Según el Govern, todo indica que se debe «a su impacto contra los muchos cables aéreos que aún hay por Ses Salines tras sufrir complicaciones del vuelo ocasionadas por los temporales de viento de estas primeras semanas del año».

En este sentido, Palerm cree que es necesario que se soterren estos cables, aunque también es consciente de la complejidad del proyecto. «Sería lo ideal porque estos cables suponen un grave riesgo para la fauna, pero también entendemos que sería algo muy complejo ya que uno de ellos, el que va

por la Torre de Sal Rossa, nutre de energía a Formentera y luego va por el mar».
Por ello, el portavoz del GEN GOB pidió medidas a priori más sencillas. «Parte del problema se eliminaría si se cambiaran periódicamente los elementos rojos disuasorios que se colocan en los cables para que las aves no choquen porque con los años pierden efectividad y se quedan obsoletos». Unos dispositivos que, según Medio Ambiente, «se establecieron como medidas contra la colisión y la electrocución tras el Real Decreto 1432/2008, de 29 de agosto».

El Govern y el Consell d’Eivissa
Por su parte, desde la misma conselleria se aseguró a este periódico que «en diversas ocasiones se han reclamado al Gobierno de España más recursos y celeridad para evitar estas colisiones», y que trabajan «conjuntamente para conseguir que las eléctricas minimicen el impacto de sus tendidos mientras se consigue su soterramiento».

Sin embargo, en octubre de 2020, el conseller insular de Medio Ambiente, Vicent Roig, confirmó que se habían «perdido» 1,2 millones de euros que se iban a destinar al soterramiento de tendidos eléctricos en ses Salines.

Un proyecto, el primero, «que ya estaba muy avanzado» al haberse prolongado durante las últimas tres legislaturas, «estando pendiente únicamente de la licitación de las obras», pero que, sin embargo, según Roig, ahora «solo se podrá llevar a cabo con fondos externos al Consell d’Eivissa, tanto europeos o directamente del Govern balear».