De la fiesta al deporte. Las calles de Platja d’en Bossa, acostumbradas al hedonismo relacionado con el turismo habitual de la zona, han visto como el deporte, en forma de corredores y ciclistas principalmente, han sustituido el perfil de sus visitantes. | Toni Planells

Un paseo por la zona urbana de Platja d’en Bossa en una mañana a las puertas de mayo en la era prepandémica, podía describirse como algo cercano a un frenesí de preparativos en los locales cara al verano, mezclados con los paseos de los primeros turistas en disfrutar la pretemporada ibicenca, libre de grandes discotecas.

Nada parecido al panorama de letargo que, bien entrada la primavera, presenta una de las zonas más turísticas de la isla. De esta manera la carretera de Platja d’en Bossa, donde antes desfilaban coches de alta gama, autobuses de turistas, taxis o VTCs, se ha convertido en una vía amable para ciclistas y runners que aprovechan la tranquilidad de la zona para practicar su ejercicio.

De esta manera no es de extrañar que uno de los contados negocios turísticos de la zona que se atrevió a abrir sus puertas el pasado 1 de abril, la tienda de moda Moondance, haya decidido replantearse la línea de negocio del Local. Si bien Moondace ofrecía principalmente ropa «para ir de fiesta», tal como explica su propietaria Ludmila Peryra, ahora ha decidido apostar por la oferta de ropa deportiva y bañadores, que produce la propia Ludmila en su Brasil originario. Aún así, Peryra no acaba de tener claro el éxito de esta próxima temporada, que encomienda al éxito de la vacunación.

Preparando la temporada

Entre el letargo de la mayoría de locales de esta zona destaca el sonido de una karscher en uno de ellos, se trata del bar de copas Manoa . Sus responsables Maximiliano Nieto y Danielle Tancredi están limpiando y preparando los tres locales que dirigen, Zanzibar y Coco’s son los otros dos, para «que pueda venir todo el mundo lo antes posible, con protocolo y con lo que haga falta», tal como explica Max, cuando llegue el momento en el que puedan abrir tenerlo ya todo preparado.

Danielle tiene claro que abrirán puerta en cuanto les dejen, «a más tardar a finales de mayo». «Que empiecen a bajar aviones y podremos empezar a trabajar», invoca Tancredi mientras un jet privado pasa sobre sus cabezas para obligarle a matizar «pero estos no nos sirven de nada, a nosotros nos interesan los comerciantes que traen turistas». Y es que, tal como comenta Nieto, «ya casi llevamos dos años sin poder abrir puertas». Concretamente desde octubre de 2019, cuando cerró la última temporada prepandémica.

Turistas

En otra época tal vez hubiera llamado la atención la presencia de un deportista entre turistas. En esta quién llama la atención es una pareja de turistas belgas que deambulan por la carrtera de Platja d’en Bossa frente a los locales cerrados a cal i canto. William y André han venido a Platja d’en Bossa una mañana de paseo y a buscar un restaurante dónde comer y aunque prefirirían un poco más de ambiente frente el desasosiego de la zona sí reconocen que su ambiente habitual no acaba de ser de su agrado, de manera que suelen evitar esta zona en sus habituales estancias en Ibiza.

José Ramon Noguera, presidente de los empresarios de Platja d’en Bossa, declaró a este periódico que la mayoría de empresarios de la zona están a la espera,«en la línea de partida, a la espera del pistoletazo de salida», tal como lo describe el empresario, pendientes del desarrollo de la pandemia y de las medidas que se vayan a ir tomando.

Entiende la falta de actividad a la hora de hacer los preparativos en la zona, ya que «tenemos las manos atadas», describe Noguera en el sentido de que para empezar los preparativos en los locales necesitarían sacar del ERTE a los empleados, que además en muchos casos viven fuera de Ibiza, con la incertidumbre de saber a ciencia cierta si finalmente van a poder empezar a trabajar. «No será por falta de ganas» llega a exclamar el empresario.

Noguera considera que el hecho de no poder empezar a trabajar a un ritmo normal hasta el mes de Julio sería un factor muy grave para los negocios de la zona. Reclama que es el momento de «trabajar todos unidos y no buscar tres pies al gato» frente a la crisis a la que nos enfrentamos.

Sin embargo está convencido de que «la solución pasa por la vacuna y el control» y echa mano de sus reservas de optimismo para lanzar un mensaje de ánimo a sus compañeros agarrado a la esperanza de que la vacunación y el control se conviertan en la solución definitiva a esta crisis, también económica, que atravesamos.