La viróloga Margarita del Val, investigadora del CSIC, y el mediático doctor César Carballo, colaborador habitual de varias televisiones, han coincidido esta semana en un esperanzador vaticino: ocho semanas es el periodo que nos falta para entrar en una nueva fase de la pandemia en la que habrá menos fallecidos, menos ingresos hospitalarios y casos menos graves.

Aún estaremos lejos del 70 % de la población inmunizada que requiere la inmunidad de rebaño según los expertos, entre un 30 y un 40 % de población vacunada dijo la ministra Reyes Maroto hace un par de semanas en Palma para el principio del verano, pero el avance se antoja notable.

La mejoría de la situación vendrá porque estas ocho semanas clave se calcula que es el plazo que necesitamos para tener vacunado al 100 % de la población de riesgo, mayores de 65 años, la franja de edad más castigada: un 95 % de los fallecidos tenía más de 65 años.

De ser cierta esta previsión, entraremos en una nueva era y empezará a ser verdad que la covid es como una gripe, con todas las distancias y las reservas. Veremos en qué se traduce en cuanto a restricciones.

Contrasta esta visión con la pesimista declaración de hace unos días de Angela Merkel, quien aseguró que estamos ante una nueva pandemia debido a que la cepa británica ha cambiado por completo las reglas del juego: es mucho más contagiosa, es mucho más letal y es mucho más duradera, lo que aconseja prolongar la cuarentena unos días más y hacer una PCR antes de finalizarla para estar seguros de que el portador no puede contagiar, como probablemente ha estado pasando. Es ya la variante dominante.

Ambas realidades contrapuestas son compatibles, en tanto que las vacunas se han demostrado afortunadamente eficaces contra la maldita cepa británica. Así pues, vienen por delante semanas muy duras todavía, con una cuarta ola que parece cantada. Nos pillará con la población de las residencias vacunada, los sanitarios vacunados, los grandes dependientes vacunados, algunos colectivos y un puñado de afortunados de más de 80 años inmunizados, lo que seguro reducirá la presión de los contagios.

Del Val lleva tiempo alertando de que el objetivo del Gobierno de tener el 70 % de la población vacuna a final de verano no tiene sentido, ya que las personas vacunadas seguirán siendo infectadas, aunque no tengan síntomas, y, por lo tanto, contagiando a su alrededor. Para ella, lo fundamental es tener al 100 % de la población vulnerable vacunada, algo que, a pesar de los retrasos, estima se conseguirá antes del verano.

¿Qué pasará en verano?

A pesar de que la asociación Ocio de Ibiza aún se cree que en junio tendremos el 70 % de la población vacunada y suspira por abrir ese mes, la realidad es que no será así. Abril tampoco será el mes de la vacunación masiva. El Govern utiliza los plazos y las previsiones como la fábula de la zanahoria delante del burro con el único objetivo de evitar una revuelta social ante el fracaso estrepitoso de la Unión Europa con la vacunación.

El Govern está haciendo bien el trabajo de campo. Está poniendo las vacunas que va recibiendo y lo tiene todo preparado para poner muchas más cuando lleguen. Desde el punto de vista operativo, si son ciertas sus cifras y nada hace pensar que tengamos que desconfiar, está haciendo un buen trabajo.

No está a la altura, sin embargo, en la visión estratégica de la vacunación. Lamentablemente, Ibiza y Formentera no tienen una segunda oportunidad, como el histórico programa de Televisión Española que me fascinaba cuando era un niño y que permitía a los conductores evitar un fatal accidente de tráfico haciendo las cosas bien.

Si no tenemos una actividad razonable en julio y agosto, será otro año perdido. La caída del PIB de las Pitiusas registrada en la estadística del Govern demuestra que somos los campeones de la dependencia del turismo (-29,9 %), mucho más que Mallorca (22,6 %) y Menorca (-23,3 %), que la media de España (-11 %) y de la UE (-6,2 %).

Vicent Marí se está desgañitando sin éxito para reclamar al Govern «vacunas, vacunas y vacunas» en el «segundo trimestre» no en el «cuarto».

El Govern, en cambio, está paralizado, sumiso a Pedro Sánchez, satisfecho con los ERTE y los 1.000 millones que en realidad son 855 de ayudas directas a las empresas. No se atreve a exigir por tierra, mar y aire que el Gobierno priorice las zonas turísticas, priorice los trabajadores del sector turístico, independientemente de su edad, como se ha hecho con los profesores, para enviar un mensaje nítido a los mercados de que seremos un destino seguro.

Deduzco que esta tibieza se debe al miedo de que sea acusada Francina Armengol de insolidaria cuando en realidad se trata de todo lo contrario, de recibir la solidaridad del resto de Europa de la misma manera que siempre hemos sido solidarios como contribuyentes netos al sistema de financiación.

Gracias al mismo argumento, hemos recibido más ayudas porque el impacto de la pandemia está siendo más elevado en esta tierra. También necesitamos las vacunas antes porque si no tenemos julio y agosto perderemos un año y aquí no tenemos nada más. Es así de simple y solo hay que mirar el impacto de PIB para darse cuenta sin necesidad de ser economista.

Las Fallas son muy importantes en Valencia, pero tienen más adonde agarrarse, al igual que Sevilla y la feria de abril y la Semana Santa, Pamplona y San Fermín… Nosotros no, o hay julio y agosto o perdemos un año, con lo que la millonada que le costaremos al Estado será de traca.

Probablemente no somos el único territorio que se encuentre en una situación parecida y que, por lo tanto, merezca y requiera un trato diferencial y sea, asimismo, un aliado en nuestras reivindicaciones.

Nadie discute que lo primero es vacunar a la población de más de 65 años porque es la que presenta un mayor índice de mortalidad y lo primero es salvar vidas. Lo que hay que hacer es tener preparado el plan para después de ese hito y priorizar para que no tengamos que estar otro año en blanco.

Y si Pedro Sánchez no entra en razón o efectivamente el camino no es la vacunación masiva, al menos que no sea porque no lo hayamos intentado con todas nuestras fuerzas. La responsabilidad del Govern es articular un plan del que ahora mismo carecemos.

No basta con decir que seremos los primeros en probar el pasaporte sanitario, ya que, además de ser falso, necesitamos que también tengamos un acuerdo con el Reino Unido del que carecemos en estos momentos.

Insostenible.

La dimisión del regidor Xicu Cardona era inevitable porque mantenerle en el gobierno municipal habría sido insostenible para Marcos Serra y muy difícil de digerir para sus socios, Ciudadanos y PxE.

Demasiada munición para la oposición tener a un regidor con un expediente de disciplina urbanística abierto por haberse construido, siendo concejal de la oposición, una piscina ilegal anexa a una casa que también se construyó sin licencia antes de entrar en el Consistorio.

La dimisión es la única manera de asumir responsabilidades políticas. Cardona las ha asumido y Serra ha rectificado su error inicial de no aceptárselas con la idea de que amainara el temporal.