Marifé Paye, presidenta del Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación. | Daniel Espinosa

Marifé Payer Ortiz (La Carolina, Jaén, 1983) llegó a Ibiza hace 10 años, animada por unos familiares que conocían la isla y unos amigos que pensaron que tenía una buena oportunidad para desarrollar su trabajo. Desembarcó y se enamoró de Ibiza. “Encontré un sitio donde me sentí cómoda, y estoy muy agradecida”. Estudió en la Universidad de Granada, su tierra materna, donde cursó Arquitectura Técnica y el posgrado en Ingeniería Acústica. En la actualidad, además de ejercer su profesión, sigue ampliando conocimientos en la Universidad de Madrid en el campo de la Gestión en la Construcción. Apasionada por el arte y el patrimonio histórico y cultural, es la primera mujer que preside el Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Ibiza y Formentera (COAATEEEF) desde su fundación, en 1983, cuando se independizó de la demarcación colegial de Palma. Casualmente, ese mismo año nació la nueva presidenta de los aparejadores pitiusos, que en la actualidad cuenta con el respaldo de una junta de gobierno formada mayoritariamente por mujeres, cinco, y tres hombres.

—Esto es algo histórico: ¿aparejadoras power?
—¡Mis compañeros de equipo están muy bien acompañados! En el Colegio ya ha habido mujeres dentro de las juntas de gobierno, pero no ostentaban los cargos principales. He tenido muchas peticiones de compañeros y compañeras que me animaron a ser la primera presidenta del Colegio, y estoy muy agradecida por el apoyo que me han brindado.

—¿Cómo debo llamarla: aparejadora, arquitecta técnica o ingeniera de edificación? ¿Cuáles son las diferencias?
—Arquitecta técnica. La diferencia entre las denominaciones se debe a la actualización de la titulación a los diferentes planes de estudios. La última denominación nos habilita a trabajar en el ámbito de la Unión Europea, pero las tres titulaciones son iguales, independientemente de su nombre o del año en que se obtuvieran.

—¿Cuántos aparejadores hay en las Pitiusas? ¿Suficientes o demasiados?
—Nunca somos demasiados. En nuestro Colegio hay sitio para todos. Somos un Colegio pequeño comparado con otros de España. Entre mis propuestas figura precisamente la dinamización para que seamos más y podamos aportar iniciativas y soluciones a todos y cada uno de los temas que puedan surgir en el desarrollo de nuestra profesión. Y me gustaría aprovechar para hacer un llamamiento a aquellos compañeros que trabajan en Ibiza y que aún no están dentro de nuestro Colegio, a quienes invito a sumar y crecer juntos. Debemos ayudarnos entre compañeros de profesión para trabajar activamente por y para Ibiza.

—Nada más ser nombrada presidenta, en mayo, anunció que sus iniciativas en esta nueva etapa al frente del Colegio se enfocarían hacia la modernización y puesta al día de los estatutos profesionales. ¿Cuáles son sus objetivos en este sentido?
—La modernización consiste en incentivar los trámites telemáticos de los colegiados y la puesta al día de los estatutos profesionales, lo que se refiere, entre otras cosas, a la actualización de los mismos y su adaptación a las circunstancias actuales, en un momento en el que la evolución de las nuevas tecnologías, en parte por la irrupción de la pandemia, ha propiciado una serie de cambios necesarios que no están del todo regulados, como por ejemplo las videoconferencias.

—A pesar del avance de la telemática, su profesión requiere estar a pie de obra. ¿Cómo se conjugan ambas situaciones?
—Dentro de nuestro colectivo, no todos los profesionales de la arquitectura técnica trabajan a pie de obra. En la gran mayoría de los casos, hay otro tipo de intervenciones profesionales que, además de la correspondiente visita de obra, requieren la gestión de documentos de forma telemática para poder tramitar todo desde nuestros despachos ante las distintas administraciones.

