Aisha Suárez, del es Vermell Café, atendía ayer a los clientes que entraban en la terraza en un día de lluvia. | Marcelo Sastre

«Es muy difícil de entender las medidas que toman, nos descolocan y nos siguen maltratando -el Govern- después de llevar a muchos hosteleros a la ruina y el cierre». Así se manifestaba ayer Aisha Suárez, de es Vermell Café, en Vila.

Aisha y Juan Ramón no entienden que en Ibiza se mantenga el cierre de bares, restaurantes y cafeterías a las 17.00 horas «cuando tenemos menos casos que en Mallorca». «Ya no es que no nos dejen abrir hasta el horario de cenas, es que nos tratan peor que al resto de islas», lamentaron.

Cerca de es Vermell, Javier, del Café Cibeles, similar pesadumbre y desconcierto. «Los políticos sabrán lo que hacen y lo que no hacen. Lo que tengo claro es que yo, como muchos, llevamos más de un año perdiendo dinero. Abierto o cerrado a mi me cuesta dinero el negocio y esto ya se está alargando mucho», aseveró.

El sector hostelero no entiende que con los actuales datos epidemiológicos el Govern haya mantenido dos semanas más las restricciones para la hostelería ibicenca con unas condiciones más severas que en Formentera, Mallorca o Menorca.

Los «grandes damnificados»

Noticias relacionadas

Los propietarios de bares y restaurantes de Ibiza se sienten «los grandes damnificados y no entienden que tras pasar el puente de San José y la Semana Santa se mantengan los interiores cerrados y las terrazas se cierren a las 17.00 horas. «Ampliar una hora ya te da un pequeño margen para una comida con dos servicios, pero cerrando a las cinco la gente se lo piensa dos veces», argumentó el responsable de un negocio de l’Eixample.

También hay hosteleros para quien la ampliación de una hora le es indiferente. Así, Silvia, del bar Can Moreta, advirtió que una hora de más o menos no le supone un cambio significativo. «Puedes servir unos cuantos cafés más pero también tendría que contratar personal para cubrir una hora».

El día lluvioso en Ibiza no acompaña para unos negocios que solo pueden atender a medio gas en las terrazas.

A escasos metros del Moreta, un camarero atiende en el Ohlala Bistrot. «Estamos trabajando como se puede y ya es algo. Estuvimos un tiempo cerrado y yo como empleado lo pasé como todos. Mi jefe lo ha sentido mucho más y ahora toca agradecer que se pueda trabajar un poco, pero está claro que lo ideal sería abrir más horas. Esperamos que en breve se pueda abrir por la noche», relató.

«Ahora ya tenemos algo de movimiento y se agradece que la hostelería esté abierta pero está claro que no son las mejores condiciones», añadió.

Los restauradores ansían recibir noticias de una mayor apertura «por la supervivencia del negocio y porque ello también implicaría que vamos dejando atrás la pandemia».