El poeta leonés que vivió dos décadas en Ibiza Antonio Colinas en una imagen de archivo.

El poeta Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946), residente durante dos décadas en Ibiza, ha ganado la segunda edición del Premio Especial de Poesía de la Fundación Jesús Serra.

El premio tiene una dotación de 5.000 euros y con él «se busca dar continuidad a la filosofía de Jesús Serra Santamans, fundador del Grupo Catalana Occidente. De hecho, «tiene como objetivo estimular la creación poética y, a su vez, el deleite por la lectura» a través además de un premio internacional en castellano y catalán que abarca distintas edades agrupadas en tres franjas, de los 10 a los 13 años, de los 14 a los 17 y a partir de los 18 años.

En el caso del Premio Especial con el que se ha reconocido a Antonio Colinas, la intención «es dar relevancia a la trayectoria de un poeta y premiar su obra como vehículo de comunicación artística». En su primera edición ya premió al escritor, traductor y dramaturgo Feliu Formosa (Sabadell, 1934).

En el caso de Colinas, el jurado formado por los escritores Carlos Zanón y Elena Medel, la poeta Andrea Valbuena, el escritor y periodista David Castillo y el profesor Ricardo Fernández Aguilà, ha reconocido «la excelente calidad del conjunto de la obra poética del autor leonés». Además, ha considerado «que es uno de los poetas más originales y, a su vez, tradicionales de la poesía peninsular» y que su obra «destaca tanto en la forma como en el intimismo».

Muy reconocido
Antonio Colinas es narrador, ensayista, traductor y sobre todo poeta. Su obra en este campo está claramente marcada, según el mismo ha confesado en numerosas ocasiones, por Vicente Aleixandre y María Zambrano a los que conoció personalmente. Del primero leía sus poemas y le daba consejos mientras que la intelectual, filósofa y ensayista malagueña le influyó mucho en el terreno del pensamiento.

Entre 1970 y 1974 ejerció como lector de español en las universidades italianas de Milán y Bérgamo y posteriormente vivió durante dos décadas en Ibiza hasta que en 1998 fijó su residencia definitiva en la ciudad de Salamanca.

Sus primeras publicaciones son de 1969 y desde entonces los críticos han destacado de su obra «su regusto por lo clásico y por la decadencia material del pasado». Además, le han catalogado en más de una ocasión como el poeta «de la estética y de la meditación» ya que sus versos «están alejados del barroquismo y cercanos a la tradición que se remonta a la antigüedad clásica, al renacimiento o al romanticismo». Incluso, se le considera «como el más puro de los novísimos».

A lo largo de su trayectoria ha conseguido el Premio de la Crítica de poesía castellana en 1976, el Premio Nacional de Literatura en 1982, el Premio Castilla y León de las Letras en 1998, el Premio Internacional Carlo Betocchi en 1999 «por su labor como traductor y estudioso de la literatura italiana», el Premio de la Academia Castellana y Leonesa de Poesía en 2001, el Premio Nacional de Traducción en 2005 por su traducción de la poesía completa del Premio Nobel Salvatore Quasimodo, el Premio de las Letras Teresa de Ávila en 2014 o el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2016. Además es Pregonero vitalicio de la Feria del Libro de Salamanca e Hijo Adoptivo de esta misma ciudad desde 2011.