Las instalaciones de la desaldora de Eivissa. | Marcelo Sastre

La salud de los acuíferos de Ibiza podría llegar a recuperarse en 20 años. «Es un proceso lento», reconoce el director de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), Juan Calvo, pero la isla ha iniciado una senda de recuperación necesaria gracias a la mejora de la red de abastecimiento de agua desalada, que este mes podría retomar el nivel de producción previo a la pandemia.

El consumo excesivo de agua de acuíferos, provocado por el turismo de masas, ha provocado en la isla una situación crítica en la mayor parte de los pozos, esquilmados durante décadas. El único cauce fluvial de Baleares, el de Santa Eulària, llegó a secarse en la década de los 70 por el descenso del nivel freático provocado por un consumo de agua subterránea insostenible.

En los últimos años la tendencia se ha frenado. Con el incremento de consumo de agua desalada, la extracción de agua de acuíferos ha vuelto «a niveles de los años 90», explica Calvo. En 2019 el consumo de agua desalada superó por primera vez al suministro de agua de acuíferos. Se consumieron 10,7 hectómetros cúbicos (hm³) de agua desalada y 8,4 hm³ de agua de pozo.

«El dato es muy significativo porque eso implica que, gracias a la red de abastecimiento de agua desalada, se ha reducido considerablemente la presión sobre los acuíferos. Eso posibilita su recuperación paulatina», indica Calvo.

El año 2019 fue el primero en que estuvo en marcha la interconexión de las tres desladoras de la isla en Vila, Sant Antoni y Santa Eulària, y también su puesta en marcha a pleno rendimiento. Esto ha propiciado una mejor distribución del agua desalada a toda la isla. Calvo indica que en Vila en los meses de invierno ya no se consume agua de pozo, de forma que las reservas se pueden guardar para los picos del mes de agosto.
En la última década el consumo de agua desalada se ha duplicado en la isla, pasando de 5,8 hm³ en 2010 a los 10,7 hm³ de 2019.

Recuperación del consumo
En 2020 el consumo de agua desalada bajó a los 9,7 hm³ debido a la pandemia, pero este año la tendencia parece ir hacia la recuperación de los números de 2019.

«En junio hemos producido en total 982.000 metros cúbicos mensual, sólo un 10 % menos que en el año 2019 (último año de normalidad que fue 1.086.067). Además en la última semana de junio las 3 plantas juntas produjeron 38.000 metros cúbicos diarios, cuando nuestra capacidad máxima diaria es 44.000. Con todo ello, tenemos una evolución ascendente y una previsión que a partir del 15 de julio las demandas de agua desalada en la isla de Ibiza sean similares al julio y agosto del año 2019», explicó Calvo.

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De hecho, los datos de producción del primer semestre de este año ya superan en un 7,4% los de 2019.

Agua de calidad
El secretario de Abaqua indica, en cualquier caso, que el objetivo de la agencia en Ibiza no es conseguir que el 100 % del suministro de agua en la isla salga de las desaladoras, sino que los ciudadanos reciban agua de calidad. Para ello se cuenta con dos fuentes: desaladoras y acuíferos.

«Lo que sucede es que la mayor parte de los acuíferos subterráneos están sobreexplotados y eso provoca que su agua sea de mala calidad. Tenemos que garantizar que en las zonas donde los acuíferos tienen poca agua y están salinizados se consuma exclusivamente agua desalada para que se regenere. Donde los acuíferos están bien, como es el norte de la isla, se deben explotar de forma sostenible», valoró.

En este sentido consideró que si en un futuro «no es necesario utilizar tanta agua desalada porque los acuíferos están recuperados, esa también sería una buena noticia.

«Las desalinizadoras tienen que ser una herramienta para que los ciudadanos tengan agua de calidad y dejar descansar los acuíferos para que se recuperen», concluyó.

Mejora de la red en alta
En esta recuperación de las reservas de agua subterránea, Calvo señaló también la importancia de las redes de suministro de agua. Sería «la segunda pata para garantizar la sostenibilidad.

«En un futuro los ayuntamientos lograrán reducir su petición de agua desalada y sus extracciones de agua subterránea si mejoran la red, porque no la perderán por el camino».
Actualmente Sant Antoni, Vila y Sant Joan tienen los deberes hechos, mientras que Santa Eulària y Sant Josep tienen unos niveles de agua no registrada por encima de lo que establece la normativa.