Toni Tur ‘Sendic’, en su finca y su taller junto a la carretera que une Santa Eulària con Sant Carles. | Daniel Espinosa

Si preguntan por Antoni Tur Riera, posiblemente muy poca gente sabrá de quién hablamos. Sin embargo, si decimos que se trata de Toni Tur Sendic todo cambia por completo, porque este hombre nacido en 1970 en Santa Eulària es una de las personas que más ha hecho y está haciendo por recuperar y mantener viva la cultura y la tradición en Ibiza. Licenciado en Estudios Navales con título honorífico de mestre d’aixa, llegó a construir su propio barco tradicional de vela latina como trabajo de fin de carrera.

Actualmente es Técnico de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Eulària y ha tenido un papel crucial en la puesta en marcha del Centre d’Intepretació de Can Planetes. Por ello, hace ocho días fue reconocido por el Institut d’Estudis Eivissencs con la Menció Especial de Producció Cultural, en una gala donde también fueron premiados con la Menció Jove el Taller de Flaüta Dolça Albarca y con la Menció d’Honor el escritor y poeta Toni Roca.

—¿Cómo se siente tras recibir un premio como la Menció Especial de Producció Cultural del Institut d’Estudis Eivissencs?

—Poco a poco lo voy asimilando. Siempre es una alegría recibir un premio porque anima a seguir haciendo lo que a uno le gusta. Siempre es mejor que te den un premio que un palo. Además, ayuda a seguir trabajando en la recuperación y mantenimiento de nuestras tradiciones.

—¿Cómo está la situación?

—A mí aún me queda mucho por hacer y por saber. Siempre he sido una persona muy inquieta a la que le ha gustado saber cómo y por qué se hacían las cosas relacionadas con Ibiza, mi tierra. Y aún tengo mucho conocimiento por adquirir porque aún tengo mucha vida por delante.

—Usted siempre se ha caracterizado por ser polifacético y abarcar muchos temas. ¿Hay alguno que se le resista?

—Muchísimos. Aún tengo mucho por aprender porque lo que a mí me gusta es saber cómo se hacen las cosas, preguntar y aprenderlo yo, aunque soy consciente de que no se puede abarcar todo. Siempre busco los porqués y los cómos. Por ejemplo, siempre me han gustado los carros de barana ibicencos pero no para pasear sino para saber cómo se fabrican, de donde vienen, cuál es su historia, el material que se emplea o porqué tienen ese nombre. Es muy gratificante ir adquiriendo ese conocimiento y después transmitirlo a otros jóvenes que vienen preguntando.

—¿De dónde le vienen ese afán de conocimiento?

—De pequeño. Yo nací en 1970 y por aquel entonces las tradiciones y la cultura de Ibiza estaban ya bajando un poco. Afortunadamente tuve la suerte de vivirlas en mi famila ya que mis abuelos vivían en el campo, eran pescadores y carpinteros, construyendo muebles, norias, carros o ataudes. Y eso, unido a que yo era un niño muy inquieto, ayudó lo suyo. Yo era el que siempre preguntaba ¿por qué? y ¿cómo? Después, con los años seguí preguntando, investigando y probando yo... Y aún hoy siempre estoy con nuevos proyectos.

—Es conocido en Ibiza por Sendic. ¿De dónde viene el apodo?

—Es herencia familiar. De Can Sendic. De muchos siglos atrás. Se ve que algún o algunos antepasados nuestros tuvieron algún cargo importante cuando la Universitat era el órgano que regía las vidas y las leyes de Eivissa. Y eso al final se fue pasando de generación en generación hasta nuestros días.

—Eso quiere decir que su ascendencia no puede ser más ibicenca...

— Sin duda. Soy, como quien dice, una especie en extinción. Prácticamente toda mi familia, de muchas generaciones, es de Santa Eulària, a excepción de una de mis abuelas, que era de Santa Gertrudis.

—Cuando echa la vista atrás y con todo lo que ha aprendido y enseña, ¿qué opina de cómo ha evolucionado la isla de Ibiza?

—Creo que se han perdido cosas y que aún hay mucho trabajo por hacer para recuperarlas.

—Pero es aún muy joven...

—Sin duda. Aún me quedan muchos años por delante aunque, a veces, cuando hablo y explico cómo se hacían algunas cosas hace siglos parezca que yo vengo de hace cientos de años. Cuando digo «esto se ha hecho toda la vida así» y veo cómo me miran los jóvenes al saber que he nacido en 1970 me doy cuenta que parezco más viejo de lo que soy. Pero es normal porque he tenido la suerte de haber experimentado muchas tradiciones y trabajos de Ibiza porque creo que esta es la mejor manera de aprender.

—Está considerado como uno de los grandes ejemplos a seguir en la recuperación, mantenimiento y transmisión de la cultura y tradiciones ibicencas. ¿Se ve así?

—Qué va. Siempre he creído que si no estuviera yo habría otro que se estaría dedicando a lo mismo con la misma pasión por descubrir y aprender que tengo yo. Porque al final, no hay nada más bonito que experimentar, descubrir, equivocarte, aprender... Y más si es algo relacionado con tu tierra a la que tanto amas. Siempre he creído que la mejor manera de conservar parte de una cultura es aprender a hacer las cosas y comprender por qué se hacen de esa forma.

—Lo cierto es que sin su trabajo buena parte de las tradiciones de Ibiza se perderían.

—Lo mismo que pasará dentro de 40 o 50 años con lo que vivimos ahora en 2021. Si no hay gente interesada en experimentar y en saber cómo se hacen las cosas de toda la vida todo se acabará perdiendo.

— ¿Y los pequeños y los jóvenes? ¿Ve que tengan interés?

—Pienso que sí. Yo siempre cuento una anécdota que me dejó marcado. Un colegio me invitó a participar en una semana cultural con talleres de una hora sobre las tradiciones. Cuando estaba impartiendo uno de encordar cadires, el aula se abría cada cinco minutos y entraba un profesor a mirar. A mí aquello me dejó tan intrigado que cuando terminé pregunté si había pasado algo grave y me respondieron que la comunidad educativa estaba asombrada poque había conseguido que el peor chico del colegio, aquel que no podían mantener en clase ni un minuto y que se portaba fatal, había estado atento y sin moverse de su sitio durante una hora. Fue increíble y no lo olvidaré. Es de esas cosas que ayudan a seguir mejorando por mantener y dar a conocer nuestras tradiciones y trabajos.

—La importancia de conocer nuestra historia para ser mejores y no cometer errores.

—Por supuesto. Compartir nuestras raíces y nuestras tradiciones es fundamental porque nos hace sentirnos orgullosos de nuestra cultura. Y en Ibiza hay mucho de lo que presumir.