Aunque la prohibición de acceso a la calle Pere Sala está señalizada, algunos vehículos hacen el giro para dar la vuelta o para buscar aparcamiento fuera de horario de carga y descarga en la calle Abel Matutes Torres. | Daniel Espinosa

Hay quien se despistó, quien no lo sabía y quien nunca había recibido multa alguna por hacerlo y de repente se ha encontrado con un embargo en la cuenta. Las multas emitidas por el Ayuntamiento en las últimas semanas a vecinos de la Marina por «circular con el vehículo por un vial de un área de circulación restringida (Acire), sin estar en posesión de la tarjeta de acceso», han suscitado revuelo en el barrio.

El punto negro es la calle Pere Sala, pasada la fachada del Teatro Pereyra girando a mano derecha. Al final de la calle Comte de Roselló, en el cruce con la calle Anibal, popularmente conocida como calle de las farmacias, están las cámaras de control de acceso al Acire de Dalt Vila. Si un vehículo sin autorización de acceso al recinto amurallado accede a la calle Pere Sala, será multado conforme a las ordenanzas. Sin embargo, esa calle no sólo da acceso a Dalt Vila, sino que también permite ir a la calle Abel Matutes Torres, con algunas plazas de aparcamiento de esas que tanto escasean en el barrio de la Marina.

Es por ello que desde la asociación de vecinos reclaman alguna modificación del sistema que permita acceder a esta calle sin cometer una infracción.

Multas

La búsqueda de un lugar en el que dejar el coche fue lo que llevó a Daniel P. a cometer ese «error» hasta en cuatro ocasiones desde el pasado mes de diciembre. Ahora acumula 360 euros en multas, la mitad si se allana y paga pronto.

Indica que ha recibido dos del mes de febrero, de otras dos, del mes de diciembre, no las recibió y le dieron cuenta de ellas en la Oficina de Recaptació.

«Si te fijas, la señal está ahí, enorme, indicando que está restringido el acceso. Pero claro, al haber varias señales, una de ellas que indica acceso libre, yo no me fijé hasta que recibí las multas. Además, en el año en el que estamos, encontrarse con 360 euros de multa te hace plantearte si recurrir o pagar antes y que sea la mitad».

Se queja de que, en su caso, su intención no era entrar en Dalt Vila, sino aparcar en la calle Abel Matutes Torres o sencillamente hacer un cambio de sentido.

Entre sus vecinos le constan, al menos, otros tres casos. «La verdad que somos pocos en la zona, pero al final nos va a dar para hacer una plataforma de afectados», dice con sorna. A uno de ellos se le embargó directamente la cuenta sin que se le notificara la sanción.

En el caso de Alfredo Ferrer, también vecino del barrio, fue un amigo suyo el sancionado. «Pensábamos que era por acceder a la Marina y nos extrañó, porque el acceso ahora mismo es libre. Entonces vimos que era por pasar por la calle Pere Sala, por donde había ido para no tener que dar toda la vuelta al barrio».

Desde el punto de vista de Alfredo la señalización es confusa y, aunque figura la prohibición, explica que para alguien que no lo conoce puede pasar desapercibida, sobre todo si no se tiene la intención de subir a Dalt Vila, con lo que uno no piensa que esté haciendo algo prohibido.

Falta de aparcamiento

El presidente de la asociación de vecinos, José Vaquer, pide cambios ante una regulación que da pie a equívoco.

«En las zonas en las que podemos aparcar (la Marina, s’Alamera y Es Pratet) se han quitado muchas plazas de estacionamiento por obras, para dar zona de terraza a los bares o para dar más espacio al peatón. Entonces en los lugares en los que se puede aparcar, como la calle Abel Matutes Torres, queremos que haya acceso para los vecinos del barrio de la Marina», reivindica.

Explica que ya ha pedido una cita con el concejal de Movilidad, Aitor Morrás, para plantearle este problema y buscar una solución dado que «sino, lo que hace un vecino es entrar marcha atrás en la calle Abel Matutes para aparcar. Como no hay plazas lo va a hacer, porque ve un espacio libre y necesita dejar el coche en algún sitio».

Recuerda, además, que el actual equipo de gobierno prometió la puesta en marcha de un plan de movilidad esta legislatura que incluía varios centenares de plazas de aparcamiento. «Dijeron que se crearían más de 500 plazas de aparcamiento en la avenida de Santa Eulària y que con Autoridad Portuaria se construiría un parking que daría acceso a los vecinos de la Marina». Una promesa que todavía no se ha cumplido mientras «se ponen multas por buscar aparcamiento. Los vecinos no se lo esperan y más en un año de pandemia», critica.

Ubicación inamovible

Desde el Ayuntamiento indican que «la ubicación del control de acceso a Dalt Vila, como todo control de acceso a zona restringida, requiere una vía de salida. Esta ubicación se estudió detenidamente por los servicios técnicos del Ayuntamiento y se determinó que era la mejor, debido a esta necesaria via de escape».

Recuerdan que el acceso restringido está perfectamente indicado, por lo que al acceder a la calle Pere Sala «las cámaras te captan y te sancionan si no estas autorizado».
Añaden que cuando se instaló un acceso con barrera física la ubicación era la misma y la barrera estaba en Comte de Roselló con Pere Sala.