Una oveja superviviente a un ataque de perros, con una herida en el lomo. | Toni Planells

Desde el GEN destacan la importancia de hacer cumplir las normas existentes respecto al control de la presencia de perros sueltos, tanto en el campo como en el parque natural. «Hay normas claras, pero el problema es que no se hacen cumplir por parte de las instituciones», declaró Neus Prats, portavoz del GEN. Los ecologistas ponen el foco en la indefensión y el abandono del sector primario en Ibiza y lo reivindican como una alternativa económica clara a la que hay que promover frente al monocultivo económico y dependencia que tenemos en Ibiza del turismo. Denuncian, además, que al sector primario se le ha «ninguneado» durante años y comparan las insignificantes indemnizaciones que reciben los ganaderos por la pérdida de su ganado, que es su forma de vida, a manos de los perros con las ayudas que reciben desde el sector turístico. «El turismo se recuperará él solo, cuando pase la pandemia, pero el sector primario necesita ayudas urgentes para que no desaparezca», especificaron desde el GEN.

La plataforma ciudadana Prou! también se ha pronunciado ante la alarmante bajada del censo del sector ganadero. Se trata de un ataque directo a la cultura ibicenca, según denunciaron ayer desde la plataforma. La impunidad de estos ataques hacen que los ganaderos y payeses desistan de tener pequeños rebaños familiares de seis o 12 ejemplares dado el disgusto y desánimo que sufren al ver cómo los perros matan a todo o a gran parte de su pequeño ganado. Esto está provocando que desaparezca una parte importante de la cultura y tradición ibicencas. Además, desde Prou! subrayaron que todos los perros son cazadores independientemente de su tamaño. Sus representantes también recuerdan que los perros deben ir siempre atados, por ciudad, campo o playa y que no pueden estar descontrolados en casas de las que se pueden escapar.

Desde Can Dog, José Aranda, su responsable, afirmó que hasta el 70% de las razas de perros son «cazadores natos» y que su instinto les lleva a realizar estos ataques que pueden llegar a suponer la muerte de un número importante de animales. Y no solo de ovejas ya que Aranda apuntó que el número de gallinas y conejos atacados por los canes sueltos también es muy importante, pero que estos ataques no se denuncian de la misma manera que se denuncian los ataques a rebaños de ovejas. Insistió también en que el problema es que los perros anden sueltos o, sobretodo, que se escapen. Afirmó, además, que la solución pasa, sobre todo, por concienciar a los dueños de la importancia de cuidar y responsabilizarse de sus mascotas y recomiendó a los ganaderos el uso de alambradas de, por lo menos, dos metros de altura. Incluso llega a recomendar, dentro de las posibilidades, el uso «de vallas electrificadas», que con unas leves descargas podrían persuadir a los perros a la hora de trepar por las vallas de los corrales de los ganaderos.

Por su lado, Giussepe Guastella, de la asociación Ibiza 4 patas, consideró que cualquier perro de más de 20 kilos es un depredador en potencia susceptible de perpretar un ataque a cualquier rebaño de ovejas. Para Guastella, la solución a este problema pasaría por tres puntos. Por una lado, la responsabilidad de los propietarios de los perros a la hora de vallar e impedir que sus animales puedan escaparse provocando este tipo de masacres. Por otro lado, reclama más infraestructuras acondicionadas para los perros, parques caninos o más playas en las que se tolere la presencia de estos animales, por ejemplo. El tercer punto que apunta el responsable de Ibiza 4 patas gira en torno a lo que él llama «volver al pasado». Se refiere a la presencia de perros pastores entre los ganados, que no sólo ayudan al ganadero sino que protegen al rebaño de los ataques de otros perros.