Javier Arranz, portavoz del Comité de Enfermedades Infecciosas del Govern balear. | Pellicer

El doctor Javier Arranz (Barcelona1962) se felicitaba en la rueda de prensa del pasado martes de la buena situación epidemiológica de Ibiza, la isla que más dolores de cabeza le generó semanas antes. Nos atendió ayer vía telefónica desde su despacho del Servicio de Salud. Durante la conversación, recibimos los datos de nuevos contagios difundidos ayer que reflejan en pequeño incremento. «Hasta que no tengamos la foto de Semana Santa a finales de la semana que viene, no podemos decir si es un incremento muy marcado y si se va a mantener. Hasta ahora los casos están bien trazados, vienen de algunos brotes, y están controlados, lo que nos da un margen de tranquilidad. Pero sabemos que en pocos días puede variar». Transmite seguridad y optimismo y mucha, mucha prudencia, la que aconseja más de un año de lucha contra el covid al frente del Comité de Enfermedades Infecciosas. Le entrevisté a finales de septiembre cuando vaticinó que el covid acabaría siendo como una gripe, salvando las distancias.

—¿A cuánto estamos de que el coronavirus sea la gripe de nuestro tiempo?

—Es difícil de decir. Llevamos un año aprendiendo y todavía nos queda por aprender.

—¿Una persona vacunada se puede contagiar y puede transmitir el virus?

—Los transmisores son las personas que tienen la infección activa, tengan síntomas o no. Y sí, una personas vacunada puede infectarse y transmitir la enfermedad. El riesgo de infección es menor porque tiene defensas para las variantes y cepas para las que hay protección. También se se puede infectar de variantes diferentes, que es lo que estamos viendo. Esta es la razón por la que la vacuna no es la única herramienta y por eso insistimos en que todas las medidas preventivas son necesarias.

—¿Cómo se comportan las vacunas conocidas ante las variantes conocidas?

—Las vacunas actuales ARN (Moderna y Pfizer) y Jansen mantienen una eficacia algo menor para las variantes sudafricana y británica y AstraZenaca no tiene suficiente eficacia contra la sudafricana con la dosis completa actual. Ante ello, hay que reconvertir la vacuna, como se hace con la de la gripe cada año, o plantear un refuerzo de la dosis. No es preocupante porque no son tantas variantes y ante la británica y principal hay protección. No hay un peligro de transmisión comunitaria de las otras variantes en Europa hoy.

—¿Las personas vacunadas que se infectan tienen la misma capacidad de transmitir la enfermedad?

—Las que se infectan tienen menos síntomas, o no tienen, y tienen menos problemas graves, lo que está relacionado con la carga viral. Así que podemos asumir que si hay menos carga viral, es más difícil que se transmita esa infección. Falta tiempo para poderlo decirlo con rotundidad.

—¿70% de la población vacunada para la inmunidad de rebaño o 100% de inmunidad a las personas mayores de 65 años, es decir, la edad del 95% de los fallecidos?

—Son objetivos diferentes y queremos los dos. El objetivo de tener vacunado al 100% de los mayores de 65 años sirve para dos cosas: una, para evitar muertes, y dos, para evitar ingresos y, por lo tanto, saturación de hospitales y de las UCI y, en consecuencia, más capacidad para poder seguir atendiendo de otras patologías a la población. Este es el objetivo prioritario de Europa. El 70% de población vacunada sirve para luchar contra la transmisión de la pandemia, evitar infecciones y conseguir al cabo de un tiempo aproximarnos a una gripe. También evitará que aparezcan nuevas variantes. El primero estamos cerca de conseguirlo y es un logro muy, muy, muy importante, el segundo va a costar más. La inmunidad de rebaño no solo tiene efectos sanitarios, también tiene implicaciones económicas y sociales, ya que necesitamos ir a trabajar y que la economía funcione.

—Y entre un objetivo y el otro, ¿podremos salvar la temporada, el argumento del Govern para mantener las férreas restricciones en estos momentos? ¿Puede hacer un vaticinio?

—No puedo y no me gusta. Somos médicos, no adivinos. Depende de muchos factores: vacunas, nuevas variantes, nuevas técnicas diagnósticas, cansancio que tenemos todos, lo que hace que las medidas preventivas se apliquen de forma menos adecuada, del Gobierno, de otros gobiernos, de la UE… Las cosas van cambiando. ¿Qué vemos? La UE está avanzando en pasaporte y certificados de movilidad… Nos faltan muchos datos todavía… No sabemos cuánto dura todavía la inmunidad. Ya es difícil saber cómo vamos a estar nosotros en verano, hacerlo de cómo estarán otros países es más difícil aún.

—¿De qué servirá el pasaporte?

—No eximirá de controles. Cuantas más barreras pones a la transmisión del virus, más éxito tienes y obligar a los vacunados a que sigan las medidas de prevención es otro filtro a la transmisión. No hay un única medida que sea la panacea. Una persona vacunada deberá mantener medidas preventivas para no infectarse y para no transmitir la enfermedad si se infecta. Un vacunado no podrá hacer lo que quiera, aunque si lo hiciera tendría menos probabilidad de infectarse e infectar, pero como no lo podemos asegurar, habrá que seguir aplicando medidas como hace todo el mundo.

—¿Qué nos ha enseñado Israel, ejemplo en la vacunación?

—No sé si es un ejemplo. Han invertido mucho dinero y han logrado vacunas antes que otros países, lo que me cuesta ver como un ejemplo en cuanto a la cooperación entre países; su actuación en los territorios ocupados, tampoco es ejemplarizante. Otra cosa es que una vez ha vacunado a un porcentaje elevado, no a toda la población, nos permite conocer datos que avalan que la vacuna es muy efectiva.

