De izq. a dcha., el enfermero Javier Moreno, el psiquiatra Álvaro Palma y la terapeuta ocupacional Verónica Salomoni, en el Hospital Can Misses.

La unidad de patología dual del Área de Salud de Ibiza y Formentera ofrece una atención integral a las personas que padecen un trastorno por consumo y abuso de sustancias estupefacientes y un trastorno mental grave.

Este proyecto, pionero en Baleares, se puso en marcha en junio de 2019 y se trata de una reivindicación histórica por parte de las familias. La idea, según explica el psiquiatra Álvaro Palma, viene desde el año 2012 cuando la Asociación Mundial de Psiquiatria y la OMS empezaron a insistir en la importancia de que los trastornos adictivos y mentales «se traten de forma conjunta porque están muy relacionados; históricamente el abordaje de estas dos patologías se hacía en recursos separados y cada vez más se intenta que el abordaje se haga de forma conjunta. A petición de las familias, y teniendo en cuenta estas recomendaciones de la OMS y la Asociación Mundial de Psiquiatría, el Govern decidió dar luz a esta unidad de patología dual». El equipo que atiende este recurso asistencial está formado, además de por Palma, por el enfermero Javier Moreno y la terapeuta ocupacional Verónica Salomoni. La unidad de patología dual, además, supervisa a las personas alojadas en los pisos tutelados de la asociación Apfem.

Las cifras
Desde que empezó a dar servicio en junio de 2019, la unidad de patología dual ha atendido a 116 personas en las Pitiusas. En este sentido, en la mayor de las Pitiusas está el hospital de día para patología dual, ubicado en Can Misses, y en la pitiusa sur existe el centro de atención a la patología dual en el hospital de Formentera.

Por islas, en Ibiza se han atendido hasta el momento a 59 personas y, en Formentera, a 57 usuarios. En Can Misses siguen en seguimiento actualmente 33 personas y se han dado 26 altas. La edad media de los usuarios de este servicio en Ibiza es de 37,5 años (el 70,2% son hombres y el 29,8% mujeres). En Ibiza, la sustancia que motiva el diagnóstico es principalmente la cocaína (54,4% de los casos), seguida del alcohol (22,8%), el cannabis (14%) y las benzodiacepinas (3,6%). Los trastornos mentales más frecuentes han sido el trastorno psicótico no especificado (21,2%), trastorno de personalidad límite (19,2%), esquizofrenia (15,4%) y bipolaridad (5,8%).

En Formentera, se hace el seguimiento de la patología dual en consultas externas, las visitas son cada 15 días y la frecuencia de las mismas depende de las necesidades de los usuarios. Actualmente, se mantienen 18 usuarios desde el inicio de la unidad (el resto han sido dados de alta o bien han dejado el programa). En la pitiusa sur, la edad media es de 42,12 años (el 67,8% son hombres y el 32,2% son mujeres). El consumo principal de sustancias es el alcohol (51,4%), seguido de la cocaína (21,6%) y el cannabis (16,2%), mientras que los trastornos mentales más prevalentes son los trastornos de ansiedad no especificados (18,8%), TDAH (12,5%), trastorno límite de personalidad (12,5%) y trastorno depresivo inducido (12,5%).

Mensaje de esperanza
Álvaro Palma destaca la importancia de no establecer perfiles concretos, pues nadie está exento de poder desarrollar patología dual. «No es del todo realista establecer un perfil exacto ya que la edad es muy variada, por ejemplo. El problema de crear perfiles es que se podría generar un estigma cuando ves a alguien que podría encajar en ese perfil y, por otro lado, me da la impresión de que podría condicionar a algunas persona a no acudir a este recurso asistencial porque piensan que pueden no encajar en el perfil. Esto no es así; la asistencia es bastante variada y de cualquier rango de edad». En este sentido, el psiquiatra de la unidad de patología dual de las Pitiusas destaca que aún existe vergüenza o miedo a sentirse rechazado si se acude a pedir ayuda a este recurso. «Si tienen dudas o si creen que necesitan ayuda que lo comenten, al final la decisión es de la persona», precisa Palma, quien lanza un mensaje de esperanza: «Hay esperanza; se puede superar. No es un camino sin pasos atrás y es normal que haya altibajos porque la vida, en general, no es lineal. Es importante entender que es un proceso a largo plazo y puede haber momentos mejores y peores y es vital seguir dando apoyo en todo el proceso. Se puede cambiar».

Así, el psquiatra resalta que el objetivo del tratamiento no es «necesariamente la abstinencia o la desaparición de síntomas en sí sino la recuperación de la funcionalidad, que la persona recupere su vida para poder tener una relación familiar satisfactoria y que pueda desarrollar una actividad laboral o de ocio como hacía antes, por ejemplo».

La familia
La llegada a este recurso asistencial puede venir dada por derivación de otros servicios. El primer contacto, según cuenta el psiquiatra Álvaro Palma, suele ser en Atención Primaria y de allí hay derivaciones a Psiquiatría o a la Unidad de Conductas Adictivas. Cuando esta asistencia inicial no acaba de funcionar, «entonces es cuando el profesional referente deriva a la unidad de patología dual. Pueden venir acompañados de familia y también hay muchas personas que vienen por su propia voluntad porque ven que están funcionando peor y que quieren cambiar».

La familia en patología dual es muy importante. Sobre cómo se puede saber que alguien de la familia necesita ayuda por estar desarrollando algún tipo de patología mental, Palma explica que es muy importante fijarse en si ha habido cambios en la persona: «A veces es complicado que la familia haga una evaluación objetiva, pero si ven algún cambio de comportamiento de la persona a nivel de relación social, de que el humor es cambiante, que han cambiado las actividades de ocio se puede pedir una valoración. Hay una serie de criterios diagnósticos que están estipulados y se revisan». Para las familias, además, se organiza un grupo cada jueves de 18.00 horas a 19.00 horas en Can Misses y pueden acudir o bien solas o con el familiar que está en tratamiento.