Amadeo Salvo y Rafa Ruiz firmando, este sábado, el convenio de cesión por dos años. | Irene Arango

A toro pasado todos hubiéramos cerrado las fronteras antes de que se produjera la irreversible transmisión comunitaria de la covid de la primera semana de marzo de 2020.

Y todos nos damos cuenta de que el Ayuntamiento de Ibiza ha cometido una enorme irresponsabilidad mirando hacia otro lado mientras la UD Ibiza caminaba con paso fuerte hacia el ascenso. Y eso que el alcalde, Rafa Ruiz, aseguró este sábado que Elena López compatibiliza la cartera de Urbanismo con la de Deportes como consecuencia de que algo «intuíamos», lo que, además de una sandez, porque una nuevas instalaciones no requieren que la responsabilidad recaiga en la misma concejal, no ha servido para nada.

Gracias a mis inicios en esta profesión como periodista deportivo, he conocido a mucha gente relacionada con el mundo de un deporte menos profesional que el de ahora, en la que había hasta puñetazos entre presidentes como el de Jesús Gil a José María Caneda.

Cuando conocí a Amadeo Salvo el día que le entrevisté el pasado mes de enero, tuve claro que la UD Ibiza va a acabar jugando en Primera División y que el ascenso a Segunda estaba cercano.

No me atribuyo ningún mérito especial en el vaticinio porque saltaba a la vista que se trata de un empresario que gestiona, entonces un club, ahora una Sociedad Anónima Deportiva, como una empresa más de su familia y, por lo tanto, con profesionalidad y eso acaba dando resultado.

Su experiencia como presidente del Valencia le hizo ver el enorme potencial que supone un equipo en el fútbol profesional español. Y en lugar de comprarlo, como han venido haciendo jeques y chinos multimillonarios, optó por construirlo desde la nada.

Como hizo su padre junto a él y sus hermanos con Power Electronics, un gigante que facturó el año pasado 500 millones de euros.

Se lamentaba en enero que jugar en césped sintético era una barrera para atraer buenos futbolistas, lo que obligaba a seducirles con un proyecto todavía más sólido.

«Hay déficit de infraestructuras. El campo lo usan otros equipos y además necesitamos otro campo de césped natural para entrenar. Si subimos, se hará. Es parte de la gracia del proyecto, la gente ve como una barrera que esté todo por hacer, pero yo lo veo como una oportunidad», confesó. Hoy no sé si diría lo mismo.

Y añadió: «Habría que llegar a un acuerdo con las instituciones para que nos cedieran el campo, como se ha hecho en Villarreal, Badajoz, Girona y Leganés. Tendríamos que cambiar la iluminación, el césped y construir un estadio como Dios manda (...) Un estadio moderno, tecnológico, con una capacidad mínima de 12.000 espectadores y máxima de 17.000. También habría que construir una ciudad deportiva» cuya ubicación negó conocer en ese momento.

A pesar de la evidencia, Salvo sostenía que el ascenso no iba a suponer un problema para Rafa Ruiz: «No. Yo creo que no. Es bueno para la ciudad que haya un equipo en el fútbol profesional. Sería un cambio muy grande. Aquí vendría mucha gente de fuera a ver los partidos».

La pelota entró y ha pillado al Ayuntamiento desprevenido, agravado porque, además, también entró la pelota del CD Ibiza, ascendido a Segunda RFEF, y puede que entre todavía otra pelotita caprichosa y suba el Inter de Ibiza a Tercera División.

También olió a ascenso el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Ibiza durante la legislatura 2015-2019, Agustín Perea.

Independientemente de que la UD Ibiza subiera, su plan era construir dos campos de césped sintético, con gradas y vestuarios, para desatascar el colapso de Can Misses en Can Cantó.

La idea no pasó de ser una propuesta y no llegó a plasmarse en un anteproyecto ni boceto.

El Ayuntamiento dispone de terrenos calificados como uso deportivo y la saca llena para acometer la inversión. Le faltó previsión y arrojo a Rafa Ruiz. No creo que sorprenda a nadie.

¿Ahora qué?

El CD Ibiza ya ha expresado su negativa a abandonar el estadio en las condiciones que ha propuesto el Ayuntamiento, reacción que no cambiará los planes del Ayuntamiento que este sábado oficializó la firma del convenio que cede en exclusiva Can Misses por dos años con otros dos prorrogables año a año, salvo que el equipo descienda.

El Ayuntamiento de Mahón, el Consell de Menorca y el Govern balear se gastaron la friolera de 10 millones de euros para que Menorca dispusiera de un pabellón con capacidad para 5.000 espectadores tal como le exigía la ACB. Fue construido en 100 días, el mismo periodo que tardó la Comunidad de Madrid en levantar el Isabel Zendal.

El Ayuntamiento habla de que habrá un campo nuevo para la temporada 2022-2023.

¿Qué hace Antich?

El presidente de Autoridad Portuaria de Baleares, Francesc Antich, está desaparecido. Nada se sabe todavía de los motivos que le llevaron a fulminar de urgencia al anterior director del ente, Juan Carlos Plaza.

Está tan ausente que no se atreve a adjudicar el concurso de la explotación de la dársena de Levante, edificio de es Martell incluido, para que lleguen megayates.

Cuesta entender que no habiendo motivo alguno para no adjudicar la instalación y habiendo abierto las plicas de las tres ofertas, Autoridad Portuaria esté dilatando la adjudicación de los puntos que faltan, proponer un ganador y convocar un consejo de administración para que sea adjudicado y pueda entrar en funcionamiento la concesión este verano.

También cuesta justificar que no se esté planteado una autorización temporal por una temporada, si es que cerrar el concurso es imposible por plazos, y que la única alternativa sea que el megayate que quiera venir pida autorización puntual a través de un consignatario.

Una irresponsabilidad de este tipo sería motivo de escándalo en cualquier sitio del mundo y merecería que el gobierno que ha puesto al frente del ente al presidente le pusiera de patitas en la calle de forma fulminante.

Pero aquí no pasa nada, ni cuando Armengol cierra bares incumpliendo su normativa ni cuando el alcalde organiza una comida clandestina con la presidenta en interior cuando estaba prohibido ni cuando la concejal de Urbanismo dice abiertamente que va a mirar hacia otro lado mientras hay negocios que operan en Marina Ibiza sin licencia porque hay gente trabajando allí y estamos en plena pandemia ni cuando Autoridad Portuaria nos oculta deliberadamente las condiciones de una sospechosa ampliación de la misma concesión...

Efecto en el Ocio.

La Asociación del Ocio debe dar las gracias a la mala noticia económica pero buena sanitaria de que el Reino Unido mantenga a España en ámbar. Iago Negueruela aseguró el martes en Ibiza que volvería a la isla para presentar junto al Consell los detalles de la fiesta piloto. Sin embargo, el jueves, después del mazazo británico y del palo del Tribunal Supremo, Negueruela recurrió al anuncio de que la fiesta sería el día 25 en el Hard Rock para dividir el foco y desviar algo la atención.