—Las discotecas han diseñado un plan para abrir en el mes de junio. ¿Es posible que haya discotecas este verano?

—No me sorprende en absoluto que lo pidan. Lo pide el fútbol y lo pide todo el mundo porque es normal que cada persona quiera actividad económica. Falta poco para la temporada y el ocio en Ibiza es muy importante. Además, hemos visto que en Barcelona se han hecho algunas pruebas en algunos conciertos, aprovecho para aclarar que no son dos conciertos, son dos ensayos clínicos científicos que utilizan a personas que van a conciertos, es al revés. Esos estudios nos va a dar datos para poder decidir. Es legítimo que quieran abrir, pero hay que tener más evidencias.

—Legítimo y normal. ¿Y posible?

—Depende cómo. Imposible, imposible, imposible, quizá no...

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—Muchas reservas.

—Si tengo en la cabeza abrir como en años anteriores, no, por supuesto que no y definitivamente no. No va a ser de esa forma. Será muy distinta. Es posible que sí tengamos algún local que pueda abrir, con unas condiciones muy estrictas. Pruebas, previas y posteriores, compromiso por parte de los asistentes a hacer una serie de seguimientos y no saltarse esos seguimientos, ni nada por el estilo, y sabiendo a qué se atienen, aunque estén de vacaciones, eso pudiera ser. Imposible no lo veo, muy difícil, sí.

—Tantas condiciones se parecen mucho a un ensayo clínico como los de Barcelona.

-Un ensayo recoge todo lo que ha pasado en ese local y permite llegar a ciertas conclusiones. Si tenemos evidencias de ventilación, filtros de aire, nivel de CO2, mascarillas, distancias, pruebas y demás y podemos replicar las condiciones para dar seguridad a las personas que acudan al evento y al resto de personas con las que actuarán al salir del evento, es posible. La cosa es complicada, no es simple.

—Que no habrá discotecas...

—No lo sé. Todo cambia muy rápido y si esos estudios que se han hecho, nos dan datos positivos y arrojan alguna evidencia que permita algún tipo de actividad, puede ser que podamos decirles si usted es capaz abrir un local de tanta capacidad, que las personas hagan estoy y lo otro... a lo mejor se puede hacer algún tipo de actividad. Es muy difícil asegurar en estos momentos cuáles serán las condiciones necesarias para poder abrir de forma segura porque no tenemos estudios.

—¿Y qué hemos aprendido de la experiencia de la discoteca Apolo y del Palau Sant Jordi?

—No sabemos las conclusiones. Cuando las tengamos, que creo que no tardará, veremos qué se puede hacer en condiciones muy controladas. Va a ser muy importante. Quizá tengamos que hacer algún tipo de ensayo clínico en Baleares, en Ibiza, en este sentido. Barcelona no es la meca del dance club y tenemos más derecho a hacer un estudio de este tipo que otros sitios sin duda.

—¿Sin estado de alarma será más difícil la lucha contra la pandemia?

—Si no hay estado de alarma, el Gobierno y las comunidades decidirán otros mecanismos para poder dar herramientas y poder tomar decisiones en la línea de lo que hemos venido haciendo hasta ahora. Es verdad que limitar la hora en la que estamos en casa ha sido útil, muy útil, y si no se puede hacer, lo asumiremos y haremos lo que podamos. ¿Modificará la lucha contra la pandemia? Sin lugar a dudas, ya veremos cómo. Siempre confiamos en las personas, aunque las personas a veces no acaban de hacer lo que creemos que harán. Habrá otras herramientas.

—¿Cómo ve la política de mayor apertura de Madrid en cuanto a la hostelería?

—Quizá sea eso, política. Me fijo más en la situación de hospitales y de las UCI, que no han dejado de ser preocupantes. Si estás con cifras de 100 casos de incidencia y con la variante británica que hace crecer la incidencia exponencialmente, puede ser muy desagradable. De todas formas, habría que analizar Madrid por zonas básicas, cada ciertos días cierran zonas y abren otras. En algunas partes están más abiertas y en otras están más cerradas de lo que les gustaría.

«Es prudente parar unos días con AstraZeneca»

—¿Qué va a pasar con la segunda dosis de AstraZeneca que han de recibir los ciudadanos que están por debajo de la franja de edad autorizada?

—No puedo entrar en este detalle. Es una decisión global, europea o nacional. Esperaremos unos días y que aparezcan nuevos datos y evidencias.

—¿Cómo ve los tumbos alrededor de AstraZeneca?

—Hemos aprendido que, a pesar de que en medicina sabemos muchas cosas, cuando aparecen enfermedades nuevas, estamos como nuestros colegas de hace siglos. Nos hemos tenido que acostumbrar a que la cosa va cambiando. Lo que es indudable es que desde el punto de vista comunitario, cualquier vacuna aprobada es recomendable, ya que el beneficio es superior a los riesgos. En cambio, como médico tienes que recomendar a un paciente concreto una respuesta y eso es más complicado y genera cierta incertidumbre. Hay que valorar cada caso, ya que no es lo mismo una persona con mucho riesgo de contagio que otra con poco riesgo, con una patología u otra… Esperemos un poco.

—La decisión que hay ahora es general: solo mayores de 60 años.

—La vacuna ha de ser eficaz y es eficaz, de eso no hay duda, y también segura, ya que no tengo que hacer daño al paciente y ese es el quid de la cuestión ahora. Por principio de prudencia, está bien esperar a que haya más datos y dejarlo para dentro de una semana, 10 días o 15 días.

—Hay voces que piden dejar libertad al ciudadano.

—Podría estar bien, pero la obligación del estado es tomarse un tiempo y ser garantista.