Gaia Casanova.

Gaia Casanova (Roma 1980), escritora, performer y DJ, se licenció en Crítica Literaria y en Interpretación en la Escuela del Teatro Stabile de Génova. Estudia Arteterapia orientada a la Gestalt. En 2018, bajo el nombre artístico de Miss Poetrix, publicó Transfert Poesie nella (di) Stanza (Edizioni Ensemble), proyecto experimental de poesía y música electrónica con el que actuó en varios festivales de performance en Italia y en el extranjero, llevando la poesía a la consola. También para Ensemble Edizioni publicó la fábula Las hermanas cazadoras de brujas en la isla de Capri dentro de la antología Otro verano de AA.VV. Con Valeria Vaglio. Concibió y editó el podcast de historias de mujeres Amore fai presto! Yo no (r) existo en colaboración con Feminism-Women’s Publishing Fair. Su nuevo proyecto de poesía en vídeo performativo se titula Margot. Este domingo, a las 12 horas en la sala del Refectori del Ayuntamiento de Ibiza, se presenta el recital poético musical Transfert y la performance Margot a cargo de ella.

—¿Es la primera vez que viene a Ibiza?

—No. Vine de vacaciones hace cuatro años y esta isla inspiró mi primer libro, Transfert Poesie nella (di) Stanza, donde combino poesía y música electrónica. Ya había escrito el texto y, tras estar en Ibiza, empezó la búsqueda entre palabra y sonido. También nació en Ibiza mi pseudónimo Miss Poetrix, el nombre que utilizo para la poesía en directo y la música electrónica.

—¿A qué tipo de público va dirigido este recital?

—Tengo este sueño un tanto loco de llevar la palabra poética a clubes, discotecas, lugares menos frecuentados por la poesía y, sobre todo, a un público distinto al del libro escrito. Me gustan las contaminaciones, los interlenguajes entre distintas disciplinas... Vengo del teatro y mis recitales son siempre híbridos, en los que combino monólogo, poesía, prosa y vídeo.

—En el festival Poesia Lluna de Juny presenta dos aspectos de su producción creativa. El primero es Transfert. ¿Nos puede hablar de él?

Transfert es un breve extracto de Transfert Poesie nella (di) Stanza, en que los poemas van acompañados con la música electrónica creada por Valeria Vaglio, Michele Baldi y yo misma. Es un libro de poesía que habla del viaje que hace un alma dentro de una habitación y que, en un primer nivel, nos remite a la sala de psicoterapia, pero es una metáfora de un lugar desde el que es posible mirar hacia adentro y renacer por segunda vez. Un lugar donde el destino está en acción.

—El segundo es Margot. ¿En qué consiste?

Margot (non accettare biscotti dagli sconosciuti) fue escrito durante la pandemia. Margot vuelve sobre las heridas que llevan a una mujer a aislarse en lo virtual. En el centro de su dolor está la enfermedad y muerte de sus padres, una herida que inunda todas las demás áreas de su vida. Margot busca respuestas en el mundo virtual hablando con un asistente de voz y asumiendo gradualmente el punto de vista de la máquina hasta que desea convertirse ella misma en una máquina. El texto se construye a través de cut up, eavesdropping e googlismi (recortes, escuchas y googleismos) hasta la palabra liberada, una palabra-oración por sus muertos.

—¿Margot es un reflejo del aislamiento, de, sobre todo, la juventud de la sociedad actual que se refugia en las nuevas tecnologías?

—Sí. Me he inspirado en los Hikikomori, que en Japón esto define el síndrome de los jóvenes que se refugian en lo virtual rechazando todo contacto con el mundo externo, un fenómeno que, por desgracia, sucede ya en Occidente.

—Además, el recital irá acompañado de la proyección de una vídeo performance , ¿De qué trata?

—Es una performance que realicé durante mi incomunicación en una de las celdas de la antigua prisión de Roma –ahora Casa Internacional de la Mujer–, donde antaño se encontraban mujeres reclusas.

—¿Qué tienen en común Transfert y Margot?

—La búsqueda de la identidad y el conflicto entre el adentro y el afuera. El exterior en ambos textos es una metáfora de lo que aún no es habitable, que se puede experimentar porque aún no ha alcanzado un nivel de conciencia. En Transfert, el yo poético aprende a tomar contacto con el otro, mientras que en Margot, en cambio, uno se aísla en lo virtual, desconectando de la posibilidad de mirar hacia adentro.