Carmen Planas, presidenta de la CAEB.

La patronal CAEB cifra la caída del Producto Interior Bruto (PIB) de Baleares en el año de la pandemia en un 24,3 %, ligeramente más intensa que el dato del Govern (-23,7 %), en su informe de coyuntura presentado ayer. Sin embargo, la CAEB alerta de que la caída de la inversión en el último trimestre del año «pone en peligro» la ansiada reactivación. Por islas, la caída más pronunciada se produjo en las Pitiusas, con una contracción del 27,8%, tasa que supera en 3,1 puntos porcentuales la caída de Menorca (-24,7%) y en 0,3 puntos porcentuales la caída de Mallorca. «Con todo, el ejercicio se saldó con retrocesos históricos en todas las islas, en una horquilla negativa que oscila el 26,6% de Pitiusas y el 23,5% de Menorca», se extrae del informe de la CAEB.

«El tropiezo que ha sufrido la inversión en la recta final de 2020 condiciona las perspectivas de recuperación de la economía balear», aseguró su presidenta, Carmen Planas. De acuerdo con el informe de coyuntura, la inversión retrocedió un 16,4 % en el conjunto del año. Sin embargo, se acentuó en el último trimestre, con una caída del 20,9 %, muy superior a la registrada en el trimestre anterior (-14,4 %). De ahí, la preocupación de la patronal.

Este descenso de la inversión se explica, según el informe, por la contracción superior al 25 % del consumo privado. Se trata de una caída que «supera con creces» la experimentada a lo largo de la crisis de 2009, cuando alcanzó el -2,9 %. Además, duplica la observada a nivel estatal (-12,6 %). El descenso de las ventas del comercio, el incremento del desempleo y la casi nula afluencia turística contribuyen a la caída del consumo privado.

Además, tras el verano, «los intentos de aceleración no se afianzaron, como consecuencia de los nuevos rebrotes y de la entrada en vigor de restricciones a la actividad y movilidad», indica la patronal.

Otros factores que explican la caída de la inversión son el empeoramiento de las expectativas empresariales ante «los bajos niveles de actividad y la incertidumbre imperante», la destrucción de tejido empresarial y la desaceleración de la construcción. El informe destaca que en 2020 se destruyeron 3.810 empresas y que el presupuesto de los visados de obra se desploman cerca de un 30%. Respecto al sector de la construcción, que en los primeros meses de la pandemia aguantó mejor el impacto por la inercia de los meses anterior, la patronal advierte que esta bonanza llega a su fin.

Ante este escenario, cuya mejora pasa por la estabilidad de la situación sanitaria, como insiste Planas, «los impactos derivados de la COVID serán de larga digestión», sostiene. Pese a la incertidumbre actual, el informe descarta una pronta recuperación de la economía y advierte que «ante el miedo y el lento retorno a lo que será una nueva normalidad, el turismo, la aviación y la hostelería son los sectores que más se resentirán de forma alargada en el tiempo».