La rampa de acceso al mercado, un edificio inaugurado en 1987 al que acude regularmente gente de toda la ciudad. | Daniel Espinosa

La vida sigue en el Mercat Nou. Las paradas abren, disponen el género, la clientela se acerca a comprar con sus carritos de tres ruedas, fáciles de subir y bajar por las escaleras.

Entre los paradistas ni se quiere hablar del futuro nuevo edificio que el Ayuntamiento de Ibiza preveía iniciar en 2018. Se suceden las prórrogas y, si por la mayoría de comerciantes fuera, que siguieran hasta el infinito. El edificio de chapa y hormigón, muy estilo años 80, barato y funcional, cumple con su cometido.

Y es que no queriendo hablar, los comerciantes acaban contando que ellos no ven que el mercado esté tan mal. Que sí, que «le hace falta un lavado de cara». Pero eso, quitarle las legañas. Quitar unas rejas que hay entre los pasillos que cogen mucho polvo, reparar la puerta de una de las cámaras frigoríficas que cierra mal, cambiar las baldosas de la zona de pescadería o hacerles un tratamiento antiadherente para que nadie se rompa la crisma.

¿Y de la reforma? «¿Qué reforma?», preguntan ellos mismos. El nou Mercat Nou es considerado entre la mayoría de los paradistas como un proyecto faraónico que lo único que implicará es el abono de unas cuotas de concesión elevadísimas. «Lo que le hace falta a Ibiza es un mercado de un tamaño adecuado a la ciudad», considera Lourdes de la pescadería Su & Lu. Algo que para ella no corresponde con el proyecto del Consistorio.

Considera que el edificio actual se podría dejar estupendo con unos retoques, aunque hiciera falta cerrar un mes.

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Entre peces plateados, copas de colores, plantas y un embaldosado lila y negro, hay que reconocer que Su & Lu tienen de los puestos más vistosos. Lourdes indica que para el año que viene (porque piensan en el año que viene mientras nadie diga nada) quitará algunas columnas metálicas para mejorar la visibilidad del puesto, pero le hubiera gustado que el Consistorio, que es ahora quien gestiona el mercado, echara una mano en estas inversiones.

Mónica, dependienta de la carnicería ‘En Jaume’ dice que su jefe no habla mucho del tema reforma. Trabajan con el día a día. Tras el verano llega la mejor época para este puesto de carnes, al que acuden muchos ibicencos, indica Mónica.

Entre los pasillos, unos trabajadores municipales observan las necesidades de mantenimiento que tiene el mercado. No quieren hacer declaraciones y remiten a prensa del Ayuntamiento, pero se deshacen en elogios a los comerciantes, su buen hacer, su experiencia y el género del que disponen. De la reforma tampoco quieren hablar, pero indican que aunque quisieran contar algo, no hay novedad.

Lo último que se sabe del proyecto de reforma del Mercat Nou es que para su avance es necesaria la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). No por la parcela del mercado en sí, sino por la instalación del mercado provisional. Si no hay PGOU, no hay reforma.

Mientras tanto, las terrazas de los soportales del mercado siguen atrayendo gente. La vida sigue en el Mercat Nou.