De izquierda a derecha Ana Vide, la directora de la obra, la francesa Marie Tikova, y Bárbara Hermosilla. | Arguiñe Escandón

El Auditorio de Can Ventosa acoge este viernes y sábado a las 20.00 horas la obra de teatro El otro. Se trata de una versión de un texto de intriga del conocido dramaturgo francés Enzo Cormann, dirigida por la directora y actriz gala Marie Tikova y protagonizada por dos de las actrices ibicencas más reconocidas actualmente, Bárbara Hermosilla y Ana Vide. Las entradas cuestan 15 euros y ya están a la venta en la Escuela de Cine, en el 19 de la calle Murcia de Vila, y una hora antes de cada sesión en las taquillas del centro cultural. En Periódico de Ibiza y Formentera charlamos con ellas de la obra, del teatro, de la isla, de la juventud y de otros temas más con el valor añadido de ser la primera entrevista en castellano que concede Marie Tikova.

—¿Qué verá el espectador en El otro?
—Marie Tikova. Una obra de intriga sobre dos mujeres que han vivido durante 15 años con el mismo hombre sin saberlo y sin conocerse. De repente, la desaparición de él hará saltar todo por los aires provocando que se encuentren... Y hasta aquí, porque prefiero no desvelar nada más.

—¿Tanto sorprenderá?
—M.T. Mucho más de lo que el espectador cree. Como dice el personaje de Lila, «el resto de la historia ya se descubrirá cuando vayas ver el espectáculo».

—En la sinópsis de la obra se dice que plantean problemas existenciales y esenciales. ¿Por qué?
—M.T. Porque se puede leer a varios niveles. Supone también la búsqueda de nuestra propia identidad a través de cuestiones que se van sucediendo y que hacen replantearse al espectador dónde están los límites entre la realidad y la ficción.

—Destaca también por su argumento y montaje, ambos muy novedosos.
—M.T. Sí. Ese es otro de los alicientes que tiene El otro, intentar contar la historia para que el espectador sienta que está leyendo un libro o viendo una serie. De ahí además que esté dividida en varios capítulos.

—Desde que usted creó la compañía Feux de la rampe en 1993 siempre ha dado mucha importancia a la música. ¿Aquí también?
—M.T. No tanto como en otras obras. Siempre me ha gustado combinar música y bailarinas con el texto del teatro pero en esta ocasión hemos cambiado un poco y la empleamos para momentos muy puntuales y para dar paso a las distintas escenas.

—A Bárbara y a Ana, ¿qué las atrajo de los dos personajes para hacer la obra?
—Bárbara Hermosilla. Que son muy atractivos para interpretar. Sin querer desvelar nada solo decir que para una actriz es increíble tener la oportunidad de interpretar varios papeles muy diferentes en uno solo.

—Ana Vide. Es cierto. Eso es algo muy enriquecedor. Pero también nos gustó mucho el que El otro plantee una reflexión al espectador. Que se vaya a su casa con su propia interpretación de lo que acaba de presenciar sobre las tablas.

—Leyendo el texto, si algo tiene es que te atrapa desde el primer momento...
—B.H. Sin duda. Es un texto con muchos cambios drásticos que incluso nos sorprendieron a nosotras cuando lo preparáramos. Es una obra que no deja ni un segundo de respiro al espectador y eso también es muy atractivo.

—Con los tiempos tan complicados que hemos vivido a causa del coronavirus. ¿Cómo han hecho para poner la obra en marcha?
—M.T. Ha sido bastante difícil. Durante el confinamiento empezamos a trabajar el texto dos veces por semana a través de zoom cada una en su casa y eso, aunque sirve para ir cogiendo ritmo, no es lo mejor.
—A.V. Sí porque si algo tiene el teatro es la interacción que tienes sobre el escenario con tu compañera o compañero y eso durante mucho tiempo nos faltó. Pero luego, cuando por fin pudimos volver a reunirnos, nos juntamos con tantas ganas que todo ha ido rodado.

—Al final, poco a poco, se va demostrando que el teatro y el arte en general es seguro.
—B.H. Eso es una gran alegría. Nuestra última obra fue El marinero, en la versión que hizo Chris Martos y en la que también trabajaba Julia Marí. Fue un 8 de marzo y desde entonces no habíamos podido hacer nada. Afortunadamente, como tu dices hay muchas ganas de teatro, de música y de arte en general como se está demostrando en la venta de entradas que van a un ritmo muy bueno.
—A.V. Sí. Es muy importante demostrar que en Ibiza también se pueden llenar los teatros porque desgraciadamente vivimos en una isla donde a veces eso cuesta un poco más de lo deseable.

—Hablaban de El marinero... no es la primera vez que trabajan juntas... ¿Se entienden ya con solo mirarse?
—A.V. No lo podrías haber dicho mejor. Estamos muy a gusto la una con la otra porque más allá de compañeras somos amigas y tenemos una gran complicidad.
—M.T. Eso además para mí, como directora de la obra, es muy positivo.

—¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con ellas?
—M.T. A través de Bárbara. Yo he trabajado y vivido en Francia hasta que vine a Ibiza y fue maravilloso encontrarme con alguien como ella, con tanto talento en todos los sentidos de la vida. Luego me presentó a Ana y la verdad es que ha sido maravillosa haberlas podido dirigir.

—Las dos sois, posiblemente, las dos actrices ibicencas más reconocidas de la actualidad. ¿Os consideráis un ejemplo para otras que pueden venir detrás?
—A.V. Más que un ejemplo creo que somos mujeres con la responsabilidad de emplear el teatro y el cine para cambiar ciertos aspectos de nuestra juventud y nuestra sociedad. Cambiar ciertos roles preestablecidos. El otro día hablamos precisamente con una directora de casting que nos dijo que ella en sus películas cambia los papeles tradicionales de la sociedad, poniendo un hombre de 20 años con una mujer de 40 por ejemplo. Creo que son pasos que se van dando y que son muy importantes.

—Hablando de los jóvenes. ¿Qué creen que les puede aportar el teatro?
—M.T. Muchísimas cosas. Yo he trabajado en Francia en tareas de formación y descubrí que es una gran oportunidad para mejorar en muchos ámbitos de la vida. Da voluntad y disciplina pero también luz, poesía, compañerismo... y es que desde el momento en el que entras a formar parte de una representación de teatro es como si entraras en una familia.
—B.H. El teatro enseña muchas cosas. Es una manera de ver la vida y tener una relación maravillosa con otros. Además, permite meterte en otras vidas y eso también enseña a ser mucho más empático y a mejorar en muchos aspectos de tu vida.

—¿Debería ser una asignatura obligatoria como la música o las artes en los colegios o institutos?
—A.V. Sin duda.
—B.H. Sí, porque entre otros muchos beneficios el teatro nos permite volver a jugar como lo hacían los niños. Ellos lo hacen tranquilamente, sin darse cuenta, como algo normal, pero desgraciadamente, cuando nos hacemos mayores, todo cambia. Como si nos diera corte o vergüenza. Y el teatro nos permite eso, el dejarnos de prejuicios y volver a jugar.

—¿Eso es algo que enseña en su Escuela de Cine de la calle Murcia?
—B.H. Eso y muchas más cosas. En las clases que allí se imparten no solo aprenden ellos sino que nosotros cada día nos vamos a casa tras haber descubierto algo nuevo. Creo que además, en estos tiempos tan duros que hemos vivido con el coronavirus y el confinamiento, en el que los jóvenes apenas se han podido reunir, yendo siempre con la mascarilla puesta y viéndose casi siempre a través de las redes sociales, el teatro puede ser muy importante en sus vidas.

—¿Qué es lo más bonito del teatro para una actriz?
—B.H. Muchísimas cosas pero para mí, sin duda, los momentos previos al inicio de cada función. Estar ahí preparada, esperando a que suba el telón mientras oyes la expectación de la gente. Eso no se puede comparar con nada.
—A.V. Sí, esos gusanos que te corren por el estómago. Esos nervios maravillosos que nos demuestran que aún seguimos vivas. Y después, es genial sentir que tras la primera palabra, todo eso se supera, fluye, dejándote llevar por la complicidad que tienes con tu compañera.

—Poco a poco todo va remontando. ¿Como andan de proyectos?
—B.H. Yo sin parar. Ahora con la serie Closed bar con José Boto y un equipo maravilloso y con la Escuela de cine. Casualmente, al contrario de lo que muchos pensaban, ha sido un año maravilloso en cuanto a proyectos e iniciativas.
—A.V. Como tu bien sabes la vida de los actores es un casting permanente. Vivimos pendientes de una llamada de teléfono que te puede cambiar todo. Pero no nos podemos quejar porque yo, además de volver a ser la maestra de ceremonias de Sublimotion, tengo varias cosas en cartera.

—¿El auge de las plataformas está ayudando?
—A.V. Es cierto que ayuda porque hay muchas más pruebas y eso para los tiempos que hemos pasado es positivo. Ahora lo bueno sería que se apostara mas por jóvenes o actores no tan conocidos que están muy bien preparados y tienen la capacidad suficiente para sorprender al público. Ojalá no siempre fueran los diez actores de siempre.

—De los que, por cierto, la gente se van cansando. Afortunadamente en España cada vez se hacen mejores proyectos...
—A.V. Sin duda. Un buen guión siempre es fundamental. No será la primera vez que nos enganchamos a una serie o descubrimos una película por lo que nos cuenta y no por el nombre de los que trabajan en ella.

—¿Tienen proyectos relacionados con la isla? Ustedes siempre han estado muy vinculadas a Ibiza.
—B.H. Eso es algo que nunca dejaremos de lado. Seguiremos luchando desde lo que podamos para que en Ibiza haya ciertos cambios.

—¿A través por ejemplo de la plataforma Somos Ibiza?
—A.V. Sí. Es algo que no se había conseguido hasta ahora. Creo que es muy importante demostrar a España y al mundo que aquí se pueden hacer cosas mucho mejores que lo que en ocasiones se vende o se promociona. Y nosotras como ibicencas tenemos una gran responsabilidad.