Vista aérea de Sant Antoni y la bahía de Portmany. | Archivo

Las fiestas ilegales en Villas y casas de campo se estarían trasladando a yates y otro tipo de embarcaciones por el cerco que están haciendo desde las administraciones y las policías locales a este tipo de eventos. Así lo ha podido saber el Periódico de Ibiza y Formentera a través de numerosas fuentes, que indican a su vez su vez que el modus operandi de los organizadores de estas fiestas es el mismo que el de las realizadas en villas en suelo rústico, por lo que no se descarta que se trate de los mismos promotores.

Este forma de operar pasaría por contactar con los clientes a través de grupos de Whatsapp o mediante relaciones públicas en las playas de la isla. Una vez realizado el contacto y el pago, se les indicaría la hora de la recogida (siempre a través de minibuses) y, poco antes del inicio de la fiesta o, en este caso, de que el barco salga de puerto, se les indicaría a través de la misma aplicación de telefonía el punto de recogida. La hora en la que empieza oficialmente la fiesta suele ser las 00,30. Uno de los puntos de recogida de clientes es la zona del pabellón de Can Coix.

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Personas vinculadas al sector de las embarcaciones tipo golondrina reconocieron haber tenido noticias de la existencia de este tipo de fiestas nocturnas en el mar, aunque dudaron de que alguien del sector estuviera participando en este tipo de eventos.

Desde la Policía Local de Sant Antoni constataron que, desde que se creó la Unidad de Análisis de Riesgos para prevenir este tipo de fiestas, se habían producido varias modificaciones en las conductas de los promotores a la hora de organizar estos eventos, pero aún así han ido identificando e impidiendo que se llevaran a cabo en multitud de ocasiones.

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Asimismo, aseguraron tener constancia del incremento de las fiestas nocturnas en embarcaciones, concretamente en yates. De hecho, anunciaron que ya han tenido que intervenir en dos ocasiones con el dron para desmantelar este tipo de fiestas.

Una vez detectada la embarcación, el dron emite un mensaje grabado en el que se recuerda a los ocupantes del yate que este tipo de eventos está prohibido y se les invita a paralizar la fiesta. En ambas ocasiones los organizadores hicieron caso y cesaron la actividad.

Aunque esta modalidad de fiestas no se habían detectado hasta el momento, fuentes policiales dudaron de que se fuese a producir un trasvase masivo del campo al mar porque un barco tiene mucha menos capacidad que una villa y es más caro de alquilar, por lo que se reduce sobremanera la rentabilidad para los promotores.

Desde el Ayuntamiento de Sant Josep también aseguraron tener constancia de la realización de este tipo de fiestas en yates privados, «aunque hasta el momento es algo muy esporádico».