Vecinos, periodistas e incluso políticos (el alcalde de Sant Josep excusó su ausencia) no se quisieron perder las explicaciones que avalan que no se tiren los Don Pepe.

El edificio Don Pepe no sufre de aluminosis y sus patologías son las habituales en un inmueble construido décadas atrás, aunque tienen reparación «porque lo estamos haciendo todos los días». Es la principal conclusión del estudio técnico presentado este sábado por especialistas que han analizado al detalle el estado estructural de los apartamentos.

En un acto celebrado en la sala polivalente del polideportivo de Es Cubells, los afectados pudieron arrojar un poco de luz sobre todas las dudas surgidas en relación a sus viviendas y al proceso de desalojo.

Luciendo camisetas con mensajes reivindicativos, un grupo de vecinos siguió con atención las explicaciones de los técnicos. También una representante del equipo de gobierno en el Consell de Ibiza asistió al encuentro. «Estaba invitado el alcalde Ángel Luis Guerrero, pero ha excusado su presencia debido a un viaje», aseguraron los organizadores.

El especialista en estructuras y rehabilitación de inmuebles, el ingeniero René Machado, explicó a los asistentes que habían llevado a cabo una evaluación estructural de los edificios, excepto de las escaleras 1 y 2 por estar precintadas. El estudio incluyó análisis en laboratorio para comprobar el estado del hormigón, del acero o los niveles de oxidación.

Foto: Irene Arango

En el inmueble sí hay carbonatación, una patología habitual en construcciones cercanas al mar. «Pasa en mil edificios, incluso aquí en Ibiza, porque están en frentes marinos», aclaró Machado, quien destacó también los valores «aceptables» del hormigón usado en la construcción, desmintiendo algunos informes que indicaban que se había utilizado este material de muy baja calidad.

«El edificio está para reparar. No puedo decir lo mismo de los portales 1 y 2 porque no hemos podido entrar. Al ser una misma unidad constructiva, entiendo que estarán igual», manifestó.

El experto resaltó además las cantidades de acero «brutales» usadas en la construcción, «muy superiores» a lo que era habitual en los años 60. Al estar poco cubierto, este material tiende a oxidarse con más facilidad, «pero eso tiene solución», aseguró Machado.

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«El edificio no está para tirar al suelo. Es reparable y reforzable y no hay ningún elemento estructural que haya colapsado. Puede ser que algún elemento de albañilería como yesos o bovedillas sí, pero eso tiene dos mil motivos que lo pueden provocar», aclaró el ingeniero.

La arquitecta técnica Elena Morillo criticó los escritos recibidos desde el Ayuntamiento de Sant Josep que «trastocan interpretaciones» y «dicen cosas que no son verdad». «A nivel técnico se dice que no hemos rebatido las cosas y está todo escrito. La sensación que tengo es que es una interpretación completamente forzada, sin justificaciones técnicas», destacó Morillo.

Foto: Irene Arango

El abogado Juan Nadal cargó contra el Ayuntamiento de Sant Josep y afirmó, en una intervención por videoconferencia, que «esto no es un chalet oculto entre pinos», sino un edificio «muy conocido» y contra el cual el Consistorio, en 60 años, no ha abierto ningún expediente de infracción urbanística, dando además servicios como agua o luz. Por ello, criticó la actuación «prepotente e insensible» del Ayuntamiento contra los vecinos y recordó también su responsabilidad directa en el asunto.

Tras conocer los detalles del estudio, Pastora, una de las afectadas por el proceso de desalojo, reflexionó en voz alta y aseguró que «parece ciencia ficción», lamentando que les tienen «atemorizados constantemente». Javier, otro de los vecinos, preguntó si podía frenarse el acoso policial «diario» al que se ven sometidos con la entrega de notificaciones. Jorge preguntó cómo comportarse si un agente le ordenaba el desalojo inminente de su casa.

Muchos vecinos llevan décadas viviendo en los Don Pepe y aclararon que, en caso de ver algún tipo de riesgo, serían los primeros en sacar a sus familias de allí. «Estamos pisoteados y machacados», añadieron.

Dolores lleva 33 años en los Don Pepe tras comprarse el piso «con mucho sudor»: «Me pregunto qué hago yo, dónde me voy. Está siendo como una pesadilla. Me voy a tener que ir de la isla como me quiten la casa».

«El alcalde ha estado allí haciendo torradas y sabe que eso en ruinas no está», concluyó.