Mónica Balbín a las puertas del Recinto Ferial en la tarde de ayer. | Toni P.

Mónica Balbín estaba puntual, a las 16 horas de ayer en la puerta de acceso al Recinto Ferial con su tarjeta sanitaria y el documento de identidad en la mano. Llegó para pedir información acerca de la posibilidad de vacunarse sin cita, y la casualidad quiso que llegara en el momento justo y adecuado para encontrarse una respuesta positiva.

A esta argentina, residente en Ibiza desde hace más de 20 años, ya hace tiempo que le tocó vacunarse por edad, que no acaba de revelar, «pedí cita en su momento, vine hasta aquí y en el último momento me arrepentí. Di media vuelta y me marché», admite Mónica con buen humor.

Balbín reconoce que las «informaciones en contra de la vacuna y el miedo a lo que te pueda pasar» se lo hicieron pensar dos veces y ceder en el último momento a la desconfianza ante la vacuna.

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«Me da miedo el no saber las repercusiones que pueda haber, que se sabrán a largo plazo», se justifica Balbín. Encoje los hombros al ser cuestionada sobre la razón por la que finalmente se convenció para inocularse la vacuna, de hecho reconocía estar «un poco resignada: Sigo sin estar convencida». Con dificultades para disimular cierto estado de nerviosismo, se permitió bromear con la idea de volver a arrepentirse en el último momento: «¡Pero espera que todavía no he entrado, aún estoy a tiempo de volver a arrepentirme y marcharme de nuevo!».

Finalmente, y esta vez más en serio y tras una pausa reflexiva, acabó concluyendo que «por el bien de mi hija, el mío, el de la sociedad y de todos, al final aquí estoy», justo antes de acceder al interior del Recinto Ferial.

De esta manera, Mónica Balbín se vacunó ayer sin cita previa, una más de los 200 que se acercaron ayer tanto al Recinto Ferial, como a los centros de salud de Santa Eulària y al de Sant Antoni y al Hospital de Formentera.