Javier Torres frente a la estación de la ITV antes de una reunión. | Toni Planells

Siendo el partido con menor representación en el Consell d’Eivissa, Ciudadanos (Cs) logró una posición privilegiada. Era determinante para formar gobierno y, finalmente, se decantó por aliarse con el PP (una coalición con la izquierda que integrara a Podemos era inviable como partido ideológicamente antagónico). Tras dos años de legislatura, el conseller de Innovación, Transparencia, Participación y Transportes, Javier Torres, constata una buena relación con sus socios de gobierno y espera que los electores valoren su trabajo en 2023 frente a la debacle que sufre su partido a nivel nacional.

—El ecuador de la legislatura está claramente marcado por la pandemia que ha provocado el retraso de muchos de los proyectos que quería impulsar el Consell esta legislatura. ¿Cree que esto les penalizará de cara al final de la legislatura?

—Si cambia algo en la opinión de la gente será en todo caso para reforzar. La población entiende el impacto de la situación, al menos es el feedback que nos llega y yo creo que es así. La gente está contenta comparando la gestión de otros lugares con la que se ha hecho en el Consell. Al menos esa es la percepción mayoritaria, Ibiza es un sitio pequeño y te acaba llegando todo. Un ejemplo es precisamente el área de Transporte, que durante el inicio de la pandemia no se le daba tanta importancia, pero que requería de una gestión ante una situación de emergencia. Los ingresos desaparecieron y había que hacer ajustes en el servicio cada semana. Cambios de restricciones, ocupación, horarios… fuimos el Consell que actuó más rápido, es algo documentado, y el que menos ha reducido servicios y más rápido los ha recuperado. Esto se puede contrastar. Hablo de un área mía, pero creo que es extensible a todas las áreas. Hemos hecho un gran esfuerzo y eso creo que se valorará.

—El nuevo contrato de transporte no se ha parado pero lleva mucho tiempo en danza, ¿en qué punto estamos?

—Aprobamos el Plan de Transportes de forma definitiva en octubre y ahora estamos terminando el proyecto de líneas. Hay que recordar que tenemos que cerrar algunos aspectos con el Ayuntamiento de Eivissa, pactamos la integración de su transporte urbano con el transporte interurbano para optimizar el servicio. Hay un punto sobre la línea del puerto que tenemos que cerrar. Es el último escollo que queda y cuando eso esté listo lo demás está muy avanzado. Tenemos el sistema de costes ya elaborado y el sistema tarifario está definido. Así que espero que a final de verano pudiera llevarse a aprobación inicial. Eso implica que, tras el plazo de exposición pública y alegaciones, vendría la aprobación definitiva. Paralelamente, estamos trabajando en la redacción de los pliegos para hacer la licitación. Más o menos lo tendríamos todo listo al mismo tiempo, de forma que podríamos elaborar el expediente e iniciar la licitación. El calendario que barajamos es que en el inicio de 2022 se pueda iniciar esta licitación. Siempre teniendo en cuenta la complejidad que tienen esos procesos. Hay muchas empresas interesadas en este contrato porque no solo es el transporte público sino que también implica venir a la isla y poder ofrecer transporte discrecional o poder optar al transporte escolar que licita el Govern.

—¿Podríamos ver los nuevos autobuses en marcha el año que viene?

—No, porque el proceso de licitación dura un tiempo. Después se debe adjudicar provisionalmente, de forma definitiva, firmar el contrato… además cuando se firma el contrato no llegan los autobuses al día siguiente. Un autobús nuevo puede tardar meses en llegar, depende de las fábricas y estamos hablando de una flota que deberá ser prácticamente nueva en su totalidad. Si todo va bien, al inicio de 2023 sí podríamos tener el nuevo servicio de autobús en la calle.

—El Consell inició el proceso para hacer una auditoría del coste de la estación de autobuses. ¿Ya se ha licitado?

—Está a punto de resolverse la licitación. La empresa adjudicataria tendrá unos tres meses para hacer los trabajos y se han presentado consultoras importantes, incluso a nivel internacional, por lo que esperamos que se haga una auditoría con todas las garantías.

—¿Qué expectativas se tienen respecto a los resultados?

—Yo entiendo, porque los técnicos así me lo dicen, que los costes deberían bajar de un modo muy considerable. Esto tendrá un impacto positivo en el presupuesto del Consell, lo que implicará que se pueda destinar el dinero de los ciudadanos a otras cosas. Estamos hablando de que la operativa de la estación cuesta un millón de euros al año aproximadamente. Este coste se incrementaría con la nueva contrata, teniendo en cuenta que se valora de acuerdo con el movimiento de autobuses y de personas que pasan por el edificio. El Cetis es una concesión de 40 años, por lo que hablamos de bastante más de 40 millones de euros. Para el Consell es una hipoteca importante, pero en todo caso estaremos de acuerdo con lo que salga de la auditoría.

