La zona en la que se prodijo el incendio de la furgoneta todavía presenta restos del suceso pese a que el Ayuntamiento se encargó de retirar los restos calcinados del vehículo hace pocos días. | Toni Planells

Blanca Tejuelo vivía con su compañera en la furgoneta que encendió todas las alarmas al incendiarse en Pou d’es Lleó el pasado 3 de abril. Era el tercer día que la disfrutaba ya que, según cuenta, el 30 de marzo pagó los 2.700 euros (todos sus ahorros) que pedía el propietario «por lo que debía ser un vehículo homologado como casa».

Cuenta que habían quedado para firmar el cambio de papeles tres días después del incendio, el 6 de abril, pero que tras el suceso el propietario desapareció. Solo contestó a la primera llamada que le hizo Blanca, se preocupó por saber dónde estaba el vehículo y ya nunca volvió a descolgar las siguientes llamadas de la compradora de su furgoneta, según relata ella misma a este periódico.

Tejuelo se siente «estafada», ya que culpa del siniestro «al mal estado de la furgoneta», concretamente «a su preparación como vivienda, supuestamente homologada». Así lo hizo saber en las dependencias de la Guardia Civil donde puso un denuncia al, todavía hoy, propietario oficial del vehículo.

«Me fié de su palabra, me dijo que estaba homologada como casa, que estaba lista para usar, la ITV pasada hace tres meses. Pero ahora se han quemado todos los documentos y no estoy segura», afirma Tejeruelo.

Una explosión

Cuenta, todavía estremecida un mes después, cómo comenzó el incendio. Era la primera vez que cocinaba en el hornillo de la furgoneta. El vendedor lo había encendido un momento, unos días antes, a la hora de enseñarle el vehículo. Explica que «pasaron milésimas de segundo entre que la cerilla encendió el fuego y que se originara una explosión, no en el hornillo en sí sino justo debajo».

Tanto Blanca como su compañera solo tuvieron tiempo de salir de la furgoneta de un salto, sin tiempo a poder salvar ninguna de sus pertenencias antes de que, en cuestión de minutos, el fuego ya devorara todo el vehículo. «Si estamos vivas es porque tuvimos el reflejo de no coger nada», relata.

El drama personal que vive Tejuelo va más allá del incendio de su vehículo. Cuenta que en el interior tenían todas sus pertenencias: «Todo lo que tenía de valor estaba dentro de la furgoneta» y que han quedado todas reducidas a cenizas. Las suyas y las de su compañera: tres teléfonos móviles, una tablet, un ordenador, algo de dinero en efectivo, toda la ropa, la del día a día y la que le sirve como material de trabajo ya que es performer y acróbata aérea de circo.

Calcula que el valor de todo el material que consiguió durante años y que resultó quemado en el incendio llega a los 10.000 euros. Pero el incendio no solo quemó los materiales sino también la documentación y el dinero. También quemó con su ordenador, el curso de Psicología que estaba haciendo o los planes que Blanca tenía para este verano, en el que tenía previsto trabajar en Ibiza durante la temporada con la furgoneta como base de operaciones.

De hecho, se quedaron con lo puesto, literalmente, y desde entonces han recibido ayuda de amigos en forma de techo o ropa. Hoy se encuentran las dos compañeras de furgoneta viviendo en Italia, con la familia de la amiga de Blanca, recuperándose todavía del susto, tanto psicológicamente como físicamente.

«Me dio un cervicalgia muy grande, supongo que a raíz de eso, no me podía mover y he estado con relajantes musculares», cuenta todavía afectada por el disgusto que le ha supuesto este episodio en su vida: «Es una de esas cosas que no te imaginas que te pueden pasar».

«Accidente en la cocina»

Según la acróbata y performer se trata de «un accidente en la cocina que puede pasar en una caravana, pero también en una casa. Son accidentes que suceden uno entre un millón», opina la acróbata, quitándole peso al hecho de que la furgoneta ardiera en un paraje natural que podría haber sido víctima de las mismas llamas que su furgoneta.

De esta manera, la persona responsable de retirar los restos de la furgoneta sería quien todavía, según los documentos, es el propietario del vehículo.

La furgoneta quemada ya no se encuentra en Pou des Lleó ya que el Ayuntamiento de Santa Eulària se encargó de retirarla de manera subsidiaria, aunque en el lugar siguen quedando restos del siniestro, y ahora deberá reclamarle al propietario del vehículo el importe correspondiente a la operación.

Por otra parte, el Ayuntamiento ya ha cortado con grandes piedras los accesos a la zona para que no puedan pasar más vehículos. Operación que ya se venía preparando desde el Consistorio de la Villa del Río desde el pasado mes de febrero, antes de que se produjera el incendio en la furgoneta.