La alegría se combina con los beneficios terapéuticos y psicológicos en la iniciativa ‘Un mar de posibilidades’. | Daniel Espinosa

Alba o Antonio son dos de los jóvenes de los talleres ocupacionales de Cas Serres que este lunes iban a disfrutar de todo lo que ofrece el programa deportivo terapéutico Un mar de posibilidades en la zona especial que tiene habilitada el Club Náutico de Ibiza en la playa de Talamanca. Les esperaban, el coordinador y creador de la iniciativa, Pedro Cárceles, los voluntarios y juegos y actividades de kayac, coordinación motora y equilibrio y la ya famosa plataforma de hidromasaje.

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Por ello no es extraño que llegaran con una gran sonrisa en la cara, ilusionados y saludando a todo el mundo. El primero a Pedro, a quien se le ilumina la cara y los ojos cuando habla de este programa que este año ha cumplido 18 ediciones gracias al apoyo y patrocinio de la Fundación Abel Matutes, la Fundación La Caixa, Valoriza M.A., los ayuntamientos de la isla y el Consell d’Eivissa.

«Este año ha sido incluso más complicado que el anterior, cuando apareció el coronavirus, porque hemos tenido que medir y cuidar mucho todo para que fuera lo más seguro posible, pero no hay nada más bonito que volvernos a ver las caras con todos nuestros usuarios y hacerles algo más felices durante unas horas mientras nos gritan lo hemos conseguido o seguimos aquí», aseguró con una sonrisa enorme el propio Cárceles este lunes a Periódico de Ibiza y Formentera.

La edición de Un mar de posibilidades de este año ha estado marcado claramente por la pandemia del coronavirus. Las actividades se han desarrollado durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre y además, se ha apostado por los sábados por la mañana pensando en dar una mayor cobertura a las personas con afección motora. «Durante este verano lo más importante ha sido cuidar al máximo todos los grupos poder poner en marcha una herramienta terapéutica segura que acerque el mar a todo tipo de público y poder salvar la temporada sin ningún contagio mirando al futuro con optimismo».

Para ello, según explicó el promotor y creador de la iniciativa, este año se han tenido que reducir los grupos, para evitar más contacto que el estrictamente necesario e, incluso, «parar una semana en agosto para comprobar que todo seguía yendo muy bien».

Afortunadamente, se ha cumplido el objetivo gracias al esfuerzo, entre otros, de los seis voluntarios que ya vienen de otros años y que, según Pedro Cárceles, se lo conocen todo a la perfección. «Es una pena que este año no hayamos tenido nuevos voluntarios que hayan podido venir de forma continuada porque todo el mundo que prueba al menos una vez a echar una mano en el programa se engancha por la magia que tiene».

Este año, los mayores

Durante este año, se calcula que en Un mar de posibilidades se habrá dado cobertura a más de 400 personas con necesidades especiales, en situación de vulnerabilidad o en riesgo de exclusión a través de actividades que combinan el deporte con el ocio y las ventajas terapéuticas como, por ejemplo, los juegos activos en la playa, kayak de mar, snorkel, terapias, masajes e, incluso navegación a vela o motor.

Los meses de Junio y julio se dedicaron a las personas con necesidades especiales o dificultades motoras, procedentes de distintas residencias u organizaciones sin ánimo de lucro como la Asociación de Deporte Adaptado de Ibiza y Formentera (ADDIF) o la Asociación de padres de niños y adolescentes con discapacidad de Ibiza y Formentera (Aspanadif). Mientras, agosto y este mes de septiembre se está destinando a los mayores de las residencias y a los miembros de los grupos de talleres ocupacionales y del Ib-Salut.

Además, durante las tardes del mes de julio ha estado dedicado a la gran novedad de esta temporada, el programa Gent Gran. Se trata de un programa totalmente gratuito que se ha puesto en marcha gracias al apoyo del departamento de Bienestar Social del Consell d’Eivissa que dirige Santi Marí y que está dedicado a las personas mayores de Ibiza que están en sus domicilios y «que han sufrido más que nadie el confinamiento obligatorio por el coronavirus».

Todos los participantes han podido disfrutar de, entre otras cosas, actividades en la orilla como juegos de construcción, colaboración en grupo, creación artística, expresión corporal, ejercicios de relajación, estimulación con baños de arena, circuitos de psicomotricidad, juegos neumáticos, acrobacias, su plataforma de hidromasaje dentro del mar, samoterapia y flotaciones dentro de la bahía de Talamanca.

«Nos hacía mucha ilusión poner en marcha este programa porque nos dimos cuenta que era muy importante que toda esa gente volviera a socializarse tras una situación de soledad mantenida, con grandes limitaciones de contactos y encuentros familiares y con ausencia de actividades, y creo que lo hemos conseguido porque hemos notado un gran avance en todos los participantes, tanto a nivel psicomotriz como en el estado anímico y físico de los usuarios, lo que redunda fundamentalmente en una mejora de su calidad de vida», confirmó a este periódico Pedro Cárceles.

Asimismo,se ha producido un hecho sobre el que el creador y director del programa Un mar de posibilidades hizo especial hincapié debido a su importancia. «Salvo con los mayores de Vila para el resto de participantes del programa Gent Gran les ofrecimos la posibilidad de que vinieran acompañados de un familiar, un ser querido o un amigo y al final eso se ha revelado como una gran idea porque hemos conseguido que, además de todas las ventajas que ofrece el programa a nivel deportivo, lúdico y terapéutico, se hayan conseguido estrechar de nuevo lazos familiares que en ocasiones estaban casi perdidos, con todos los beneficios que eso conlleva».