—La COVID también implicó para muchas administraciones un trabajo importante de digitalización. ¿Cómo estaba el Consell en esa materia?

—Afortunadamente, las actuaciones en materia de infraestructuras de red y mejora de herramientas digitales empezaron antes de la pandemia. Había una parte de diagnóstico hecha, teníamos fallos localizados y se habían llevado a cabo actuaciones para solucionarlos. Cuando se estableció el estado de alarma, en una semana tuvimos en marcha nuevas herramientas de trabajo en remoto seguras. No hablamos de un acceso remoto cualquiera sino de tener herramientas seguras para utilizar los programas del Consell, VPN habilitadas, etcétera. Todo funcionó sin mayor problema. Donde tuvimos alguna dificultad fue para la compra de portátiles para los trabajadores porque había una demanda enorme, aunque eso lo sufrieron todas las administraciones. En cuanto a la mejora de las páginas web, sede electrónica y demás, ha seguido el proceso que iniciamos nada más entrar. Es una revolución silenciosa que quizás no sea tan visible, pero el ciudadano lo ha notado y la institución también.

—También en materia de nuevas tecnologías, esta semana se firmó el protocolo para poner en marcha el Centro Bit de Ibiza, ¿qué supondrá para la isla?

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—El impacto esperamos que sea similar al que ha tenido en Menorca, donde existe desde 2016. Allí ha supuesto un impulso importante a determinadas industrias y, teniendo en cuenta que aquí hay un tejido relacionado con las nuevas tecnologías mayor, el impacto debería ser más importante. El Centro Bit asesora y acompaña a empresas nuevas pero también a empresas consolidadas que tengan proyectos innovadores centrados en nuevas tecnologías. Tanto en Mallorca como en Menorca funciona muy bien, ha creado actividad económica de calidad que aporta a lo que ya tenemos. El despliegue será inicialmente una oficina, pero se trata de una solución transitoria para ponerlo en marcha cuanto antes, un solar de Sa Coma se cederá más adelante al Govern para que se construya un Centro Bit como toca. Ahora mismo yo lo llamaría más ‘oficina Bit’.

—Dentro de sus áreas, la reducción de la lista de espera de la ITV quizás sea el logro más visible gracias a la puesta en marcha de las ITV móviles, ¿para cuándo la solución definitiva que sería la ITV fija?

—A su afirmación, primero quiero decir que las ITV móviles han ayudado mucho, pero hay que tener en cuenta que no sólo nos hemos conformado con eso. También hemos renovado la web, la anterior era un desastre que no cumplía ni con la ley de protección de datos. Ahora tenemos una web sencilla, adaptada a dispositivos móviles. Son cosas que ahora se dan por sentadas, pero no eran así. El pago telemático ahorra 15 o 20 minutos de espera a los usuarios y el cartel de ‘libre-ocupado’ ha permitido pasar miles de citas que sino hubieran sido tiempo muerto en el que no se trabaja. Ya respondiendo a su pregunta, la segunda estación fija es un proyecto complejo. Nosotros podemos tener unos pliegos preparados, pero nos falta el espacio. El suelo industrial en Ibiza es escaso. En colaboración con el departamento de Territorio estamos determinando qué espacios podrían ser los viables y mejores para una futura estación de ITV. Después tendremos que valorar el coste de ese suelo e iniciar el procedimiento administrativo adecuado para la compra o alquiler de ese terreno para construirla. Tenemos el informe que nos dice el espacio necesario, conforme a lo que necesita Ibiza y estamos en ese punto. Es un proceso largo pero vamos dando pasos para solventar esta cuestión.

—Se hizo este año una modificación de contrato de las ITV móviles para que pudieran cubrir más inspecciones y que supuso un aumento de coste del 19,82% cuando el límite era el 20%, ¿fue un premio para la concesionaria?

—No, básicamente es que se estaban pasando más inspecciones de las previstas dentro de su horario de trabajo normal y también es cierto que al inicio, para poder reabsorber la gran lista de espera hacía falta un esfuerzo importante. También hay que tener en cuenta que esa ampliación se hace durante el año de contrato, la fórmula del contrato es un año, ampliable otros tres con renovación anual. Tú puedes ampliar, por ejemplo, sólo el primer contrato, pero los años siguientes, si la lista de espera está a un día y no es necesario, no se tendría por qué hacer.

—Un tema con retraso importante es la regulación del taxi, la orden de carga insular es algo que se espera desde hace años con la consecuente actualización de tarifas. ¿Cómo está este tema?

