Diego Díaz, tras meses reclamándolo, consiguió ponerse la vacuna de Pfizer hace unos días. Sus patologías cardíacas, junto a las informaciones sobre problemas de trombosis, no le inspiraban confianza en otras vacunas.

A Diego Díaz le hubiera gustado estar vacunado hace meses. Desde el estallido de la pandemia vive aislado en su casa en Cala de Bou, sin tener contacto con nadie más allá de su esposa y sin apenas salir, a no ser para dar algún paseo en solitario.

Tiene 64 años y, según el protocolo, a su franja de edad le tocaba vacunarse con AstraZeneca o con Janssen, las dos vacunas de adenovirus. La serie de complicaciones cardíacas que arrastra (hipertrofia ventricular grave, esclerosis aórtica en grado máximo e hipertensión arterial), sumadas a las informaciones sobre casos de coágulos y trombosis derivados de la vacunación con AstraZeneca le llevaron a desconfiar de las vacunas de adenovirus: «Todas las informaciones sobre los efectos secundarios de estas vacunas han creado mucho mal rollo. Y le cogí miedo a la vacuna», asegura.

Su médico de cabecera le hizo un justificante sugiriendo que se le vacunara con Pfizer debido a sus patologías cardíacas y a la medicación que debe tomar por esa razón. Incluso ha llegado a ponerse en contacto con la directora de Asistencia Sanitaria, Eugenia Carandell para lograrlo.

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Las noticias que está leyendo últimamente respecto a que llegan vacunas de sobra le llevaron al Recinto Ferial en varias ocasiones, con el justificante de su médico de cabecera en la mano, para ver si era posible inocularse una de estas vacunas: «Es triste que casi cada día salgan diciendo en la prensa que se quedan miles de vacunas sin poner, que las que sobran las regalarán a otros países, habiendo tanta gente que se quiere vacunar». La «estrategia de vacunación» ha sido el muro infranqueable contra el que se ha venido topando una vez tras otra. «No soy negacionista ni nada que se le parezca, yo sí creo en el virus y en la vacuna. De hecho lo que más quiero es poder vacunarme».

Después de tanto tiempo y tantos temores, por fin Diego Díaz logró vacunarse el pasado jueves con la primera dosis de Pfizer, y es que desde la semana pasada existe la posibilidad de poder elegir entre una vacuna de adenovirus y una de ARN mensajero. Solo hay que dirigirse al teléfono de infovacuna 971 211 999. Pidiendo cita desde BITCITA, y concretando una vez en el Recinto Ferial cuál es la vacuna que se prefiere inocular, también es una de las vías para poder elegir la dosis con la que inmunizarse de este virus que tiene a Diego en un confinamiento constante desde hace un año y medio.

Su largo encierro le ha llevado a él y a su mujer, por ejemplo, a celebrar las navidades sin más contacto que el digital con su familia. Los pocos cumpleaños que ha celebrado con sus hijos han sido con la cristalera que separa el porche de su casa con el jardín de por medio y las compras las han tenido que venir haciendo desde internet: «Nos dejaban la compra en la puerta de casa y cuando se marchaba el chico salíamos a buscarla».

Confiesa emocionado que en unas semanas, después de dos años, abrazará a su nieto de tres años: «Seguro que de todas maneras no me hubiera resistido a darle un abrazo, pero ahora lo haré con la tranquilidad de estar vacunado».