Tras cinco meses el restaurante tailandés ‘Siam Orchid’ pudo dar ayer servicio en su local. | Arguiñe Escandón

Mesas ocupadas en el interior de un restaurante. Una estampa inusual en Ibiza. Desde el pasado 23 de enero los interiores de la hostelería se habían convertido en almacenes de mesas y sillas, ese espacio que sólo se visitaba para pagar o ir al servicio. Ayer regresó la actividad hostelera bajo techo en una jornada oportuna, por la lluvia, que no invitaba a ocupar las terrazas.

Las nuevas medidas, que entraron en vigor el domingo, permiten a aquellos establecimientos sin terraza utilizar sus interiores hasta las 18:00 horas con un aforo del 50%, mientras que aquellos locales con terraza pueden ocupar hasta el 30% de su capacidad interior. Un desahogo, que todavía es visto como insuficiente por la mayoría de los hosteleros, sobre todo por la restricción horaria.

El negocio de Wilson Junior, el bar Holding, sobrevive a duras penas. Abrió en diciembre de 2020. «Apenas tuvimos 20 días de actividad», relata. Se muestra muy crítico con las autoridades que dictan las restricciones. «Son necesarias, pero es que no explican por qué toman las medidas». Ayer habilitó cinco mesas en el interior que le permiten duplicar su capacidad, dado que tiene una zona de terraza pequeña.

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Para Andrés, el dueño del bar S’Al·lot «los políticos no aciertan ni una» con las medidas que imponen, «ni los unos ni los otros», recalca. Para su negocio abrir el interior «hasta las 18:00 horas no supone casi diferencia». «¿Por qué hay que cerrar una parte a las seis? Si el negocio cierra a las once pues que se cierre todo a las once» reivindica.
En la hamburguesería Va bene tienen puestas cuatro mesas en el interior y el doble en la terraza. Gabriel Barres indica que la apertura de interiores les dará «un desahogo» a la terraza los días buenos, «pero para un local pequeñito en días de lluvia como hoy el 30% es poco».

Mejor noticia fue la apertura de interior para aquellos que sólo han podido servir a domicilio por no tener terraza, como es el caso del restaurante tailandés Siam, de cuyas especialidades ya se puede disfrutar desde ayer en el interior.

Nick, su propietario, asegura que ha abierto las últimas semanas para ayudar a su familia. Abrió hace más de un mes con la expectativa de que en la siguiente revisión permitirían la apertura de interiores. «Van pasando dos semanas y luego dos semanas más y aguantas, pero es muy difícil».

Ayer por la mañana estaba preparado para dar servicio sólo a domicilio. Saber que por fin podía abrir el interior le alegró la jornada.