El acusado, ayer, custodiado durante la vista celebrada en la sala de la Audiencia en Ibiza. | Daniel Espinosa

«Pido perdón a mi familia y a la otra familia a la que he hecho daño. Hoy todavía no sé qué me pasó y no recuerdo nada de aquel momento». Pidiendo perdón e insistiendo en la tesis de que no recordaba nada de lo sucedido en los diez minutos que estuvo encerrado en el aseo de un bar de Sant Antoni con una niña de 5 años. Así fue el turno de última palabra de José L.A., juzgado ayer en Ibiza como autor de un delito de abuso sexual a una menor. Tras más de cuatro horas de vista en las que se escucharon testimonios escabrosos, el presidente del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial dejó el caso visto para sentencia.

La vista oral se celebró después de que el acusado rechazase un acuerdo de conformidad que recogía una pena de 4 años y un día de prisión. La Fiscalía mantuvo su petición de 6 años de cárcel y 12.000 euros en concepto de responsabilidad civil. A la pena de prisión por el delito de abuso sexual con ánimo libidinoso sumó la petición de libertad vigilada durante 7 años y realización de un cursillo de reeducación. Las dos acusaciones se adhirieron a la petición de la Fiscalía, que incluía el agravante de abuso de confianza.

Por su parte, la letrada de la defensa reconoció los hechos como abuso sexual, no agresión «porque no hubo penetración», y abogó por una pena de 18 meses de cárcel al apreciar las atenuantes de actuar bajo los efectos del alcohol y reperación del daño, ya que el acusado ha consignado la cantidad de 6.000 euros.

Los hechos juzgados ocurrieron el 27 de julio de 2020.

Abusos dentro de un baño
Ayer, el acusado, de origen paraguayo, alegó no recordar qué pasó en el intervalo de tiempo que estuvo encerrado en el aseo con la hija de su amiga. «Había tomado 10 ó 12 ceverzas en casa y luego me tomé tres jarras en el bar». «Fui al baño con la niña; estaba mareado pero bien, y no recuerdo si cerré con pestillo. Lo primero que recuerdo es a la Guardia Civil en mi casa». La pareja del acusado explicó que la patrulla acudió a su casa alertada por su suegra porque al llegar y explicarle lo sucedido mantuvieron una fuerte discusión. «Estaba como ido. Nunca lo había visto tan mal, tirando las cosas», abundó la madre del acusado.

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Por su parte, la madre de la víctima explicó que había dejado a su hija a cargo de la pareja de amigos para que la llevasen a la piscina y luego verse en el bar. «Al llegar, la camarera me llamó y me dijo que no dejase nunca a la pequeña sola en los baños. Toque hasta tres veces en la puerta. Oía a mi hija llorar. Al final abrió y estaba allí desnuda. José estaba con los pantalones desabrochados, sin camiseta y sin los zapatos. Le pregunté qué había hecho y él movió la cabeza. Al salir le dije a su pareja que iba a denunciarle. Camino de Can Misses mi hija me relató que José le había hecho daño, le había quitado la ropa, tocado las tetitas y que intentó meterle la churrita». Previamente, la pequeña había contado lo sucedido a la amiga que les llevó al cuartel de Ses Païsses.

El encausado fue detenido una semana después de los hechos. La pequeña sufre secuelas.

Los peritos forense dan credibilidad a la niña pero descartan la penetración

Durante la vista el tribunal visionó la entrevista realizada por la psicóloga a la pequeña de 5 años. Posteriormente, la sala escuchó el testimonio de la psicóloga, la pediatra y la ginecóloga que atendieron el caso.

La psicóloga aseguró que en base al analisis de credibilidad, el relato de la niña «era creíble. No había motivos para ponerlo en duda. La niña está incómoda al hablar del tema y busca evitarlo. Le provoca vergüenza y hay un malestar psicológico».

Las otras especialistas advirtieron que la vulva de la pequeña estaba «más dilatada de lo normal» y que «tenía una leve irritación, pero el himen lo tenía intacto. No hubo penetración»