—Ésta es una muestra de los problemas que tiene la administración para adaptarse rápidamente a los problemas de la vida real. Se hizo un intento de actualizar la orden de carga en 2014, que fue revocada y se volvió a la orden de carga de 2012. Hay que decir que el Consell no es competente en esta materia, lo máximo que podemos hacer es consensuar un texto y darle esa parte hecha al Govern para que la tramite, que es lo que está haciendo. Según necesita documentación, nosotros la vamos proporcionando y estamos colaborando en todo lo que podemos en esta tarea. Nosotros le pedimos celeridad al Govern cada vez que tratamos con ellos, porque es un texto importante que soluciona varias cosas. No lo solucionará todo en el sector del taxi, más con un sector tan complejo y heterogéneo, pero consensuamos unos mínimos y creemos que traerán mejoras, también para los usuarios. El texto tendrá que pasar por un periodo de exposición pública y por la mesa balear de transporte terrestre hasta su aprobación definitiva. No estará este verano, pero podría estar listo en invierno.

—Entre estos problemas que me comentaba, está el aspecto de la actualización de las tarifas que no se corresponden con las de 2012 como pertocaría sino que se mantuvieron en el taxímetro aspectos de 2014 derogados, ¿por qué no se ha actualizado para regularizarlo?

—Porque requiere una nueva orden de carga. En nuestra propuesta de orden de carga llevamos una actualización de las tarifas. Sabemos que los costes de mantenimiento de un taxi han cambiado, han pasado muchos años y esto hay que actualizarlo. En cuanto a aspectos irregulares, a ver, hay cosas que están en una situación jurídica delicada, pero ha regido la normativa sin mayores problemas desde 2012 y así tendrá que seguir hasta que se apruebe un sistema tarifario nuevo. Luego ya vendrá la creación del reglamento del taxi, que ahí ya será cuando dejemos de depender del Govern en cuestiones como la actualización de la orden de carga. Pero esto requerirá un trabajo de consenso con los ayuntamientos y el sector, todos tendremos que ceder.

—Pasando a hablar de su partido, ¿sobrevivirá Cs en Ibiza a pesar de la caída libre que se está produciendo a nivel nacional?

—Ibiza, dentro de los aspectos positivos para la política en general, es un sitio pequeño donde la gente se conoce, conoce al político y eso facilita una política cercana que permite que se dé más importancia a la persona que al partido. Eso puede permitir sacar unos buenos resultados en el año 2023. La última encuesta de intención de voto que publicó Periódico de Ibiza y Formentera, que realizó el IBES, le daba a Cs un 7,4 % de los votos en Ibiza. No es muy diferente de lo que teníamos y mantendríamos la representación ibicenca en el Parlament. Seguiríamos siendo decisivos y eso es fruto del buen trabajo que se está haciendo. La gente puede identificar el trabajo que se hace aquí y valorarlo. Algunos partidos que integran coaliciones en la isla están más preocupados por salir en prensa y para ello arman jaleo si lo tienen que armar. Creo que esa forma de hacer política va en contra de la institución y del interés general. Hace que te centres en batallas políticas en vez de hacer tu trabajo gestionando tus áreas. Todas estas cuestiones la gente las ve y por eso creo que Cs puede salir bien parado en Ibiza.

—A pesar de ello, ¿hasta qué punto le preocupan situaciones como la de Murcia o, más recientemente, la de Granada que han involucrado a miembros de su partido?

—Me preocupan como integrante de Cs. Creo que no son buenas noticias. Se han cometido errores, hay circunstancias externas que no hemos podido controlar y ataques de partidos interesados en que perdamos fuerza. Aún así, creo que el proyecto de Cs es necesario, cubre un espacio político en nuestro país. Somos un partido que ha crecido muy rápido y a veces no puedes controlar que entre gente con intereses que no tienen nada que ver con el interés general, sino más bien con el particular de esa persona. Me dolería mucho que algo que pasara en otra parte del país afectara al trabajo que hacemos aquí en Ibiza. Insisto, creo que la gente, cuando vota en unas elecciones locales o autonómicas sabe que no vota a los candidatos nacionales, vota al presidente del Consell o al que será su alcalde. La gente en Ibiza sabrá discernir y conoce el trabajo que estamos haciendo.

—¿Qué tal ha sido la relación PP-Cs estos dos años en el Consell?

—Es muy buena. Veníamos de una legislatura que fue mal a nivel de gestión y parte de la culpa fue precisamente por la relación que había entre los socios de gobierno. Teniendo en cuenta que además dentro de Podemos había más de una formación. Creo que los políticos tienen que aprender de los errores, incluso de los de otros. Hay que ver cómo afectan determinadas formas de gobernar a una institución y al trabajo que tienes que hacer para los ciudadanos. Ahora mismo, entre los socios de gobierno tratamos cualquier problema que exista y lo resolvemos y creo que eso ha permitido una buena gestión estos dos años.