Imagen de archivo de una ‘sargantana’ entre plantas de la isla de Ibiza.

¿Qué impacto puede tener la desaparición de la lagartija pitiusa? ¿La protección del único vertebrado endémico de Ibiza supone sencillamente evitar la desaparición de un símbolo que aparece en camisetas, ceniceros y pegatinas para la parte trasera del coche?
Trabajar para salvar a un animal endémico de la extinción por culpa de una plaga de serpientes, generada por el ser humano, parece un motivo más que suficiente para actuar.

Este hecho ha llevado a decenas de personas a participar en la plataforma ‘SOS salvem sa sargantana pitiusa’ para trabajar por la erradicación de los ofidios invasores y, como dice el propio nombre la plataforma, salvar a la lagartija. Pero el impacto de la expansión de las serpientes va más allá de la amenaza a una única especie. Algunas plantas también sufrirán su voracidad.

No es que las serpientes se hayan vuelto hervíboras en Ibiza por el turismo de wellness, es simple y llanamente el impacto que podría tener en un ecosistema tan delicado como el insular la desaparición de uno de los engranajes, las lagartijas, que hacen que funcione un complejo mecanismo. Eso es lo que revelan varios estudios sobre el impacto de la desaparición de la lagartija en Mallorca y Menorca, que dan una idea de lo que podría pasar en Ibiza dentro de pocos años si no se actúa.

Mutualismos
En un estudio de Anna Travesset y Nuria Riera publicado en 2005 en Conservation Biology, la revista de la comunidad internacional Society of Conservation Biology, analizaron la relación entre la lagartija y la Dafne menorquina. Este arbusto actualmente sólo abunda en el único islote en el que siguen existiendo lagartijas. El estudio demuestra que la ausencia de esta lagartija en la mayoría de las poblaciones de Menorca es lo que ha causado la regresión de esta planta, actualmente considerada en riesgo de extinción.

La interrupción de este mutualismo, de esta relación de dependencia entre dos seres vivos, ha llevado a la práctica extinción de la planta tras la desaparición del vertebrado. Según muestra el estudio, las lagartijas son las que dispersan las semillas de esta planta. Al ingerirlas las trasladan a otros lugares en su tracto digestivo, y al ser defecadas las semillas son viables y germinan. Además, indican las investigadoras que las semillas de esta planta tienen más difícil germinar al caer sobre el suelo, mientras que al pasar por el sistema digestivo del reptil el recubrimiento de la semilla se reblandece y hace más fácil la germinación.

Pero este no es el único ejemplo. En otro estudio en el que participaron las dos investigadoras sobre la olivilla, una planta de la que se puede obtener aceite vegetal, descubrieron que la desaparición de la lagartija en Mallorca y Menorca «habría supuesto importantes consecuencias ecológicas para la planta» con una gran mengua de sus zonas de crecimiento. En Menorca, en 2002, cuando se hizo este estudio, quedaban en torno a 50 ejemplares.

Los investigadores plantean que «el gran número de frutos sin dispersar en las zonas en las que se han extinguido las lagartijas apoya la hipótesis de que la dispersión de semillas de esta planta ha decrecido tras la introducción de carnivoros».

Del mismo modo que con la dafne menorquina, el impacto no es sólo sobre la dispersión de las semillas, sino por el favorecimiento de la germinación. Las lagartijas seleccionan los frutos más pequeños, con semillas más ligeras y el paso por el tracto digestivo del reptil las hace más aptas para su desarrollo.

El estudio revela que en el caso de Ibiza, la lagartija pitiusa es el único dispersor de semillas, excepto en las zonas en las que hay ginetas, ya muy escasas, que también consumen los frutos de esta planta.

En necesario actuar
¿Podría pasar algo similar en Ibiza? «La lagartija es una especie antiquísima en Ibiza, el único vertebrado que queda anterior a la colonización de la isla por el hombre, por lo que ha tenido muchos años de coevolución con muchas especies vegetales. Por tanto, sí, la desaparición de las lagartijas podría suponer la desaparición de otras especies vegetales endémicas de la isla», explica Nuria Riera.

Para esta investigadora, que se dedicó entre el año 1999 y 2003 a estudiar la dieta de la lagartija pitiusa con becas del CSIC y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, la Podarcis pityusensis es «una joya» de nuestra fauna. «Son pequeños tesoros que hacen que en un territorio pequeño tengamos una enorme biodiversidad. Una misma especie como es la Podarcis pityusensis podría tener hasta 45 subespecies», explica.

Considera que «aquí debería hacerse un trabajo muy importante de erradicación» de serpientes, dado que «hace muy poco tiempo, en la escala de evolución de los ecosistemas, que se ha introducido esta especie invasora, pero el impacto está siendo muy rápido y las consecuencias pueden ser nefastas».

El detonante de la extinción de la lagartija menorquina y mallorquina fue la introducción de mamíferos carnívoros desde época de dominación romana. Su desaparición se produjo tras siglos de depredación. La lagartijas pitiusas resistieron a los carnivoros invasores, como aldeanas irreductibles galas, pero ahora se ven asediadas por otra especie exótica de una voracidad sin precendentes en la isla: la serpiente.

