Ana Sánchez atiende a un cliente en su tienda Oh Shop Ibiza. | Toni Planells

Este jueves arrancaban las rebajas de verano oficialmente, aunque las grandes cadenas ya las empezaron hace una semana y la mayoría del pequeño comercio ha tenido que adaptarse al ritmo que imponen los grandes centros.

Tras un año desastroso, también para las tiendas de ropa y calzado, y con la salvaje competencia del comercio on line y las grandes superficies, el pequeño comercio de este sector se agarra a la temporada y a las rebajas con la esperanza de retomar el funcionamiento normal de sus negocios.

[Las mejores imágenes del primer día de las rebajas de verano en Ibiza.]

Viriana Vera estaba esperando las rebajas para hacer sus compras. No tiene un presupuesto definido a la hora de hacer sus gastos, pero reconoce que tiene la suerte de estar trabajando bien y explica que lleva gastados «unos 200 euros, un 80% en mi tienda favorita». Con su «tienda favorita» se refiere a una tienda del grupo líder de la industria textil.

También reconoce que es usuaria de la compra on line «compro mucho on line, no solo en esta tienda. Yo soy más de zalando, y la verdad es que gasto mucho allí». Sobre el comercio local, más allá de las grandes franquicias, explica que «compro poca cosa, pero aquí en Ibiza siempre puedes encontrar algo excepcional y único en un sitio particular». Todavía le queda compra que hacer, «algún vestido bonito para ir a Formentera, unos zapatos, y algo que salga más».

Sobre cuanto pretende gastarse en estas compras que le quedan por hacer en rebajas calcula que «unos 200 euros más, que estamos a primeros de mes», ríe antes de reconocerse afortunada con su trabajo de ayudante de cocina y sus extras como patrón de yate, «hay que trabajar mucho para poder tener una buena vida».

A Margarita Planells le ayudan sus nietas, Noa y Laia, a cargar con las bolsas de las compras que acaban de hacer. «La verdad es que no sabía que hubiera rebajas, ahora una va despistada con las fechas de las rebajas. Nosotras somos de Santa Eulària y hemos venido hoy a hacer unas compras para las nietas, que han sacado el curso muy bien», cuenta Margarita mientras Noa y Laia cuentan que su abuela le ha comprado «sobretodo ropa».

Margarita no tiene un presupuesto fijo, y defiende el pequeño comercio local «normalmente compro siempre en tiendas pequeñas y cercanas, sobretodo en Santa Eulària que es donde me muevo». Las nietas niegan con la cabeza al ser preguntadas por su afición a las compras por internet, aunque la abuela acaba matizando que «si no encontramos algo que buscamos a lo mejor sí, pero muy poco, lo que nos gusta a nosotras es caminar».

En La Sirena sí que empezaron este jueves las rebajas, tal como cuenta Fanny García, empleada de la cadena, y a las pocas horas de abrir las puertas ya reconocía notar cierto aumento de afluencia en la clientela. Describe el arranque de estas rebajas como una más, dentro de la normalidad de todos los años, aunque reconoce que «hay un poco más de movimiento del que me esperaba».

Ana Sánchez abrió su tienda de ropa femenina en febrero de 2020 y ha recibido el zarpazo de la crisis desde el primer momento. «Ha sido muy difícil, la verdad», ante el impacto que puedan suponer las rebajas, considera que «ahora toca rebajas y las hemos puesto, pero tengo más confianza en el verano en sí que en las rebajas».

Se han apuntado a la venta on line, pero reconoce que «no vendemos mucho on line, se vende más en la tienda física, pero si me sirve mucho para dar publicidad. Los clientes lo ven en la web o en las redes sociales y luego vienen aquí a probarse y a comprar lo que les interesa». Esta temporada ha optado por incrementar los descuentos en rebajas y aunque no al nivel que cabría esperar, sí que «se está vendiendo un poco más estos últimos días».

Amanda de Miguel lleva cuatro años tras el mostrador de la tienda de ropa infantil Charanga. «Estamos notando un poco el bajón» explica, «no se están celebrando bautizos ni bodas como se celebraban antes y eso se nota». Este año han empezado las rebajas antes de lo acostumbrado «llevamos de rebajas desde hace una semana».

Sobre las compras en internet, aunque la franquicia de esta tienda venda sus productos on line, Amanda explica que «en Ibiza a la gente le gusta ir a ver la ropa. A lo mejor en la península compran más on line, pero aquí tenemos suerte».

Maria Josita Arrebola acaba de pasar por el mostrador de la tienda en la que trabaja Amanda, aunque todavía no ha llegado a hacer una gran compra en las rebajas tiene previsto salir con su hija a aprovechar los descuentos y comprarle algo más a su nieto «tenderemos que salir el sábado a darnos un paseíllo, que algo cae siempre». Su presupuesto para las rebajas no supera los 100 euros, «no soy de comprar por comprar, pero si vemos algo más tampoco pasará nada».

Constanza Chena está curioseando entre ropa de verano en Pictro. «Estaba esperando un poco a que llegaran las rebajas para mirarme algo que me guste para el verano», cuenta Constanza, que asegura que no es muy aficionada a las compras a través de internet, «me gusta ir a ver la ropa, probármela y ver como me queda». Tiene previsto hacer un gasto de unos 100 euros «si no encuentro algo más que necesite», reconoce que los efectos de la crisis le ha llevado a recortar un poco los gastos en este tipo de compras y «evitar comprar por capricho como solía hacer antes».

Jordi Masallera es propietario de Pictro Moda. En cuanto a la afluencia de clientes ha observado «más afluencia de gente que normalmente, pero no se puede comparar con las rebajas de hace dos años. No hay aglomeraciones precisamente. Además llevamos haciendo rebajas y descuentos especiales desde que ha llegado la pandemia, también mantenemos abierto nuestro outlet». Tiene esperanzas en que se anime un poco más el movimiento, «esperemos que poco a poco la gente empiece a trabajar, a cobrar y que esté más animada».

Ante la competencia de las tiendas on line considera que «si la gente no tiene dinero en general, estamos todos igual». Se han apuntado a la venta on line, pero «no es algo que nos suponga mucha venta, nuestra clientela es del barrio, aunque es verdad que vienen muchos a ver algo que han visto en las redes sociales». Admite que «las grandes superficies marcan el comercio de las rebajas, pero también pone el foco en que “cada vez la gente está más concienciada y volcada con el comercio local».

En lo que fue el antiguo bar Ses Botes, Laura Marí está al frente de la tienda de ropa femenina Octobrer. «En mi caso las rebajas van muy flojitas, pero aquí llevamos mucho tiempo con las ventas flojitas», explica Marí, «el verano pasado no fue un buen verano, y el invierno ha sido durísimo». Su perfil de cliente es local y para ella «agosto es siempre más flojo, la gente está trabajando y no tiene tiempo para ir de compras».

Cuenta que su clientela, «de una franja de edad de a partir de los 50 años», este último año ha ido desapareciendo, «muchas clientas tenían miedo de salir de casa».

El comercio on line sí que le afecta, y es que lo que vende una franquicia como la de su tienda no afecta a la caja que pueda hacer Laura, de hecho reconoce que no sabe «si vendería más de no estar la misma ropa disponible on line».