Imagen de la entrada a la mansión facilitada por uno de los vecinos.

Algunos de los vecinos de una de las mansiones que hay ubicadas en la zona de Es Cubells se manifiestan realmente hartos de las fiestas que organizan «un día sí o tro día no» desde hace un mes. También se quejan de ser ignorados por parte de las autoridades, que «por mucho que llamamos a la Policía, todavía no se ha presentado nadie aquí, y llamo cada vez que hay una fiesta», tal como explica un vecino de la mansión, Bartolo Ribas.

«Desde que construyeron esta casa siempre han hecho fiestas, pero antes las hacían fuera. Entonces llamabas a la policía y las paraban, pero ahora como tienen las discotecas escondidas hacen las fiestas con cientos de personas y por mucho que llames a la Policía o a la Guardia Civil no hacen nada» explica Bartolo, que habla de la noche del miércoles al jueves como «algo espectacular, más de 50 coches dieron la vuelta en el camino de mi casa, incluidos taxis, furgonetas transfer y nadie hace nada». Cuenta que esa noche «a las 3 o a las 4 de la madrugada bajaban coches y furgonetas continuamente, y a las 9 de la mañana todavía había taxis haciendo viajes».

Discoteca clandestina
Este vecino está convencido de que la mansión tiene una discoteca clandestina escondida bajo la pista de tenis, así asegura que se lo contó un repartidor que había estado allí suministrando material. Y es que las fiestas no solo causan molestias a los vecinos mientras la fiesta está en marcha, ya que cada día tienen que soportar todo un ir y venir de furgonetas de reparto que surten de hielo, bebidas y de todo lo necesario para las fiestas que se organizan en esta lujosa villa. Otra vecina, que prefiere no ser nombrada habla de varios camiones cisterna que pasan diariamente para surtir a la mansión. Y no solo por tierra, ambos vecinos aseguran que en la mansión ha estado aterrizando un helicóptero varias veces en los últimos días.

Esta vecina de la mansión no comparte camino con la misma, pero su cercanía y los errores en el navegador que usan para llegar hacen que muchos de los que pretenden ir a la fiesta acaben entrando a su propiedad por su camino particular. «Una vez estaba entrando con mi coche, y al ver que tras de mi venían varios aparqué el coche en mi camino para bloquearlo. De la furgoneta que teníamos detrás salió alguien que sacó un fajo de billetes y me ofreció 300 euros por indicarle el camino a la fiesta», relata la vecina. Harta de que su camino se haya convertido en un ir y venir de coches y furgonetas perdidas se está planteando poner una valla en su camino, por mucho inconveniente que le acabe causando.

«Lo de que en Ibiza se puede hacer lo que te de la gana sin consecuencias es verdad», asevera esta vecina, harta no solo del trasiego de coches de alta gama por su modesto terreno de noche y de camiones y furgonetas durante el día, si no del poco caso que se les hace desde el Ayuntamiento y de la poca efectividad que tienen sus reiteradas llamadas tanto a la Policía Local como a la Guardia Civil.