Vista del puerto deportivo Marina Ibiza. | Daniel Espinosa

El Consejo de Administración de Autoridad Portuaria de Baleares (APB) aprobó un proyecto básico para la ampliación de la concesión de Marina Ibiza a la empresa Servicios Marítimos Port d’Eivissa S.L. (SEMAR) que nada tiene que ver con el que finalmente el ente permitió ejecutar.

La documentación que obra en poder de Periódico de Ibiza y Formentera refleja que el proyecto de ampliación consistía en la incorporación de una superficie del dominio público marítimo terrestre de 2.463,72 metros cuadrados «que se corresponden todos ellos con la ampliación de la plataforma de la bocana de la dársena norte y su espejo de agua asociado», según se desprende del acta de la sesión del Consejo de Administración celebrada el 21 de diciembre de 2016.

El proyecto básico presentado por la empresa adjudicataria que fue aprobado por la APB suponía el relleno de una superficie de 925,56 metros cuadrados de espejo de agua de la concesión para transformarlo en explanada o tierra firme. Estos metros son la suma de una explanada que la concesionaria proponía al arranque del muelle de la zona norte y una modificación del muelle externo que proponía en la bocana de entrada al puerto.

Con la propuesta aprobada y, por lo tanto, con todos los beneplácitos administrativos se eliminaban amarres existentes y en las nuevas superficies de tierra que se generaban proponían la construcción y modificación de algunos edificios. La superficie de los edificios que se iba a construir en estas nuevas superficies ganadas al mar mediante su relleno era de aproximadamente 474 metros cuadrados, según informó Autoridad Portuaria a Periódico de Ibiza y Formentera.

El proyecto que finalmente autorizó APB no se parece en nada al que recibió la luz verde del Consejo de Administración: no se contempla ni el relleno ni, obviamente, las edificaciones que se iban a construir encima y, además, nada se hizo en la zona conocida como dársena norte, donde, sin embargo, había sido autorizada la ampliación.

El proyecto de ejecución no aparece en el portal de Internet del organismo portuario, al contrario que el de la frustrada ampliación de la concesión de Marina Botafoch y, a pesar de que fue sometido a exposición pública, Autoridad Portuaria se ha negado a facilitarlo a este periódico. Dicho proyecto fue sometido a exposición pública sin que recibiera alegación alguna.

Autoridad Portuaria informó de que finalmente se había autorizado, además de la ampliación de la concesión por un periodo adicional de casi siete años, un incremento de edificación fija del 10% de lo que ya había construido (1.857,25 metros cuadrados), por lo tanto, 185 metros cuadrados más.

Ello, a pesar de que, como ha venido informando en solitario Periódico de Ibiza y Formentera en los últimos meses, la falta de Plan Especial en vigor impide al Ayuntamiento conceder licencia de obra alguna. Solo pueden constuirse sin licencia los edificios de interés portuario promovidos por Autoridad Portuaria, como es el caso de la estación marítima de Botafoch y se supone que el edificio de es Martell.

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Después de la aprobación de la ampliación de la prórroga se levantó el restaurante Roto.
Además, la autorización recoge unos 1.000 metros cuadrados de edificaciones desmontables, «de los que aproximadamente 400 metros cuadrados ya estaban autorizados anteriormente a través de sus correspondientes expedientes», señaló la APB.

Es decir, la ampliación de la concesión sirvió para legalizar edificaciones que no solo se habían levantado sin licencia, sino que, además, incumplían las bases del concurso adjudicado en 2008 y que no solo prohibían nuevas edificaciones sino que también vetaban que pudieran ser trasladados los metros edificados.

Finalmente, se hicieron ambas trampas bajo la treta de edificaciones desmontables y autorizaciones de ocupación temporal.

Fuentes jurídicas consultadas por este periódico señalaron que, al haberse modificado «de forma sustancial» el proyecto básico a la hora de realizar el proyecto de ejecución, este último «debería haber salido a exposición pública» de nuevo, trámite que no se produjo.

Además, al no tener nada que ver el proyecto básico con el finalmente ejecutado, se tendría que haber presentado un nuevo estudio económico-financiero para calcular los ingresos que aportará la ampliación de la concesión a la concesionaria y calcular de nuevo el canon a pagar por la empresa explotadora. No se hizo ni una cosa ni la otra.

Criterios

La propia Autoridad Portuaria exige en las bases concursales que el proyecto de ejecución «no debe alterar el proyecto básico», por lo que lo sucedido con el proyecto para la ampliación de la concesión de Marina Ibiza ni siquiera cumple sus propios criterios.

En este sentido, recalca que, en caso de que el proyecto de construcción altere el proyecto básico, Autoridad Portuaria podrá optar por una de estas opciones. La primera de ellas es obligar a que el concesionario adapte el proyecto de construcción al básico en el plazo fijado al efecto. La segunda es modificar la concesión de acuerdo con el proceso legal que corresponda y, si finalmente, el concesionario no adapta el proyecto de construcción al proyecto básico en el plazo señalado, Autoridad Portuaria procederá a incoar expediente de caducidad de la concesión.

Desde la empresa SEMAR, por su parte, insistieron en que todas las obras que se habían ejecutado en Marina Ibiza se habían llevado a cabo en base a los proyectos autorizados por Autoridad Portuaria de Baleares.