Uno de los vehículos de prácticas de la autoescuela Residencial. | Toni Planells

La falta de examinadores ha sido desde hace años una de las quejas más frecuentes del sector de las autoescuelas ibicencas, aunque este problema también se reporduce a nivel balear y estatal. De hecho, esta circunstancia originó hace unos años unas jornadas de huelga y protestas en diversos puntos de España.

Las autoescuelas ibicencas se quejan de retrasos a la hora de programar los exámenes de entre tres y cinco semanas, una situación que la Dirección General de Tráfico (DGT) pretende atajar incorporando a un examinador de refuerzo, junto a los dos que tiene en plantilla, el próximo 6 de abril. Según la DGT, con esta incorporación se prevé que las 473 solicitudes presentadas hasta el pasado 15 de marzo queden atendidas entre el 16 y el 19 de abril. Desde la DGT también anuncian a corto-medio plazo la incorporación de entre uno y dos examinadores más en plantilla.

Además, para atajar el problema, Tráfico ha puesto en marcha un nuevo sistema llamado CAPA, que aunque todavía no está activo en Ibiza esperan que pronto pueda ser implantado. Se trata de un algoritmo que permite ajustar y repartir la capacidad de examen de cada jefatura provincial entre la demanda de las autoescuelas de la zona, según explicó María José Aparicio, subdirectora de Formación de la DGT, en un seminario web. El sistema parte del concepto de «bolsa», entendido como el número total de alumnos con el examen teórico aprobado en los dos últimos años, expresado en minutos, ya que el examen, en función del permiso al que se opta, dura 30 minutos (B), 35 (A) o 50 (C y D). La capacidad de examen la fija la Instrucción de Calidad de la DGT en base al número de examinadores de cada jefatura.

Desde la autoescuela Reisdencial, en Vila, su director, Fernando López, considera que la falta de examinadores es un «mal endémico de la isla», comparable con la falta de personal sanitario, policías y funcionarios en general. Sobre el sistema CAPA, no acaba de estar convencido del todo de que su funcionamiento pueda acabar con la larga espera de sus alumnos, de hecho le parece que es una suerte de «cupo encubierto» en el que asegura que debe elegir a los alumnos que manda, descartando a los que «no entren en el cupo».

López describe este sistema como «una manera de pasar el marrón que tenía Tráfico, por no tener suficientes examinadores, a las escuelas, a quienes se van a quejar los alumnos a partir de ahora». En su empresa, el retraso a la hora de conseguir el examen es de cinco semanas.

En la autescuela Bahía, en Sant Antoni, el tiempo de espera de sus alumnos para hacer el examen es de hasta siete semanas. En esta escuela trabajan con el sistema CAPA y reconocen que está dando problemas. «Por ejemplo, si un alumno está pendiente de una cita para el examen de camión y a la vez quiere apuntarse al de autobús, al tener un expediente abierto no le deja abrir otro para otro curso. Hay cosas que hay que ir cambiando», explica Toni Ribas, empleado de la autoescuela, que también se queja del retraso, sobre todo a la hora de examinarse de prácticas. «Seis o siete semanas de espera es mucho porque el alumno, cuando se presenta, es porque ya está preparado, y si tiene que esperar seis semanas, se plantea apuntarse al examen antes de empezar a prepararse», explica Ribas.

En el caso de los exámenes AM, A1 y A2, los de moto, el retraso de los exámenes es, de momento, sine die. Las autoescuelas coinciden en que han dejado de realizar tanto las prácticas como los exámenes debido al mal estado de las pistas de Santa Gertrudis, donde el pasado 9 de marzo un alumno sufrió un grave accidente y hasta que estas estén en buenas condiciones. Este hecho, según explica López, supone un grave trastorno para aquellos alumnos que necesitan examinarse para poder trabajar u opositar, sobre todo para aquellos que suspendieron y se les acaba el plazo para poder volver a presentarse.