—Los aparejadores se han ofrecido a las administraciones de Ibiza y Formentera para colaborar estrechamente, de forma que se puedan agilizar los trámites administrativos y se facilite la gestión profesional de los colegiados. ¿Se está notando esta supresión de la burocracia?
—Según la información que nos ha facilitado la anterior junta de gobierno, se está avanzado en la simplificación documental ante las administraciones. Me consta que todas las administraciones están haciendo todo lo posible para cumplir este objetivo. Este año se han dado más facilidades con comunicaciones previas de obras y declaraciones responsables, acortando los plazos, pero solo para determinados tipos de obra, y principalmente en urbano. Esperamos que con estos acuerdos de colaboración podamos agilizar también los trámites para otras clasificaciones de suelo. Me gustaría recalcar que estamos agradecidos de que cuenten con nosotros para colaborar en todo lo que sea posible y que sean viables estos objetivos a corto y medio plazo.

—Esta simplificación de los trámites, ¿ha servido para animar la obra nueva en las Pitiusas?
—Toda iniciativa que tenga el objetivo de agilizar los trámites administrativos es agradecida por nuestros colegiados, y por ende por nuestros clientes, que son quienes nos encargan las intervenciones profesionales. Esto ayudará a que el comprador de la vivienda pueda hacer uso de la misma en un plazo menor dese la finalización de las obras. Ahora las esperas para poder entrar a habitar una casa son más cortas. Agradecemos de verdad los últimos esfuerzos de varias administraciones, y ante todo del Consell Insular de Ibiza, así como el de Formentera, que están aprobando normas con el mencionado objetivo. Además de estas instituciones, la junta ha decidido colaborar con todas las administraciones, incluida la europea. También tenemos la intención de crear un equipo de colegiados para colaborar con los bomberos o servicios forestales y de medio ambiente para intervenir en casos de catástrofes

—¿Cuáles son sus propuestas para reducir la siniestralidad laboral en las obras?
—No hay duda de que para reducir la siniestralidad se deben de cumplir unas condiciones muy básicas que se resumirían en tres conceptos: formación, conciencia y prevención. La TPC (Tarjeta Profesional de la Construcción) debería de ser obligatoria, a nuestro modo de ver, porque acredita las condiciones indicadas. Por otro lado, como proyectistas de seguridad y salud, en nuestro Colegio ya se ha controlado desde hace tiempo el contenido y la calidad de los Estudios de Seguridad y Salud para su visado. Esto permite que posteriormente en la obra se desarrollen planes de seguridad y salud más completos que recogerán medidas de prevención que deberán ser de obligado cumplimiento en la obra. Durante la crisis sanitaria, nos ha tocado trabajar en las obras y no estaban claras las normas de seguridad.

—¿Qué puede hacer un aparejador para contribuir a la preservación del medio ambiente?
—Cada vez más, en base a nuestros conocimientos de materiales y de construcción, somos requeridos en fase de proyecto para la gestión y supervisión de la calidad de los materiales y técnicas constructivas a implementar en los proyectos de arquitectura. Empieza a aumentar la solicitud de sellos Leed y Bream para la clasificación energética de los edificios. Y también somos especialistas en el desarrollo de proyectos de demolición con una detallada gestión de los residuos. Los aparejadores garantizamos que se cumplan los Estudios de Gestión de Residuos que redactamos donde nos encargan la intervención profesional y con el fin de velar por su cumplimiento en la ejecución de las obras hasta la recepción completa de la documentación de la preceptiva gestión en los vertederos autorizados en Ibiza y Formentera.

—¿Cómo está evolucionando la arquitectura técnica?
—En la actualidad, tenemos muchos nuevos campos de trabajo que se están poniendo en valor, como el papel de técnico de cabecera de mantenimiento de los edificios, una figura que, sin duda, hubiera evitado muchos problemas en casos como el actual de los apartamentos Don Pepe. Porque, al igual que estos bloques, en Ibiza puede haber otros muchos edificios en condiciones semejantes. Hay que ser previsores y animar a todos los vecinos a que lleven un control de sus edificios, que deben ser sometidos a una revisión periódica.

—¿Se están produciendo avances significativos en la implantación de la etiqueta de eficiencia energética?
—En efecto, la obligatoriedad de su confección en viviendas existentes o bien de obra nueva es un dato que la ciudadanía ya contempla para la adquisición de una vivienda. Incuso en alquileres de más de cuatro meses también es obligatoria esta etiqueta de eficiencia energética expedida por el Govern balear, algo que mucha gente aún desconoce. En mi opinión, este certificado pronto será una variable en los cálculos de valoraciones hipotecarias que se le encargan a nuestros colegiados.

