Francisca Sánchez, durante la entrevista concedida en 2020. | Toni Planells

En julio de 2020 la propietaria del complejo turístico Casa Lola, Francisca Sánchez, concedió una entrevista al director del Periódico de Ibiza y Formentera, Agustín Sintes. La primera entrevista de su vida, según explicaba, pese a ser «muy amiga de Jesús Quintero», uno de los grandes entrevistadores de este país.

Sánchez justificaba las ilegalidades realizadas en su propiedad por la lentitud de las administraciones públicas. «Las cosas legales son las que me gustan», aseguraba, «pero la administración a veces no te deja». «Tú a veces no puedes ser legal, un papel no puede tardar cinco años cuando hay tanta miseria», insistía la propietaria de Casa Lola, sin tener en cuenta que por el grado de protección de la finca donde realizó las obras ese papel nunca podría llegar porque eran inejecutables.

[«He cometido errores, pero no soy una mafiosa»]

«Si yo mandara el mundo se arreglaría rápidamente», continuaba, «la administración vive de nosotros, ha de estar para ayudar y no ayuda que un papel tarde un año. Una reforma se ha de resolver en dos días», recalcaba.

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También se mostraba durante la entrevista muy consciente del final que podría tener Casa Lola tras las resoluciones judiciales. «Si la tengo que tirar, la tiraré», reconocía, aunque también aseguraba que no es la única personas que ha hecho obras ilegales en Ibiza. «A mí me han tomado de cabeza de turco. No quiero saltarme ninguna ley, vine como novata, no tuve maldad, seguí y seguí... No soy una mafiosa ni he robado un duro. He estado mal asesorada, me animaban a seguir. Asumo toda la responsabilidad, fui tonta. Yo soy muy rápida, no tengo paciencia, la lentitud no me gusta...», matizaba.

Incluso albergaba la esperanza de poder legar a algún tipo de acuerdo. «Es muy difícil construir y muy fácil destruir y me da mucha pena. La casa está hecha, no estropea el medio ambiente, está integrada. A mí no me gustan nada las casas en lo alto de una montaña, por ejemplo. Me gusta mucho la naturaleza. Es verdad que he hecho cosas mal. Me gustaría regularizarlo todo para dejar de tener problemas, tengo una persecución que no es normal. ¿Quién no comete errores en esta vida?».

También consideraba que había una «persecución injusta» contra ella por las fiestas ilegales que se daban en el complejo. «No es normal que vengan a mi casa todos los días, que si hay ruido, que si tal, que si hay un escándalo. La gente viene a divertirse, no debemos cortarles el rollo. Obviamente, yo no voy a estar dando órdenes a la gente que viene a pasar las vacaciones en mis casas. Como un sargento, siéntate allí y no te muevas», señalaba.