La balsa de sa Rota en una imagen de archivo.

Casi 600.000 euros costará la puesta a punto de la balsa de Sa Rota en Santa Eulària para que, 26 años después de su inauguración, pueda utilizarse para lo que se construyó allá por 1995: regar campos de cultivo con agua reutilizada.

La alta salinidad del agua que sale de la depuradora de Santa Eulària hizo que en el año 2000 dejase de usarse, tras apenas cinco años. Ahora el Govern pone en marcha la recuperación de la balsa, con capacidad para 200.000 metros cúbicos de agua, como el primer paso para la puesta en marcha del plan de consolidación y modernización de regadíos para el aprovechamiento de aguas regeneradas en Ibiza.

«En Ibiza hay que empezar pronto con un sistema que garantice a los agricultores que es posible regar con este agua», indica el director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Fernando Fernández. Otro fiasco sería catastrófico. En Santa Eulària todavía se recuerda la primera experiencia de uso de aquella agua que quemó los cultivos de ocho payeses por su alta salinidad.

Esto no pasará esta vez, asegura Fernández, y para ello cuentan con tres herramientas: control de los vertidos de salmuera de desaladoras privadas, un potente filtro con autolimpieza hidráulica y, como garantía extraordinaria, la posibilidad de aportar agua desalada a la balsa para bajar la salinidad si es necesario.

El proyecto de renovación de la infraestructura, en el que ya trabaja la empresa de transformación agraria, Tragsa, prevé una conexión de la balsa con la desaladora de Santa Eulària. Según explica el director de agricultura este elemento permitirá poner en marcha una medida pactada con la Dirección General de Recursos Hídricos, que implica la posibilidad de «aportar agua desalada hasta alcanzar un nivel de cloruros aceptable según los parámetros del Plan Hidrológico de Baleares».

Una aportación que sólo se podría hacer entre los meses de octubre y mayo, comprando agua desalada a un precio de coste pactado con Abaqua y en la medida que ese agua sea necesaria.

Respecto al control de vertidos de salmuera en la red de saneamiento, se trata de una medida impulsada por el Ayuntamiento de Santa Eulària mediante una ordenanza de vertidos. «El Ayuntamiento lleva trabajando meses en este tema y la analítica de salinidad ha mejorado mucho» indica Fernández, que considera que se trata de una medida muy importante con la que cuentan pocos municipios en Baleares.

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Los vertidos de salmuera en la red de saneamiento por parte de empresas con desaladoras privadas es uno de los elementos que más incrementa la salinidad de las aguas residuales. Una sal que las depuradoras no eliminan.

El tercer elemento para garantizar que el agua tenga un nivel adecuado de salinidad es la instalación de cuatro filtros de mayas inyectadas en polipropileno con sistema automático de limpieza mediante agua filtrada, que mejorarán algo más la calidad del agua.
Además, se instalará un sistema de telecontrol en la canalización desde la depuradora que permite parar la entrada de agua si existe un nivel elevado de salinidad.

La comunidad de regantes de esta balsa está integrada por 55 agricultores, pero Fernández dice que se empezará con los que quieran, «sin esperar a que se decidan todos».

Está previsto que las obras finalicen en el mes de octubre de este año, por lo que a final de 2021 se podría poner en marcha el riego con este agua.

Un proyecto ideado en los 80 al que ya se han destinado 5,2 millones de euros y nunca ha funcionado bien
El proyecto para impulsar el riego con agua depurada en la zona de Santa Eulària lo puso en marcha la Subdirección de Infraestructuras Agrarias del Gobierno en 1989. En aquel momento se destinaron 132 millones de pesetas (cerca de 800.000 euros) a la construcción de la balsa de regulación de la depuradora de Santa Eulària, el sistema de bombeo y la canalización. Un encargo que deriva del proyecto redactado en 1987. El principal propósito de dicho proyecto era el de preparar el futuro aprovechamiento de las aguas residuales depuradas. A este primer paso le siguió, casi de forma paralela, la construcción de la red para poder repartir el agua.

En 1993 se empiezan a instalar las tuberías para regar lo que se denominará el sector A, en la zona de Santa Eulària, que se pondrá en marcha en 1995. Su coste fue de 84 millones de pesetas (algo más de 500.000 euros). En 2004 se termina la red para el sector B, que comprende la zona norte del municipio de Santa Eulària y Sant Joan que incluye un proyecto de modernización del sistema. Aquel proyecto incluía la instalación de una desaladora portátil que no llegó a funcionar adecuadamente debido a las obstrucciones continuas de partículas que obstaculizaban las membranas de la desaladora. Fueron 3 millones de euros para instalar un sistema que no llegó a ponerse en marcha. En 2008 se encarga una nueva modernización de la red de riego que ya había quedado obsoleta. Se destinan 925.790 euros a un proyecto muy similar al que pone en marcha ahora el Govern. Incluye sistemas de telecontrol, renovar las instalaciones de riego de los sectores A y B y una puesta a punto de todo el sistema. En total, se han destinado al sistema de reaprovechamiento de agua 5.208.842 euros.

El último proyecto, que está previsto que se inicie este año, tiene el mismo objetivo que el anterior, la puesta a punto de toda la infraestructura para poder poner en marcha la balsa de Sa Rota. Serán 600.000 euros más para ver si por fin los agricultores de Santa Eulària y Sant Joan cuentan con agua regenerada útil para el riego. Una reivindicación de la isla que se hace esperar.