Personal sanitario atiende a un paciente en Ibiza durante la pandemia. | Marcelo Sastre

El IB-Salut insta a todo el personal a posponer sus vacaciones de forma voluntaria sin negociar con los sindicatos en qué condiciones. Ambas partes reconocen que, de momento, poca gente se ha acogido a la oferta. Y ante un panorama de descoordinación, de falta de efectivos y de agotamiento, el sindicato de Enfermería SATSE se planta y anuncia «un invierno convulso» de movilizaciones y peticiones de amparo si se confirma que se anulan las vacaciones del personal.

«Llegamos a unos límites de estrujar a la gente, con una capacidad física y mental muy mermadas, que son intolerables», advierte Tera, quien explica que «el sistema se sostiene desde hace un año y medio con las horas extra del personal». «Es complicado que renuncien (a las vacaciones), la gente está agotada, habíamos pedido que les ofrecieran cinco días libres por quincena, que suban el precio de la hora extra haciendo hincapié en los eventuales, que son más jóvenes y no suelen tener cargas familiares, y dicen que no pueden», relata.

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Desde el IB-Salut rebaten que en su plan de refuerzo voluntario se ofrecen seis días adicionales a quien posponga su mes de vacaciones, que se podrán disfrutar hasta el 30 de junio de 2022. Y por otra parte, al personal que además participe en al menos un módulo de actividad extraordinaria semanal, se le dará hasta 400 euros mensuales en concepto de productividad variable, en función del periodo aplazado, además de compensar la actividad extraordinaria.

En la cresta de esta nueva e inesperada ola de contagios, la oferta no vence al cansancio acumulado, por lo que en caso de que la Administración opte por suspender vacaciones de forma unilateral, el sindicato avisa: cuando la situación se calme «no sé qué puede pasar». Recuerdan que el problema de la falta de personal es crónico y apenas se ha trabajado en solucionarlo. «Estamos por lo que nos diga la gente pero pondremos de nuestra parte para organizar un conflicto tremendo», advierte Tera. Una vez se resuelva la crisis, plantean desde movilizaciones a reuniones con grupos parlamentarios o a la intervención de la justicia, «tras cuatro olas no se pueden suprimir derechos de trabajadores», concluye anunciando el fin de la paz social.