Un puesto de verduras y flores en el mercadillo de Sant Josep. | Marcelo Sastre

En enero del año pasado, la consellera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mae de la Concha, alertaba ante de los medios de comunicación de los problemas que podían derivar de la dependencia en Baleares del producto exterior. El temporal Hortensia había provocado un desabastecimiento en supermercados y tiendas de alimentación por la imposibilidad de que llegasen barcos o aviones. Meses después, la pandemia hacía de nuevo notar el escaso nivel de autosuficiencia que existe en el archipiélago.

Esta preocupación ha derivado en un informe del Govern sobre soberanía alimentaria en Baleares con datos preocupantes, especialmente en Ibiza y Formentera. Las Pitiusas produjeron en 2019 el 3,79% de los productos de consumo agroalimentario, un porcentaje que sube un poco, hasta el 5,6%, si valoramos sólo las necesidades de consumo de la población local. Con estos datos se puede considerar a las Pitiusas como un territorio con nivel de autosuficiencia «nula».

En Mallorca estos porcentajes llegan al 15% y el 21% (consumo total/consumo local) y en Menorca al 16% y el 22%, cifras bajas, según el informe, pero que se sitúan un abismo por encima de las de Ibiza y Formentera.

El Análisis de las cadenas alimentarias y diagnóstico del sector de producción local de Ibiza y Formentera 2020 alerta, además, de que la producción se encuentra en una clara evolución negativa: el descenso ha sido de casi el 30% en términos relativos desde 2017 a 2019, pasando del 5,7% al 3,8% en cuanto a necesidades generales de la isla y del 8,5% al 5,6% en materia de consumo local.

Por productos

Los únicos productos en los que se aprecia un nivel bueno de autosuficiencia es en bebidas alcohólicas y frutos secos. La producción, especialmente de hierbas ibicencas, supera con mucho las necesidades de la población local, casi doblándolas, mientras que se cubre el 67% de las necesidades totales. Aún así, la evolución de la producción entre 2017 y 2019 ha sido descendente, con una bajada de un 30%.

En cuanto a los frutos secos, el nivel de autosuficiencia es alto, cubriendo más de la mitad de las necesidades de la isla, con un aumento especialmente notable en la producción de algarroba.

«Preocupante» para los redactores del estudio es el descenso en la producción de patatas y hortalizas. En producción de hortícola, las islas presentaban en 2017 un nivel de autosuficiencia alta en materia de consumo local, con una cobertura del 55% de las necesidades de la población. Ese porcentaje se situó por debajo del 30% en 2019, en el límite de la producción baja.

Algo similar sucedió con la patata, de la que se producía en 2017 el 43% de las necesidades locales mientras en 2019 apenas superaba el 30%.

Es particular el caso de los huevos, con un nivel de autosuficiencia todavía muy bajo pero en pleno crecimiento. De 2017 a 2019 se pasó de una autosuficiencia del 1% hasta el 3%. En este notable aumento, que en toneladas supuso una producción en 2019 de 40,5 toneladas (51.940 docenas de huevos) influyó un importante incremento de la producción ecológica, inexistente en 2017 pero que en 2019 fue de 13,2 toneladas.

El estudio resalta en sus conclusiones la autosuficiencia nula en productos básicos importantes como son los huevos (a pesar del incremento de producción), la leche, la fruta, los productos cárnicos, los productos pesqueros o el vino.

Estrategia

«La autosuficiencia alimentaria no se debe confundir con la autarquía alimentaria», apunta en el inicio de sus propuestas el informe. Es imposible en Ibiza y Formentera alcanzar el autoabastecimiento, teniendo en cuenta el suelo disponible, su población y que la industria principal no es la agroalimentaria sino la turística. A pesar de ello, indica que los datos de capacidad de autosuficiencia son peor que malos, «alarmantes», por lo que hace una serie de propuestas para intentar corregir esta situación.

Ya que la mayor parte de las categorías de productos se encuentran en un grado de producción bajo, «es necesario realizar una estrategia de incentivos por tal de acortar distancias entre producción y consumo».

Se apunta también la necesidad de integrar a las Pitiusas dentro de una estrategia para Baleares que tuviera en cuenta el excedente de las otras islas para cubrir sus necesidades.
Por último, se plantea concebir la política agraria como una estrategia impregnada de valores asociados a la producción agraria local más que como una política puramente económica.

Dado que el territorio y su conservación son un elemento muy importante para la industria turística, que seguirá siendo la principal, deben tenerse en cuenta valores como es el cuidado del medioambiente, la sostenibilidad o el cuidado del paisaje agrario y pesquero «que nutre y enriquece al sector turístico».