De izquierda a derecha, Xicu Serrano, María Cardona, José Álvarez y Apolònia Barceló. | Arguiñe Escandón

Son años de reclamaciones sin respuesta. Los vecinos de Can Tomàs piden al Ayuntamiento la instalación de badenes en el Camí de Can Tomàs que obliguen a los vehículos a bajar la velocidad. A pesar de que la señalización vertical limita la velocidad en esta vía a 50 kilómetros por hora, los vecinos dicen que muchos vehículos cruzan esta barriada mucho más rápido, lo que supone un peligro para los vecinos que pasan caminando por un camino asfaltado sin aceras ni arcenes.

La presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio, Apolonia Barceló, explica que el problema lo tienen a las horas punta de entrada y salida de vehículos en Sant Antoni, entre las 13 y las 14 horas y antes y después de la puesta de sol. Los vehículos cogen esta vía, más larga, para evitar los atascos que se producen. Para compensar el trayecto más largo, los conductores pisan el acelerador.

«En su momento pedimos que se pusiera un semáforo. Como última solución pensamos que los badenes, que se están instalando en muchos caminos del municipio que consideramos que son menos peligrosos que este, serían una solución para que los coches y motos redujesen la velocidad», consideró la presidenta.

Entrada al Camí de Can Tomàs desde la Avinguda de Portmany.

Entrada al Camí de Can Tomàs desde la Avinguda de Portmany.

Asegura que han tenido varias conversaciones tanto con el concejal de barrio, Miguel Tur, como con el concejal responsable del área de Movilidad, Joan Torres. De momento no han recibido respuesta.

Muchos de los vecinos van caminando cada noche a tirar la basura y los que tienen que coger el autobús también lo deben recorrer, compartiendo la misma pista de asfalto con los vehículos motorizados. «Es un peligro», alerta Apolonia, «tanto para la gente mayor que sale a pasear, para los niños que van a coger el autobús y para cualquier vecino».

José Álvarez, vocal de la directiva, asegura que este camino se llega a convertir «en una segunda autovía» en un camino estrecho en el que no sólo hay problemas para los peatones. «Por este camino pasan autobuses y este camino no tiene la anchura para circular a las velocidades que se alcanzan» dice, temiendo que cualquier día no se produzca una colisión al ser un tramo de dos direcciones.

A la espera de nuevo proyecto

El concejal de Movilidad de Sant Antoni, Joan Torres, explicó que el Consistorio trabaja en la mejora de los caminos asfaltados del municipio por proyectos. El último, cuyo contrato se adjudicó en junio, ha supuesto el reasfaltado y la instalación de reductores de velocidad en el Camí de Sa Vorera, Camí de Sa Galera, Camí d’es Fumeral y un tramo del Camí d’es Regueró.

Uno de los tramos más conflictivos es el cruce con el Camí de s'Olivera.

«Hay vecinos de muchas zonas que nos piden estos badenes, pero son los técnicos municipales los que valoran si son necesarios. Sabemos que en el Camí de Can Tomàs existe este problema y es probable que se actúe en el próximo proyecto de mejora de caminos. Pero insisto, son los técnicos los que deben valorar esta necesidad, siempre según las prioridades existentes», informó.