Es por ello que es muy crítica con la escasa acción que considera que está llevando a cabo el Govern. «Hay que dar mucha caña al Govern balear, hay que apremiar al Cofib y a la conselleria de Medi Ambient, porque estamos ante un problema muy grave. Deberían existir unos planes muy potentes de erradicación por parte del Govern balear para revertir esta situación y lo que hay son pequeñas intervenciones», denuncia.

Sobre todo se muestra preocupada ante la llegada de serpientes a los islotes. «Seguramente provocará la desaparición de más de una especie endémica vegetal. Las lagartijas son los únicos vertebrados que hay en estos pequeños islotes, en muchos casos son los principales responsables de la dispersión de semillas y de la polinización. Que una serpiente llegue a un islote, es una catástrofe. Es un espacio muy reducido en el que las lagartijas muchas veces no tienen apenas refugios. La serpiente que llegue a este territorio se comerá todo lo que haya», alerta.

Impacto sobre otros animales
En el reciente estudio publicado en una de las revistas de Oxford University Press, ‘Colapso de la lagartija endémica Podarcis pityusensis en la isla de Ibiza provocada por una serpiente invasora’, la ambientalista Elba Montes junto a otros investigadores revelaba que la presa principal de las serpientes en la isla es la lagartija. El estudio del tracto digestivo de serpientes capturadas y sus excrementos, así lo revelaba.

Pero, qué pasa cuando la población de lagartijas de una zona ya está completamente diezmada. «Esto está por estudiar», indica Montes, «dentro de su dieta, además de micromamíferos como son los ratones, las ratas o dragones, también entran las aves. En Ibiza tenemos algunas aves amenazadas como es el virot o la curruca balear que podrían empezar a sufrir un mayor ataque de las serpientes».

Por otra parte, entre agricultores de Santa Eulària hacen notar la ausencia en sus campos de otro mamífero muy beneficioso para el control de plagas: la musaraña.

Ibiza es la única isla en territorio español que tiene una subespecie de musaraña adaptada a las condiciones de la isla, la Crocidura russula ibicensis. Este mamífero insectívoro tenía presencia en los campos de cultivo del norteste de Ibiza. Las musarañas hacen sus madrigueras en los linderos de los campos, a los que acuden por la noche a comer escarabajos, caracoles o gusanos. Además, en su búsqueda de alimentos hacen agujeros en el suelo que sirven para airear la tierra y mejorar fertilidad del suelo.

Si bien no hay estudios al respecto al impacto de las serpientes sobre este mamíferos, la percepción de los agricultores consultados en Santa Eulària es que ya no hay musarañas en la zona. Quizás se hayán quedado en un recuerdo, como la lagartija.

El particular fenómeno insular de las lagartijas como polinizadores
Un aspecto interesante de la lagartija pitiusa es su labor como polinizador. El consumo de néctar de flores por parte de reptiles es un fenómeno raro que sólo se ha descrito en las islas de Nueva Zelanda, Madeira, Seychelles, Antillas y Baleares.

Según indica Nuria Riera, «todas las lagartijas que incluyen el consumo de néctar en su dieta actúan como agentes polinizadores, gracias al hecho de que la textura de su piel, favorece el transporte de polen».

En Ses Salines, en concreto en la playa de Es Codolar, Riera describe que se puede observar este curioso comportamiento de las lagartijas con el hinojo marino. «Las lagartijas se mueven de flor en flor consumiendo néctar igual que lo hacen los insectos. El néctar normalmente actúa como medio de transporte que aumenta la probabilidad de carga de polen, es decir, cuando la lagatija chupa el néctar de las flores toca con el morro los estambres y una gran cantidad de granos se quedan enganchados. Cuando va a otra flor a por néctar, si toca el estigma deja caer los granos y se produce la polinización».

Un fenómeno similar se estudió en la isla de Aire, en Menorca, con la rapa mosquera, una planta con una flor similar al lirio de agua. El papel potential de la lagartija en la polinización de la rapa mosquera se estudió por medio de un experimento de exclusión. La prueba consistía en el aislamiento de una serie de plantas, aleatoriamente seleccionadas, de sus potenciales polinizadores, moscas o lagartijas. Para ello, se aislaron 10 plantas del acceso de lagartijas mediante vallas de plástico fijadas al suelo. El acceso de moscas se impedía aislando otra muestra de plantas por medio de jaulas cúbicas de tela mosquitera que únicamente permitían el acceso de lagartijas por su parte inferior. La viabilidad de semillas y desarrollo de los frutos se compararon posteriormente en estos dos grupos de exclusión con un tercer grupo control de plantas a las que se permitía el acceso de todos los potenciales polinizadores. El estudio revelaba que eran las moscas los principales polinizadores de esta planta, aunque las lagartijas también ejercían este papel a pesar de ser un «pobre transporte» en el caso de esta planta.