Un total de nueve familias participan este año en el programa El Descanso del Guerrero’. Estas nueve familias proceden de Barcelona, Mallorca y Madrid. ‘El descanso del Guerrero’ es una iniciativa de la ONG ibicenca Proyecto Juntos, que ofrece casi una semana de vacaciones al entorno de pacientes aquejados de enfermedades raras o de larga duración que les obliga a pasar largas temporadas hospitalizados.

['El descanso del guerrero', programa de vacaciones para niños con enfermedades raras de Proyecto Juntos, en imágenes.]

Visitas

La programación de este viaje ofrece la oportunidad a estas nueve familias, un total de 42 personas, de visitar lugares como Dalt Vila, el puerto de Ibiza, Cala d’Hort, la cuevas de Can Marçà o Formentera. En la jornada de este lunes tocaba montar en patinete eléctrico por el paseo de ses Figueretes durante la tarde, mientras que por la mañana estuvieron disfrutando de la playa en Platges de Comte. Este pasado domingo pudieron visitar las cuevas de Can Marçà y de una tarde de cine a la fresca viendo Del revés en el agroturismo Atzaró. Durante este martes disfrutarán en Cala d’Hort y este miércoles pondrán rumbo a Formentera antes de que llegue el momento de regresar a casa al día siguiente. Se llevarán la maleta llena de buenos recuerdos.

En el hotel Jabeque, de Playasol, algunas de las familias reciben a Periódico de Ibiza y Formentera para contar su experiencia, acompañados de Carlos Ramon, presidente de la ONG Proyecto Juntos y de la madrina del proyecto, Noah Higón. El pasado sábado, primer día de la programación, Irene Villa, que fue la embajadora de la edición de 2019 de El Descanso del Guerrero, pasaba el testigo a Noah Higón, que apadrina la edición de este año tras haber tenido que suspender la de 2020. Higón a sus 23 años es jurista, politóloga, escritora y reconocida activista diagnosticada con siete enfermedades raras y tiene casi 90.000 seguidores en su cuenta de Instagram.
La influencer pone el foco en la importancia de estas actividades ya que «posibilitan que niños que prácticamente viven en el hospital puedan salir y ver que hay un mundo que les está esperando. Les ayuda en su crecimiento personal».

Familias

La familia Cantarero Hernández, de Madrid, nunca había estado en Ibiza y se lo están pasando «genial». Lo que más han disfrutado hasta el momento es la playa, pero están contando las horas para subirse a un barco por primera vez. De esta manera, para Marta y Julián, así como para su hijo Kevin y sus hermanas Yudinia y Grissel, de 17 años que tienen la enfermedad de Morquino y pasan más de seis veces al mes por el Hospital 12 de octubre, «estos días son un lujo».

También en un lujo para la familia Allen Ramos, de Tossa de Mar, poder disfrutar de unas vacaciones juntos en familia: «La enfermedad de nuestro hijo nos tiene separados desde hace cerca de un año y este viaje es una oportunidad de estar juntos y respirar un poco de oxígeno», comentan Eli y Nigel, padres de Josh e Izan, que a sus 15 años está plantando cara a una leucemia. La enfermedad de Izan y la distancia entre el Hospital Sant Joan de Deu, donde se trata, y la residencia de la familia les obliga a vivir separados ya que Eli e Izan se han tenido que instalar en Barcelona un piso cedido por Aspanob.

Aina, como Izan, también tiene leucemia a sus 12 años y desde hace dos. Su familia, los Alcover Cerdà, vienen de Mallorca y como las demás familias reciben con agradecimiento la oportunidad de poder pasar unos días alejados del hospital en el que tantas horas tienen que pasar. A Aina la acompañan sus padres, Antònia y Jaume, así como su hemano Jaume y su hermana Llúcia. Antònia y Jaume esperan impacientes que a finales de año acabe con éxito el tratamiento de Aina al que la pandemia ha añadido una dosis extra de incomodidades y de horas de hospital en Son Espases. «Es un lujo no tener que pensar ni planificar nada durante esta semana después de tanto tiempo con citas y tratamientos. Está todo organizado y hecho; no hay que pensar en nada», agradece Antònia mientras Jaume, su marido bromea con la idea de que «para otro año a ver si programan un canguro y nos podemos escapar los padres una tarde sin los niños».