Entrada del complejo turístico ilegal Casa Lola. | Marcelo Sastre

Los vecinos y sufridores directos de la actividad del complejo turístico ilegal Casa Lola no se creen que, finalmente, se vayan a demoler las construcciones irregulares e ilegalizables existentes en la finca. Así lo aseguró ayer Jessica Juan, una de las propietarias que ha tenido que convivir durante años con las actividades que se han llevado a cabo en esta casa, quien manifestó a su vez que «llevamos tantos años quejándonos y lleva tantos años esta señora haciendo negocio que han optado por dar esta noticia para que callemos», insistió con total incredulidad.

De cualquier forma, tanto Jessica Juan como otros vecinos afectados por Casa Lola ya han solicitado una reunión con el alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, para confirmar si realmente se va a hacer algo para acabar con las irregularidades que se cometen en la finca «porque tenemos el sentimiento de que esta señora tiene impunidad absoluta», recalcó.

Más de 200 llamadas
Juan recordó que, hace ya un par de años, un grupo de unos 15 vecinos de la zona, cuya única cosa en común es que están afectados por las actividades que se desarrollan en el complejo ilegal, decidieron hacer un grupo de Whatssapp para aunar esfuerzos y no hacer duplicidades a la hora de denunciar ante Guardia Civil y Policía Local los desmanes que detectaban. De hecho, según explicó «en este tiempo ya habremos llamado más de 200 veces» por diferentes cuestiones, como exceso de ruidos, coches atascando los caminos, vehículos mal aparcados saturando la carretera general y un largo etcétera.

«La situación en la zona es muy preocupante», indicó esta vecina, «ya que a lo largo de este año hemos detectado que, de una fiesta semanal que se hacía en otras temporadas, hemos pasado a dos o tres a la semana». Unas fiestas, además, que al parecer son menos «exclusivas» que antaño y «mucho más multitudinarias». Esto provoca que, en muchas ocasiones, los asistentes hayan reventado las cadenas de la entrada de las fincas colindantes para aparcar los coches.

Asimismo, Jessica Juan explicó que muchos vecinos incluso tienen miedo de ir a sus casas. Este es el caso de la vecina de la casa colindante con Casa Lola, que ha detectado como han entrado en numerosas ocasiones en su parcela para, de ahí, colarse en las fiestas ilegales sin pagar. «Han llegado al extremo que, de tanto saltar la valla que separa las dos propiedades, se la han tirado», confirmó la vecina.
También denunció que, en más de una ocasión, los vigilantes de seguridad que contratan los promotores de las fiestas ilegales no le dejaban ni siquiera acceder al camino de su casa «porque no tenía entrada para la fiesta». Una situación frustrante que, además, se veía agravada cuando «llamaba a la Policía Local o a la Guardia Civil para denunciar que no me dejaban acceder a mi domicilio y me decían que en esos momentos no había disponible ninguna patrulla para enviarme».

Hay que recordar que la propiedad del complejo turístico ilegal Casa Lola tiene de plazo hasta el día 3 de septiembre para proceder al derribo voluntario de todas las obras ilegales que ha ido ejecutando en la propiedad en cumplimiento de sentencia judicial. En caso de que no cumpla con el fallo judicial en este espacio de tiempo, el Ayuntamiento solicitará al juzgado el correspondiente permiso para entrar en la finca y proceder a realizar los trabajos de demolición de manera subsidiaria, cargando el coste de los trabajos a la propiedad.