—En la actualidad, todos los inmuebles de nueva planta se ajustan a los criterios de emisiones prácticamente nulas. ¿Cree que serán sancionados determinados edificios por incumplir las normas de protección medioambiental?
—Si, es previsible que algún día las administraciones intervengan si no se cumplen los parámetros previstos. Aún nos sorprende que después de tanto tiempo no se muestren en los anuncios de venta de viviendas las calificaciones energéticas y que figure que se encuentran «en trámite». En Palma sí se está haciendo un control especial sobre esta cuestión.

—Los aparejadores tienen un amplio campo de trabajo con las nuevas normativas y los proyectos de rehabilitación…
—En mi humilde opinión, somos unos técnicos cualificados y competentes en muchos campos de intervención profesional de obra nueva, reformas de viviendas existentes, etc. He leído que el Gobierno de España muestra su intención de aprobar nuevos planes de rehabilitación de edificios existentes con dotaciones millonarias. Esto conlleva que, si se confirma, recibiremos más encargos profesionales dentro de nuestras atribuciones y competencias.

—En un territorio limitado como Ibiza y Formentera, ¿no sería más lógico apostar por la rehabilitación de edificios frente a la obra nueva?
—Por supuesto, fue una pena la derogación de la Disposición Transitoria 10 de la LOUS (Ley de Ordenación y Uso del Suelo), ya que lo que se consiguió fue legalizar edificaciones existentes en suelo rústico que habían cursado proyectos de reforma integral de lo existente sin consumir más territorio. Sería estupendo poder disponer de nuevo de esta oportunidad para proseguir con este ámbito de trabajo, para que viviendas existentes que se encuentra en una especie de limbo jurídico y administrativo pudieran incorporarse a la legalidad, y por ende proceder a sus reformas, que, insisto, significan ‘consumo de territorio 0’. Debemos cuidar Ibiza, tanto nuestro paisaje natural como los bienes patrimoniales y arquitectónicos.

—¿Se debería regular el precio de la vivienda en Ibiza?
—La vivienda en Ibiza está alcanzando en los últimos años unos precios desorbitados para la gente que reside, trabaja y tiene su familia aquí. Deberíamos buscar la fórmula para que la vivienda sea accesible para todos, y especialmente para la gente que cuida y mantiene la isla en verano y en invierno. Necesitamos profesionales cualificados y nos encontramos siempre con la misma traba: ‘¿dónde voy a vivir?’. Para eso, en el Colegio de Aparejadores nos ponemos a disposición de las administraciones para la búsqueda de soluciones.

«Me encanta Santa Gertrudis»

—¿Va a tope de trabajo?
—Normalmente, los aparejadores en Ibiza tenemos la suerte de tener trabajo casi siempre, aunque va por épocas. Generalmente, tenemos direcciones de obras y un trabajo administrativo y de oficina, que se ha visto incrementado últimamente por razones obvias. Normalmente, en mayo y junio solemos tener un cierto colapso porque se acumulan las entregas de casas de gente que quiere venir a estrenarlas en verano, lo que supone un esfuerzo extra.

—¿Qué es lo que más le gusta de Ibiza?
—Me gusta todo, pero sí es verdad que hay ciertas cosas que mejoraría: calles, parques, mantenimiento… Por ahí podemos hacer mucho los aparejadores para que la isla luzca más bonita. Te encuentras con casas por el campo que sería muy conveniente que se mantuvieran y no acabaran convirtiéndose en paredes para grafitis.

—¿Cuál es su pueblo preferido?
—Sinceramente, Santa Gertrudis siempre me ha gustado. Es un pueblo muy bonito, muy bohemio, con mucha vida por la noche. Y como sitio especial, la zona de Es Vedrà, pero donde no se acumula todo el mundo a ver las puestas de sol. Me gusta ese sitio donde no hay gente y sientes que estás ante un lugar muy especial.